El volumen de transacciones en 'crowfunding' en España en 2015 era de casi 30 millones de euros frente a los más de 100 de 2017
VALÈNCIA. El crowdsourcing ha irrumpido con fuerza a nivel mundial como un nuevo movimiento social donde las masas de usuarios -a través de plataformas de internet- se unen para de manera colaborativa transmitir, compartir ideas, y lograr objetivos comunes. Véase como ejemplo los exitosos casos de las redes sociales Facebook, Telegram o Instagram, entre otras. Sin duda, la gran ventaja de Internet es la ruptura de barreras temporales y espacios para unir voluntades individuales y convertirlas en grandes tendencias capaces de originar grandes cambios.
El objetivo más importante en la economía actual es conseguir un mundo más justo y sostenible, valores que cada vez tienen más presente el conjunto de la sociedad. Una parte de la sostenibilidad es el cuidado del medio ambiente que heredarán las generaciones futuras (Naciones Unidas, 2015), el otro, terminar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia y conseguir una sociedad más equitativa y justa.
En esta línea es importante la afirmación de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (WCED), 1987, pág. 7: "Lo que se necesita ahora es una nueva era de crecimiento económico: un crecimiento enérgico, pero al mismo tiempo sostenible social y ambientalmente". Más detalladamente se define sostenibilidad en 17 objetivos: No pobreza, hambre cero, buena salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua y saneamiento, energía asequible y limpia, trabajo decente y crecimiento económico, industria innovación e infraestructura, reducción de desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, consumo y producciones, acción climática, vida debajo del agua, vida en la tierra, paz, justicia e instituciones sólidas y asociaciones de personas para cumplir objetivos.
Las instituciones europeas también están abordando ambiciosos planteamientos al respecto. Uno de los principales desafíos que enfrenta hoy en día el mundo es el calentamiento global, para lo cual la Comisión Europea ha desarrollado un ambicioso plan de transición energética, con el objetivo de que en el año 2050 las emisiones contaminantes se hayan reducido en un 85%. También existe un incipiente pero firme y claro apoyo hacia las empresas sociales (Social Economy Europe 2019). Son aquellas que comparten principios, valores y características, tales como la primacía de la persona y del objeto social sobre el capital, una gobernanza democrática o la reinversión de la mayoría de los excedentes/ beneficios que se destinan a objetivos de desarrollo sostenible, de interés para los miembros y al interés general.
Sin embargo, y pese a ello, el principal problema de los nuevos proyectos sostenibles -tanto sociales como medioambientales- son las fuentes de financiación; en especial cuando se tratan de iniciativas locales, de pequeña dimensión, o bien porque los nuevos proyectos se apoyan en iniciativas demasiado disruptivas que implican importantes dosis de incertidumbre y riesgo.
El crowdfunding ha experimentado un fuerte crecimiento en todo el mundo. Según el portal de análisis de datos statista.com, el volumen de dinero que movió el crowdfunding en todo el mundo pasó de 2,7 billones de dólares en 2012 a 34 billones en 2015, lo que representó un crecimiento anual del 132,65% acumulativo. España no ha sido ajena a esta revolución; según el informe elaborado por Universo Crowdfunding, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, en España, en el año 2015 el volumen de transacciones representaba sólo 29,8 millones de euros, pero a partir de esa fecha éste ha experimentado un fuerte crecimiento, pasando a 73,2 millones en 2016 y 101,7 millones en 2017.
Las plataformas de préstamos son las que más han recaudado (35.916.516 €), seguidas de las plataformas de inversión (23.196.229 €), inmobiliario (23.148.200 €), recompensas (11.581.603 €) y donación (7.808.736 €). El crowdfunding de lending más el de préstamos ha supuesto el 60% del dinero recaudado, mientras que las plataformas que más han aumentado en este periodo, un 86,9%, han sido las de donaciones. Tras el análisis se comprueba que en España, en línea con estudios previos, la sostenibilidad es un fenómeno que recorre transversalmente todas las tipologías de plataformas, representando un porcentaje muy importante de todas ellas (45%).
El crowdfunding sostenible en España todavía constituye un fenómeno muy joven. Aunque las plataformas no lucrativas, donaciones y recompensa, datan de 2009-2010, las lucrativas datan sólo de 2013-2014, incluso algunas de 2016 como Colectual o E-Crowd. En la vertiente de equity se encuentran plataformas como Capital Cell, dedicada a la Salud y Biotecnología, da la oportunidad a las empresas de base biotecnológica a continuar su I+D para llegar al mercado. La Bolsa Social, selecciona proyectos de empresas que tengan un buen modelo de negocio, potencial de crecimiento e impacto social o medioambiental positivo y acreditable y, finalmente, Privalore es la primera promotora inmobiliaria de ámbito nacional que permite invertir de forma online en la reforma integral de pisos, con el reto de construir entornos saludables y sostenibles para beneficiar a todos.
En la tipología de lending, Colectual, a través de la elaboración de un ranking ético, pone en contacto a pymes con necesidades de financiación e inversores particulares que quieren obtener mejor rentabilidad por sus ahorros. ECrowd, financia proyectos de inversión en nuevas tecnologías comprobadas con el fin de que sustituyan a otras tecnologías antiguas y menos eficientes. Finalmente, Microwd ayuda, gracias a la inversión de particulares, a romper el círculo de la pobreza en Nicaragua y Perú.
Las importantísimas tasas de crecimiento que han experimentado en 2018, del 200% en lending y del 30% en equity, auguran un importante papel de las mismas en el fomento de la actividad empresarial y económica. Todo ello a través de 'la inteligencia social', que además de buscar un retorno económico incluye diferentes tendencias emocionales que dan respuesta a variadas demandas sociales.
Este rápido crecimiento del crowdfunding sostenible resalta las deficiencias de un sistema de financiación arcaico y conservador, reacio a apoyar con suficientes medios económicos tanto a proyectos económicos, basados en nuevas tecnologías innovadoras, como a proyectos sociales, que permitan la transición hacia un nuevo modelo económico basado en la sostenibilidad del entorno más próximo al inversor.
Gracia Rubio es profesora contratada doctora de la Universidad Complutense de Madrid