VALÈNCIA. La industria del automóvil en la Comunitat Valenciana confía en la posición, el trabajo y la competitividad de la planta de Ford Almussafes para hacerse con los modelos eléctricos que la multinacional lanzará al mercado en su dura batalla con la factoría de Saarlouis. El acuerdo sellado entre UGT Ford y la dirección europea para optar a la electrificación todavía no ha trascendido, pero el apoyo de la Generalitat Valenciana, a través de un plan económico confidencial, ha dado cierta tranquilidad al sector. Y todo ello en medio de la presión de los sindicatos alemanes, que también están dando la batalla para que su fábrica sea la escogida para la nueva carga de trabajo.
En cualquier caso, en la automoción valenciana hay esperanzas en el potencial de la planta valenciana y confían en la fortaleza y resistencia que ya ha demostrado en momentos complicados. "Estamos bien posicionados y la planta es muy competitiva. La paz laboral está muy consolidada y se confía en lo que se está haciendo", señalan fuentes del Clúster de la Automoción de la Comunitat Valenciana (AVIA).
El respaldo de la Generalitat Valenciana, con un plan de apoyo público remitido a la compañía para garantizar la continuidad de la factoría, también ha relajado los ánimos. Precisamente AVIA pedía hace unas semanas un apoyo "unánime y firme" de la administración hacia el sector, un paso que consideran que ya se ha producido. "Sabemos que está todo el mundo trabajando en esto y somos conscientes del apoyo institucional. La planta está muy preparada y se han hecho fuertes inversiones", señalan desde el Clúster valenciano, que destaca el esfuerzo de toda la industria por la innovación y su adaptación a las nuevas formas de movilidad. "La industria valenciana está impulsando su electrificación y muy alineada en este sentido", resaltan.
Además, recuerdan que, tras llegar a un acuerdo, ahora la pelota está en el tejado de Ford, que decidirá a finales de junio la fábrica a la que adjudicará los nuevos coches eléctricos. La que pierda la pugna tendrá serias dificultades de viabilidad, porque ambas plantas precisan nueva carga de trabajo. Saarlouis porque en tres años dejará de producir el único modelo que tiene, el Focus, y Almussafes porque en 2024 se habrá quedado sin cuatro de los cinco modelos que ahora fabrica y solo tendrá el Kuga.
Aunque durante esta semana el silencio ha reinado en Almussafes, UGT ya ha dejado claro que la próxima semana dará a conocer los detalles del plan de ajuste que acordó con la dirección europea el pasado jueves 27 de enero, fecha tope que dio Ford a la factoría valenciana y a la de Saarlouis para que le presentaran sus propuestas de recortes. "Vamos a dirigirnos de nuevo a la dirección de Ford en Almussafes para que convoque esta próxima semana a la Comisión Negociadora con el claro objetivo de compartir el acuerdo con el resto del Comité de Empresa y poder alcanzar la mayor unidad posible, tal y como está sucediendo en otros en lugares", explicaba UGT en un comunicado este viernes.
En caso de que esa convocatoria no se produzca, harán público el plan de ajustes pactado al resto de sindicatos en la factoría -CCOO, CGT y STM- y a la totalidad de la plantilla, "con la intención de recabar el máximo apoyo posible y continuar con un clima de estabilidad en la fábrica a la espera de la toma de decisión desde Detroit". Y es que durante este tiempo han permanecido callados para no dar ventaja a su adversario sobre lo que se está dispuesto a conceder desde las instalaciones valencianas. Y más teniendo en cuenta que los sindicatos alemanes tampoco han soltado prenda.
En rueda de prensa este pasado miércoles, representantes del sindicato IG Metall, el mayoritario en Alemania en el sector del metal, y de los Comité de Empresa de las tres plantas de Ford en Alemania lanzaban un rotundo mensaje tras una gran pancarta roja bajo el lema 'Solidaridad en la ofensiva': van todos a una. Eso sí, sobre los detalles de su oferta no concretaban nada por confidencialidad aunque dejaban claro que su plan de ajustes afectaría a los cerca de 20.000 trabajadores de Ford Alemania en sus tres plantas en el país: dos en Colonia y la de Saarlouis. Una decisión meditada para recortar la ventaja que consideraban que tenía Almussafes sobre Saarlouis.
Así lo admitía, de hecho, hace unos meses Martin Henning, presidente del Comité de Empresa de Ford en Alemania en una carta remitida a los trabajadores. "Nos han dicho con bastante claridad que Valencia tiene ventajas significativas sobre nuestra planta de Saarlouis, especialmente en términos de costes de personal. Esta es una de las razones por la que nos hemos unido con los Comités de Empresa de las otras plantas en Alemania", aseguraba.
"Estamos todos los compañeros de Alemania juntos para salvar Saarlouis. Hemos informado a la dirección europea de que en Alemania vamos juntos a competir. Saarlouis por sí sola no tendrá ninguna oportunidad en esta competencia desigual y solo podremos lograrlo si trabajamos juntos", señalaba el pasado mes de diciembre. Pero, pese a esta presión y aunque existe cierta inquietud, la automoción valenciana tiene confianza en la planta valenciana y sus posibilidades.
Para dar una imagen similar de cohesión, UGT pide apoyos al resto de sindicatos. Su voluntad es ir también todo el Comité de Empresa unido para demostrar a Europa que existe cohesión en la fábrica. En caso contrario, están dispuestos a pelear solos y conseguir en solitario el apoyo de la plantilla, de la que cuentan con el 95% de afiliación. De hecho, CCOO, CGT y STM avanzaron hace unos días que rechazarían cualquier oferta que incluyera rebajas salariales y que supusiera recortes en la planta. Los detalles se conocerán esta semana, pero la propuesta que llevó UGT a Colonia pasaba por una contención salarial y medidas de flexibilidad.
Una ausencia de unidad podría perjudicar a la planta valenciana a nivel de imagen y más después de la exhibición de unidad de los sindicatos alemanes para luchar por su factoría. "Es de vital importancia que el acuerdo alcanzado en la sede de Ford Europa cuente con el máximo apoyo por parte de todos, transmitiendo un mensaje de solidez y estabilidad a la dirección de la compañía con el objetivo de no dejar margen a ninguna duda a la hora de apostar por invertir en la electrificación de Almussafes", subrayaba UGT este viernes.
No obstante, la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval) pedía esta semana a la Administración Valenciana "con carácter urgente" una mayor apuesta por el parque industrial asociado a la factoría. Y es que son cerca de 25.000 empleos los que están en juego, tanto de grandes empresas como pymes con dependencia de la factoría, con una facturación cercana a los 12.200 millones de euros y que suponen el 18% del PIB industrial valenciano.
Así, en un comunicado, el presidente de la patronal del metal en la Comunitat, Vicente Lafuente, reclamaba un plan de apoyo a la industria porque, a su juicio, estas empresas proveedoras no pueden jugarse su futuro "a una sola carta" y "a diferencia de la Ford, no cuentan con políticas de apoyo, de la misma intensidad, por parte del Consell justo en un momento en el que la situación económica es igual de difícil para todos".
Aunque destacaba el esfuerzo del Consell para respaldar la fábrica de Ford en Almussafes, a la que ha destinado 100 millones de euros en ayudas en los últimos diez años, consideraba que ante las incertezas que existen "es el momento de mimar y apostar por la industria auxiliar", pero sin dejar de lado al buque insignia de la automoción valenciana.
Quedan todavía cinco meses para saber la decisión final de Ford y conocer si Almussafes ganará la batalla, pero lo que está claro es que el sector encara un horizonte de incertidumbre. En la factoría valenciana la sensación es similar, pero, aunque han guardado silencio sobre sus planes, subrayan que van a luchar como lo han hecho hasta ahora para conseguir la electrificación. Esta semana se desvelará lo que están dispuestos a asumir. Ahora falta saber si se conseguirá el respaldo del resto de sindicatos para lanzar el mismo mensaje de cohesión y unión que su competencia.