VALÈNCIA (EP). La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español para 2021, desde el 6,3% hasta el 5,1%, pero ha elevado sus estimaciones para 2022, desde el 5,8% hasta el 6%.
La revisión a la baja este año obedece, principalmente, al impacto de la escalada de precios de la energía y a la escasez de componentes y materias primas en todo el mundo, que resta aproximadamente la mitad de la corrección de 1,2 puntos para este año.
Así, Funcas ha anticipado que el encarecimiento de la electricidad y otros productos energéticos, unido a los cuellos de botella de suministros como los semiconductores, los metales y los minerales, seguirán presionando la inflación.
Además, la rebaja de las previsiones de crecimiento para este año se debe al "inesperado" ajuste a la baja por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) del cálculo de crecimiento de PIB del segundo trimestre del año, que pasó del 2,8% estimado inicialmente al 1,1%, según ha explicado el director general de Funcas, Carlos Ocaña, en rueda de prensa para presentar las previsiones económicas para España en el periodo 2021-2022.
En cuanto a la previsión de 2022, que se eleva dos décimas, el director general de Funcas ha explicado que se espera un "gradual" regreso a los niveles de actividad previos a la pandemia, aunque ha avisado de que esta estimación dependerá de que se cumplan las expectativas de que la inflación se moderará en la primavera del próximo año.
Funcas se suma así a otras entidades, como el Consejo General de Economistas, Caixabank Research o BBVA Research, que en las últimas semanas han anunciado la rebaja de sus previsiones de crecimiento no solo para 2021, sino también de cara al próximo año, debido, sobre todo, al retraso de la ejecución de los fondos europeos.
Además, organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya han rebajado o adelantado un reducción "significativa" del crecimiento esperado para España.
Todo ello contrasta con el escenario macroeconómico del Gobierno incluido en los Presupuestos Generales del Estado de 2022, que sitúa el alza del PIB en el 6,5% en 2021 y en el 7% en 2022. Sobre las mismas, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha defendido que las previsiones macroeconómicas del Ejecutivo están marcadas por la "prudencia".
De cara a 2021, Funcas también destaca el menor crecimiento previsto del consumo privado de los hogares por el impacto de la subida de los precios. "Su renta disponible se estancará en términos reales frente al incremento del 1,7% esperado en julio", ha anticipado la entidad.
De igual forma, la actividad empresarial acusará el alza de los costes de producción, moderándose el crecimiento de la inversión. Por el contrario, el consumo público es el principal agregado de la demanda interna revisado al alza, reflejo de la evolución del gasto de las administraciones en personal.
De su lado, la contribución del sector exterior será de cuatro décimas, frente a las tres previstas en julio, debido a que el buen comportamiento de las exportaciones compensará la pérdida de vigor de la economía mundial.
En general, Funcas apunta a que los indicadores disponibles del tercer trimestre apuntan, en general, a un importante repunte del crecimiento y permitirán compensar el débil comportamiento de la economía entre abril y junio, sobre todo, por un rebote del turismo más vigoroso de lo estimado.
La mejora de la economía se percibirá en el mercado laboral y, en términos EPA, el número de ocupados podría alcanzar el nivel precrisis a finales de 2022, tras un incremento del 4,9% en 2021 y del 2% en 2022 en términos de contabilidad nacional, según las previsiones de Funcas.
Sin embargo, la tasa de paro será del 14,6%, aún lejos del nivel prepandemia. La previsión incluye el riesgo de desempleo e inactividad de los más de 200.000 trabajadores todavía en ERTE.
A pesar de que la recuperación también incidirá en el saldo presupuestario, el déficit público será del 6% en 2022, un desvío de un punto respecto al proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022, mientras que la deuda pública se situará en cotas próximas al 117% del PIB.
Como riesgos principales para la recuperación, Funcas advierte de que el ciclo alcista de costes podría ser más persistente de lo previsto y, de durar más allá de la primavera próxima, los hogares y las empresas se enfrentarían a recortes de poder adquisitivo que restarían vigor a la demanda. La inflación alcanzaría el 2,9% en 2022 (siete décimas más que en el escenario central), frenando el rebote de la demanda interna, y el crecimiento del PIB se recortaría hasta el 5,5% (medio punto menos).
Además, en ese hipotético escenario de presiones inflacionarias más persistentes, el BCE podría endurecer las condiciones monetarias, lo que se reflejaría en los costes financieros para las administraciones y los sectores más endeudados. Si bien no tiene por qué afectar a la recuperación de la economía, la "normalización", incluso gradual, de la política monetaria sí pondrá a prueba la política económica española y su capacidad para hacer reformas y crear un entorno propicio a la inversión, aprovechando los fondos europeos.