ESCAPADAS HEDONISTAS

Granada para quitarse las penas post-vacaciones

Un nuevo hotel, una de las mejores ensaladillas rusas del país, arte flamenco... o todo lo que te espera en una escapada a la ciudad andaluza para superar la vuelta a la rutina.

| 08/09/2023 | 5 min, 42 seg

¿Te has sacudido ya la arena de la playa? ¿Te ha tocado volver a enfundarte el traje y la corbata? Ay, el fin de las vacaciones. ¿Puede que este año esté costando más que ninguno? Con todo el mundo con el que hablo, confiesa que en estas vacaciones ha desconectado como en pocas. Quizás tras unos años convulsos lo necesitábamos más que nunca. Y claro, volver a conectar con nuestra vorágine personal, se hace un poquito cuesta arriba.

Y, ¿cómo curamos las penas en esta casa? Con lo que mejor se nos da, disfrutando de la vida y dándonos al hedonismo. Y viajando, obvio. Así que nos vamos a una ciudad mágica como pocas, una reina del sur a la que siempre queremos volver, Granada. No te vamos a decir que tienes que volver a recorrer la Alhambra, que subas al Albaicín a disfrutar de las vistas o que te pierdas por el Sacromonte y reserves en una cueva con flamenco. Eso ya te lo sabes al dedillo.

Así que aprovechando que la ciudad estrena nuevo hotelazo, vamos a recordar un poquito los mandamientos, gastronómicos, por las que puede-y debe- convertirse en tu primera escapada post verano. El primero es muy sencillo, amarás al Bar FM por encima de todas las cosas. Este bar, que más que un bar es un templo del producto, es sencillamente un lugar que reparte felicidad en las afueras de Granada, de la mano de Francisco Martínez y Rosa Macías. Y la reparten con lo mejor del mar, a modo de quisquillas y cigalas de Motril, concha fina, puntillitas a la plancha que quitan el sentío, un pulpo seco que no tiene nada que envidiar al de Dénia... y una ensaladilla rusa que por sí sola justifica la visita. La hacen al estilo granadino, con patatas, zanahoria, mayonesa y gambas.


El tapeo en tabernas de siempre es otra de las señas de identidad de Granada y algo a lo que todos son fieles. Así que La Tana es otra de esas a las que ir sí o sí. Aquí irás por los vinos. Jesús y Luisa González Martín tienen la friolera de más de 500 referencias de vino. Y aunque parezca que lleva en pie cientos de años, la realidad es que abrió renovada en 1993. Sus padres la inauguraron y ellos recogieron el testigo, convirtiéndola en paraíso, al que ir a beber y comer. Salmorejo con sardinas, embutidos, quesos, morcilla picante con pimiento morrón...

Que nos gusta el producto y la sencillez, pero también la cocina más creativa. Para eso hay dos sitios. Uno es el María de la O, de Chechu González que funciona con carta y dos menús degustación. En ambas opciones se incluyen pases como un escabeche de maíz, aguacate, coco y encurtidos, un puchero de hinojos a la granadina con papada de ibérico, un guiso de sepia con habas de la Vega de Granada o su fantástico cabracho en media fritura y pilpil.

El otro, Faralá. Bajo el mando de Juan Pedro Ortiz, es de esos que puede que próximamente sea el primer estrella de la ciudad. Por creatividad y concepto. Y por su forma de trabajo, con tres menús degustación, que cogiendo la tradición granadina, la traen a nuestro tiempo. Y eso se ve en el remojón granadino que reinterpretan en forma de aperitivo, en la quisquilla con gazpachuelo y algas o en la tortilla Sacromonte. Ah, y tienen un tablao flamenco en la parte baja por si te animas.

Y si te quedas con ganas de algo dulce, lo mejor es acercarte a una de las pastelerías emblemáticas de la ciudad, Casa Pasteles Albayzín, con más de 90 años a sus espaldas, para llevarte de allí unos piononos o su famosa leche merengada helada.

Que se come de cine y que la cultura se vive de primera mano, nadie lo duda. Y que va a darle vidilla al lujo cuando viajamos, va a ser una nueva constante. ¿El 'culpable'? El nuevo y primer cinco estrellas Gran Lujo de la ciudad, Seda Club Hotel. Lleva abierto desde febrero y desde entonces, ha conseguido hacerse un hueco en una ciudad por varias razones. La primera es porque se trata del desembarco de Hidden Away Hotels, un sello independiente que coge espacios con historia y los devuelve a la vida en forma de hotel de lujo, como ya hicieron en Madrid con el Gran Hotel Inglés o el hotel Gravina 51 de Sevilla.


En Granada han conseguido integrar la propiedad haciendo un homenaje a la Ruta de la Seda, en la que ya sabemos que la ciudad jugó un papel importante, ya que desde allí salía la mayor parte de la seda producida en el país. Y lo ha hecho en un edificio icónico, el de Los Guerrilleros, que han restaurado, manteniendo su fachada rosa. Dentro, el epítome del lujo. Con un diseño firmado por el neoyorquino Rockwell Group (autores por ejemplo, de los Nobu de todo el mundo) el hotel vuelve al mundo contemporáneo. Y lo hace a través de materiales como el terciopelo, las maderas o el mármol, que se cuelan desde en el lobby y espacios comunes (tienen hasta un clandestino al que se accede a través de una puerta falsa en la biblioteca), hasta en sus 21 habitaciones, algunas incluso con vistas a la maravillosa plaza de la Trinidad.

¿Más cosas? Su restaurante, donde el producto andaluz es protagonista de una carta corta, pero concisa. No me perdería las quisquillas de Motril en tiradito con vinagreta de yuzu, el Gallo Pedro frito con aceite de ajos y alcaparras o el rabo de toro al estilo Marco Polo. También una piscina interior de hidromasaje, para relajarse y quitarse el día de encima y una azotea con vistas a la Catedral, donde tomarse un 'Medias de Seda Club', el trago insignia del hotel, en el que unen ron blanco, leche condensada y evaporada, granadina (estamos en Granada, je), canela y cereza, para rematar con un barquillo. Y valga la redundancia, no se nos ocurre mejor lugar y forma, para rematar un día de vuelta a la ciudad con más duende de España.

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