VALÈNCIA. Las administraciones locales enfrentan un reto de cara a la elaboración de los presupuestos anuales para 2025: el cobro a sus vecinos de una nueva tasa de basuras, recogida en la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Esta normativa estatal viene desarrollada por una directiva europea e insta a los ayuntamientos al "establecimiento de una tasa recogida y transporte de residuos sólidos urbanos", así como a su regulación a través de una ordenanza fiscal propia.
La ley, que entró en vigor en abril de 2022, daba de plazo tres años a las entidades locales para aplicar la tasa de basuras, por lo que debería implementarse durante el primer trimestre de 2025. En estos momentos, los consistorios barajan distintas fórmulas para ejecutar el cobro de la tasa. El problema es que la mayoría de municipios no cuentan con los recursos suficientes para gestionar de forma individual el nuevo gravamen, que persigue el objetivo de hacer responsable de los residuos a su productor directo.
Una de las alternativas más recurrentes para liberar a las entidades locales del cobro de este nuevo impuesto es ceder a un ente supramunicipal su tramitación. De hecho, en la provincia de Valencia, algunos ayuntamientos de l'Horta Nord y la Ribera Alta ya están apostando por este modelo.
En el caso de la Mancomunidad de la Ribera Alta, la entidad comarcal aprobó en julio, a petición de las diferentes administraciones locales, la creación de un servicio específico para gestionar el cobro de la tasa de basuras. El Ayuntamiento de Carlet ha sido el último en engrosar el listado de consistorios de la Ribera Alta que pertenecen a esta estructura: ya son once municipios (Alberic, Alcúdia, Alginet, Alzira, Benifaió, Castelló, Cotes, Guadassuar, Sellent y Tous) los que han delegado la gestión tributaria en la Mancomunidad.
La Mancomunidad de la Ribera Alta ha creado un servicio de gestión y tramitación tributaria en materia de residuos sólidos urbanos, al considerar que la gestión de la nueva tasa resulta una tarea muy compleja para asumirla de forma individual. "La especialización con un mayor volumen de ayuntamientos permitiría obtener economías a escala y reducir los costes", considera la presidenta del ente comarcal, Paqui Momparler.
En base a esta afirmación, once municipios de la Ribera Alta han delegado el cobro de esta nueva tasa para costear un servicio que, hasta el momento, bien asumían los ayuntamientos o bien se integraba en el IBI. Según explica Momparler, este servicio incluye asesoramiento jurídico a partir de un estudio económico de la tasa, atención al ciudadano a través de una oficina de tramitación y gestión tributaria, resolución de recursos y defensa jurídica.
"El estudio determina los ingresos que comportaría la tasa de basuras para cada municipio y qué deberían cobrar a sus vecinos en consecuencia", añade Momparler. Sin embargo, la normativa sobre gestión de residuos establece que los ayuntamientos deberán contar, a partir del próximo año, con una "tasa específica, diferenciada y no deficitaria" que cubra el coste real de recogida y transporte de la basura.
En ese sentido, Momparler recuerda que ya existe una tasa por el tratamiento de residuos que cobra el Consorci de Residus Ribera i Valldigna a través de la Diputación de Valencia. "Los que gestionamos la Mancomunidad apostamos por sistemas de alta eficiencia. Las directivas europeas son muy claras; a partir de 2025 deberíamos implementar mecanismos para separar en origen los residuos que generamos", añade Momparler.
La presidenta de la Mancomunidad señala que la nueva tasa de basuras se divide en torno a dos partes diferenciadas: una fija y otra variable. En cuanto a la parte fija, Momparler explica que se determinará según el tipo de recogida selectiva (las modalidades "puerta a puerta" o por contenedores). La parte fija no varía de un año a otro, ya que depende del contrato con la empresa concesionaria.
En cambio, la parte variable se deriva de la conducta del usuario, ya que la normativa europea apuesta por bonificar a los usuarios que más reciclan y penalizar a los que más residuos generan. Además, consta de dos conceptos básicos. Por un lado, los retornos de Ecoembes, es decir, la compensación que reciben los ayuntamientos por los residuos que se retiran de los contenedores de papel-cartón y envases ligeros y, por otro lado, el impuesto que se aplica a las toneladas que llegan al vertedero.
La Mancomunidad de la Ribera Alta ha elaborado una ordenanza fiscal propia para estos dieciséis pueblos adheridos al servicio mancomunado de recogida de residuos sólidos y, en ese sentido, es la entidad quien ejecuta el cobro de la tasa. Sin embargo, dicha ordenanza está pendiente de ser aprobada en una sesión plenaria por los miembros de esta entidad, por lo que todavía no se puede saber con exactitud cuál serán las cifras definitivas de cobro.
Aunque en un primer momento la Mancomunidad preveía que la nueva tasa oscilaría entre los 86 y 152 euros, Momparler descarta que esta sea finalmente la cantidad recaudada. "Esa estimación se hizo teniendo en cuenta datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero ahora ya contamos con el padrón real de cada municipio. Por tanto, las cifras han cambiado, aunque está claro que todos los municipios verán incrementada la recaudación de la tasa", explica la presidenta del ente comarcal.
Respecto al sistema que se emplea para calcular la cantidad de residuos generados, Momparler explica que "de momento, se contabilizan por municipio y no por vecino". En ese sentido, admite que, de cara al futuro, el reto radicará en incorporar un peso específico para determinar el volumen de residuos que genera cada usuario.
Por otra parte, Momparler explica que el ente comarcal presta un servicio de recogida de residuos sólidos urbanos a través de tres modalidades diferentes. A este sistema se acogen un total de dieciséis municipios.
En catorce pueblos (Alcàntera del Xúquer, Antella, Barraca d'Aigües Vives, Càrcer, Manuel, Suma, Alfarb, Llombai, Sant Joanet, Benimuslem, Catadau, Rafelguaraf, Senyera y Énova), la Mancomunidad lleva a cabo la recogida en la puerta del domicilio, con lo que "se consigue una separación en origen y se permite reciclar una mayor cantidad de residuos", señala Momparler.
En Gavarda, la presidenta de la Mancomunidad de la Ribera Alta apunta que el servicio de recogida se realiza mediante contenedores de diferente tipología, "donde los residuos se agrupan por fracciones". Por su parte, en Carcaixent se opta por una instalación cerrada y controlada, en la que no existen contenedores específicos para depositar los residuos que los vecinos generen en sus hogares.