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LOS JÓVENES QUE ABANDONAN SUS ESTUDIOS DE FORMA TEMPRANA CAEN A LA MITAD EN DIEZ AÑOS

De los 'millennials' a la generación Z: radiografía del abandono escolar en la Comunitat Valenciana

7/03/2022 - 

VALÈNCIA. Hace más de una década, cuando los ecos de la crisis financiera apenas habían comenzado a resonar en España, el porcentaje de jóvenes que no seguía sus estudios tras la educación secundaria superaba siempre el 30 %. Ese era el contexto en el que habían completado su formación las primeras hornadas de ‘millennials’ valencianos, que entonces tenían entre 12 y 27 años y todavía podían ver en el empleo poco cualificado de sectores como la construcción una ventana al mundo laboral. Sin embargo, tras el desplome de la economía y el impulso de la tecnología o de la Formación Profesional, la Comunitat cerró este 2021 con una nueva generación, la Z, llevando el abandono temprano de la educación por debajo del 13 % en medio de otra crisis.

Los datos, proporcionados hace unos días por el Ministerio de Educación en base a un análisis de la Encuesta de Población Activa (EPA), demuestran así la caída pronunciada de este indicador en poco más de una década, un tiempo en el que la autonomía valenciana ha logrado situar su registro por debajo de la media estatal. A nivel europeo, no obstante, España sigue a la cola en cuanto al abandono escolar temprano, ya que solo Malta posee un porcentaje mayor de jóvenes de entre 18 y 24 años sin estudios más allá de la ESO. De hecho, ni a nivel valenciano ni nacional se ha superado aún el objetivo del 10 % que la Unión Europea se marcó para 2020, aunque en el caso de nuestro país, dado su alto punto de partida, la UE relajó el listón hasta el 15 %.

“Lo que uno valora a la hora de seguir estudiando o no es qué alternativas tiene”, asegura el investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) Lorenzo Serrano. El también catedrático de la Universitat de València sostiene que las elevadísimas tasas de abandono que había en España tenían que ver, principalmente, “con la expansión de la burbuja inmobiliaria” y la gran demanda de “trabajadores hombres que, sin tener una gran cualificación, podían trabajar y obtener sueldos muy altos”. Así pues, tanto las consecuencias de la crisis como una mayor concienciación educativa llevaron a los ‘millennials’ a reducir progresivamente el registro que, en 2016, cuando los jóvenes de esta generación tenían entre 20 y 35 años, ya había disminuido hasta situarse en torno al 20 %.

Esta tendencia a la baja de nuevo volvió a acelerarse el año pasado, después de que en la mayor parte de 2020 “ni siquiera se pudiera salir a buscar trabajo” y se potenciara como alternativa “la formación de tipo no presencial, que siempre facilita las cosas”, según apunta Serrano. En 2021, el primer ejercicio en el que todos los jóvenes que aparecen en la estadística de abandono escolar temprano pertenecen a la generación Z, este indicador se encontraba en el 12,8 % tras reducirse en casi 3 puntos respecto al ejercicio anterior. Desde que existen registros, es la primera vez que la Comunitat Valenciana presenta un dato inferior al 15 %.

Pero más allá de las dificultades para acceder al mercado laboral en tiempos de crisis, si el abandono educativo valenciano se ha desplomado a la mitad en la última década es también por factores estructurales. Los cambios tecnológicos y la revolución digital, por ejemplo, hacen que la formación sea cada vez más necesaria y empuje a los jóvenes a estudiar. Además, las políticas en materia formativa son igualmente relevantes, y en los últimos años se ha visto un desarrollo de la Formación Profesional (FP) que habría contribuido también a mejorar los indicadores. En 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, había algo más de 25.000 alumnos valencianos matriculados en titulaciones de Grado Superior de FP, y solo cuatro años más tarde el número ya había crecido hasta superar los 40.000 estudiantes.

Ahora, según el avance del Ministerio de Educación para el curso 2020-21, los alumnos estos cursos de Formación Profesional van camino de alcanzar los 50.000 en la Comunitat Valenciana, y podrían ser aún más en los próximos cursos dado el impulso que la política nacional y autonómica quieren dar a este tipo de educación. Desde el IVIE, además de en este tipo de actuaciones, Serrano pone el acento en los factores personales. “Algo que marca mucho al estudiante es cómo le ha ido en la formación obligatoria”, indica. Del mismo modo, la renta y el nivel de formación de los progenitores también influirían en la decisión de continuar o no estudiando. “En las familias donde los padres han tenido educación, ésta se valora más”, afirma el catedrático de la Universitat de València.

Una brecha entre el Mediterráneo y el Cantábrico

Algunas de las particularidades anteriores son responsables además de la abultada diferencia que presenta el abandono escolar temprano en algunas autonomías. Entre las regiones con mayor porcentaje de jóvenes que dejan de estudiar tras la ESO, figuran muchas comunidades mediterráneas, como Andalucía, que posee el peor dato del país con un 17,7 %. También aparecen Murcia (17,3 %), las Islas Baleares (15,4 %) o Cataluña (14,8 %), mientras que en el lado opuesto se sitúan las comunidades del norte del país, como Galicia (8,1 %), Cantabria (6,4 %) y País Vasco, que posee una tasa escasa con un abandono temprano del 4,8 %.

El País Vasco tiene la Formación Profesional dual más potente de España, es una comunidad con un nivel de renta muy desarrollado y su sistema educativo tiene más recursos por habitante”, resuelve Serrano, quien a su vez destaca que, pese al porcentaje elevado que se registra en regiones como Baleares, estas han experimentado una fuerte caída en relación a los años previos a la crisis financiera. “Había oportunidades laborales abundantes, pero la crisis golpea también al turismo y en Baleares hay cambios muy importantes”, asegura.

Al margen de los estudios posteriores a la educación obligatoria, también el número de jóvenes que completa la Educación Secundaria Obligatoria ha experimentado un gran cambio en las últimas dos generaciones. Cuando los ‘millennials’ empezaron a dejar atrás la niñez para adentrarse en la juventud, casi una de cada cuatro personas de entre 16 y 24 años no tenía la ESO, mientras que ahora el 89 % de ellas, pertenecientes a las capas más jóvenes de la generación Z, ha completado ese nivel formativo. Según los expertos, en los países más desarrollados esta tendencia a la baja es habitual en países desarrollados, aunque sobre ese comportamiento de fondo no es posible descartar del todo que se produzcan algunas alteraciones.

Los jóvenes, así pues, estarían reaccionando ante una realidad en la que la formación más elemental ya no es suficiente, una tendencia que con la crisis del coronavirus también se reflejaría en otras franjas de edad. De hecho, y aunque en los cinco años anteriores el porcentaje de personas de entre 25 y 64 años que participaba en actividades de educación continua no había pasado nunca del 12,5 %, en 2021, el año posterior a la pandemia, el porcentaje se elevó en la Comunitat Valenciana hasta el 17,3 %, más de cinco puntos respecto a 2020.

Con este salto, la autonomía valenciana lidera además este indicador a nivel estatal, por delante, precisamente, de aquellas regiones que en términos de formación siempre han estado a la cabeza: País Vasco, Navarra y también Cantabria. La media estatal se quedaría así pues en el 14,4 % de la población, a la vez que las comunidades con menor porcentaje de población en actividades de educación continua serían Castilla-la Mancha (12 %) y Andalucía y Extremadura con un 12,7 %. Aun así, incluso en estas áreas se aprecia un gran salto respecto a 2020 y los años anteriores a la pandemia.

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