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el interior de las cosas / OPINIÓN

La hojarasca implacable

6/11/2023 - 

Despertamos a las seis y media, a las siete nos organizamos para ir a pasear por el Parque Ribalta, amaneciendo pronto y con el viento calmado. Los colores del otoño han embellecido este gran espacio verde de Castelló. Pancho goza con estos paseos de temperatura fresca. Mi perro, viejito, corretea por el parque en plena libertad. Le gusta el sonido que provoca chafar y perseguir las hojas secas que caen de los árboles. Pero, cuando llegamos al Obelisco, o al Templete, debemos detenernos y descansar. Sentada en uno de los bellísimos bancos de piedra y cerámica, miro los primeros remolinos de hojas secas, marrones, amarillas… el viento regresa. Pancho debe pensar que alguien nos persigue porque enloquece intentando controlar las hojas en movimiento.

El otoño suele transportarme a Madrid, a mi cuidad de origen, a la ribera del Manzanares, con sus enormes árboles amarillos, aquellos paseos de barrio, junto al río de Virgen del Puerto, en los meses de octubre y noviembre. Y, en esta caja de los recuerdos, el Retiro atrapa mis sueños, ese bellísimo parque madrileño que visitábamos los domingos junto a mi padre, aquellos barquillos exquisitos que comprábamos en las paradas dominicales,  con Nicanor tocando el Tambor… aquellas montañas de hojas amarillas en las que nos revolcábamos mientras mi padre nos hacía fotos, miles de fotos.

El otoño suele transportarme también a Morella, mi ciudad de permanencia, a La Alameda y sus contrastes vegetales, a esos bolets de rosà que me enseñó a recoger mi amiga Montse, unas pequeñas setas negras que estaban increíbles en los revueltos de huevos rotos. La Alameda proporcionaba en octubre y noviembre los mejores atardeceres del año. Y comenzaban a soplar los fuertes vientos del norte.

Hannes Wallrafen
El otoño nos está dejando aires difíciles, como el título del maravilloso libro de Almudena Grandes, con un poniente y levante contundentes. Con aires que nos afectan, entumecen, que nos alteran. Son vientos insoportables y agresivos, con la fuerza precisa para arrastrar todo a su paso. Como sucede con la hojarasca, que empuja montones de hojas secas, dispersándolas por todos los rincones. Hojas que vuelan, que son remolinos giratorios, inquietantes, confusos, que nos atrapan.

…Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de otros pueblos… La hojarasca era implacable. Todo lo contaminaba de su revuelto olor multitudinario, olor de secreción a flor de piel y recóndita muerte… La Hojarasca, ese pequeño y maravilloso libro de Gabriel Garcia Márquez, el punto de partida anímico de Macondo, y de Cien años de soledad, recuerda lo que nos está pasando en este maldito mundo. Un hojarasca sin control nos está intimidando, con el claro objetivo de arrasarnos.

El otoño nos está dejando una hojarasca maldita, que se lleva todo por delante, con una derecha y su ultraderecha capaces de atentar contra el sistema, contra la democracia. Tanto el PP como Vox están alentando acciones intimidatorias y agresivas contra los partidos de izquierda. El señor Feijóo debería medir la situación, este momento que asemeja el previo de un golpe de estado. Porque la hojarasca está arrastrando hacia nosotros la podredumbre y putrefacción de tipos como Aznar, como Abascal, Díaz Ayuso, Mazón… Son políticos pretenciosos que no saben perder. Es lo mismo que escribiera García Márquez en sus libros, aquello que huele a podrido, a mentira, a prepotencia, capaz de arrasar con todo. Estamos sufriendo la peor hojarasca.

Amber Bracken
El otoño está siendo de mierda. El mundo está loco. Nuestro pequeño país mediterráneo empieza a sufrir también los síntomas de esta locura e ignominia. Este remolino de falsas políticas pretende arrastrarnos al abismo, a la crispación y confrontación de una sociedad que, a pesar de todo, sigue avanzando, luchando cada día por la supervivencia individual y colectiva. Qué vergonzoso fue lo de ayer en las Torres de Serranos de València, qué locas y locos gritando por un país que no es real, que solo existe en sus cabezas y en sus ambiciones.

Ayer, mi vecina cocinó una Olleta de La Plana. Madrugó para que cociera a fuego lento, para llenar de ese aroma los patios interiores de nuestras casas. Fue desengrasando el caldo con la espumadera, fue añadiendo la verduras, las legumbres. Y como homenaje al cocido madrileño que tanto nos gusta, hirvió una col, la escurrió bien escurrida y se rehogó en una sartén, con ajos y pimentón dulce de La Vera, para acompañar la olla castellonense. Mi aportación fue, otra vez, las berenjenas palestinas quemadas a fuego, con su pasta de sésamo tostado, limón, especias árabes, los cominos y un buen chorro de aceite de oliva virgen.

Comimos con tristeza. Nos duele mucho Gaza y Cisjordania y no soportamos ese relato que crucifica a quienes deseamos detener el genocidio, que nos acusa de ser terroristas. Es tremendo, porque la razón no puede escaparse de semejante matanza contra la población civil. Pero Israel es lo que es, un estado mundial obsesionado con eliminar al pueblo palestino, aunque cada vez hay más ciudadanía israelí que está clamando el fin de tanta barbarie. Israel, EEUU y una vergonzosa comunidad internacional.

Y ya no es solamente Gaza, porque la presión sobre Cisjordania ya está provocando la muerte y una violencia extrema por parte de los miles y miles de colonos que Israel ha permitido ocupar los territorios palestinos desde hace décadas. Es demoledor. Y nadie hace nada. El silencio internacional es atronador, asfixiante.

A.P. La Plataforma de Mujeres Artistas por la Paz y contra la Violencia de Género, en el muro israelí de los territorios ocupados, en Belén.

El martes, día 7 de noviembre, la Plataforma de Mujeres Artistas por la Paz y contra la Violencia de Género, junto a la Asociación Hispano Palestina Jerusalén, presentamos ante la Embajada de Palestina en Madrid un Manifiesto del mundo de la cultura, el periodismo y las artes, condenando la masacre de Gaza y la inacción nacional e internacional contra el genocidio del pueblo palestino, exigiendo un alto el fuego, denunciando la arbitrariedad de Israel, la dictadura y represión de Netanyahu. 

El manifiesto ha sido firmado por más de 300 artistas, periodistas y gente de la cultura y será presentado por una treintena de los mismos para exigir:

  • Un alto al fuego inmediato
  • Apertura urgente de corredores humanitarios
  • Pedir al gobierno español que actúe para que sean sancionadas todas las violaciones de los Derechos Humanos.
  • Rechazar cualquier desplazamiento forzado de la población palestina.
  • Pedimos que cesen inmediatamente los ataques de los colonos en los Territorios ocupados de Cisjordania.
  • Denunciamos los asesinatos en Palestina, que en los últimos meses se estaban dando de forma alarmante, con el silencio internacional y mediático.

Entre los/as firmantes de este manifiesto y quienes acudirán a presentarlo están entre otros/as:

Marisa Paredes, Miguel Ríos, Juan Diego Botto. Cristina del Valle. Rozalen. Emma Suarez. Amparo Sánchez Amparanoia. Sergi López. Montxo Armendariz. Ismael Serrano. Nacho Campillo. Ana Fernández. Armando del Rio. Beatriz Rico. Bruna Cusi Echaniz. Carlos Marqués Marcet.  Carmen Paris. Lola Bañón. Amparo Panadero. Farah Hamed. Itziar Ituño, Antonio Ipiña Garcia (Tontxu). Lucía Alvarez. Luis Pascual Sánchez. Luis Pastor. María Vázquez- Marta Nebot Sánchez, Marwan, Mina el Hammani- Nuria Prims Martinez, Oriol Pla Solina, Pilar Ordoñez. Pilar Castro.  Vicky Luna. Abdel Hamid Krim, Abdelali. El Aziz Larbi. Abdelmoutalib Driyaf. María Elias. Kiti Mánver. Abedlatif Hwider, Africa Gozalbes, Aitor Merino, Albert Artiaga Martinez. Cristina Narea. Claudia Gravi. Esmeralda Grao. Ana Curra. Ana Villa. Judith Mateo. Mercedes Lezcano. Amparo Climent. Andrea Guardiola. María Luisa San José. Marina Rosell. Marisa Tejada. Paloma Suarez…. Hasta más de 300 firmas.

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