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Entrevista Al ceo de pld y ezequiel sánchez, presidente ejecutivo

Raúl Torres (PLD Space): "En 2027 esperamos tener seis lanzamientos anuales con Miura 5" 

29/09/2022 - 

ALICANTE. "El espacio es el internet de hace 30 años, se debe tener una estrategia que lo incluya en vuestros planes más próximos". Quien lo tiene claro es Raúl Torres, cofundador y CEO de la ilicitana PLD Space, que trabaja por hacer traspasar primer cohete orbital del país, Miura 5. Y está a punto de lograrlo con el primer prototipo, Miura 1. También lo tiene claro Ezequiel Sánchez, presidente ejecutivo de PLD Space y quien apoya el proyecto en su escalado vertiginoso. Ambos han estado en Opendir, en el Adda de Alicante contando detalles del crecimiento de la empresa aeroespacial con sede en Elche, de cómo nació y de cómo crece y de cómo puede convertirse en el punto de partida de una estrategia aeroespacial para el país. También han hablado con Alicante Plaza para concretar sus planes de futuro y crecimiento. 

'Canas y ganas' ha sido el leitmotiv de la ponencia de Torres y Sánchez en Opendir. Canas, teniendo en cuenta la experiencia y el talento senior que ofrece "capacidad de reaccionar rápido" y las ganas y la fuerza de la juventud, del talento junior que se abre paso en un sector con mucha proyección de futuro. Aunando ambos saberes, PLD Space ha hecho crecer su equipo, en los últimos 14 meses de 26 a 114 personas (y sigue en alza esperando llegar a 300 en 2023). Torres explica que una de las claves del éxito de esta firma es que "nos anticipamos a la democratización del espacio. Los satélites son hoy parte integral de nuestra vida y desde hace cinco años, caben en la palma de una mano. Los satélites pequeños revolucionan el mundo. Teníamos la intuición de que esto sucedería y apostamos por una empresa que pudiera cargarlos". Las misiones que quieren poner en marcha desde PLD Space para transportar cargas con sus cohetes durarán entre 10 y 12 minutos. Sus cohetes son pequeños comparados con los habituales. En dos minutos llegará al espacio, desde allí se deshace la primera etapa, que vuelve a la tierra y podrá ser recuperable. 

Entre diciembre y febrero prevén el lanzamiento de Miura 1 ¿Cómo va el proceso desde la última prueba?

R. T. Ahora fabricamos y montamos el cohete que va a volar. Cuando esté montado, irá a Teruel para una prueba de funcionamiento, mucha más corta de la que se ha hecho. Simplemente para verificar que todo está bien. Después ira a Huelva y se preparará el dispositivo de lanzamiento. Las fechas oscilan entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, en función de cuando tengamos el cohete listo, la autorización del espacio aéreo y marítimo, de la meterorologia… Hay varios condicionantes y ocurrirá en esa fecha.

Tienen tres años de reserva de cargas para cuando se lance Miura 5. ¿Qué empresas pueden hacer uso, de qué sector serían? ¿Llevarán algún tipo de carga que no sean satélites al espacio?

R. T. Hay de todo. Privadas, organismos públicos, de cargas institucionales. Seguimos trabajando con el manifiesto de lanzamiento las diferentes oportunidades. El vuelo uno y el vuelo dos van a llevar satélites pequeños de demostración tecnológica y algunos académicos. Esperamos que más adelante concretar los nombres de clientes que van a volar. Fundamentalmente llevaremos satélites.

Se ha hablado de la miniaturización de la tecnología y de que los pequeños satélites revolucionarán el mundo. ¿Hasta dónde puede llegar PLD en este campo?

R. T. Somos una empresa de transporte. Formaremos parte de ese grupo de empresas que prestan ese servicio de lanzamiento. En resumen, somos un actor de logística y, al final, somos la puerta del acceso al espacio. No se puede llegar hasta allá sin un cohete. Somos una parte clave en la cadena de valor; en el eslabón más importante, que es el lanzamiento.

¿Qué calendario llevan desde hoy a 2027?

R. T. El lanzamiento de Miura 5 se espera en torno a mediados o finales de 2024; entre 2025 y 2026 será la fase de escalado de número de lanzamientos con operaciones comerciales. En 2027 esperamos tener unos seis lanzamientos anuales. En lo financiero, planean un cash-flow positivo en 2026 y un break-even en 2027.

¿Cuándo conocerán si pueden lanzar desde Guayana Francesa? ¿Hay alternativa?

R. T. Está firmada la preselección y ahora se trabaja en la parte técnica para que, de cara al año que viene se pueda formalizar la ubicación y comenzar las obras de construcción de la plataforma de lanzamiento. En torno a mediados de 2023 deberíamos estar a punto de comenzar los trabajos. 

"Hay trámites urbanísticos que se tienen que desarrollar y todo un proceso que puede condicionar el emplazamiento final" (IFA)

Hay más bases de lanzamiento con las que trabajamos para Miura 5, pero fundamentalmente es Guayana Francesa porque es el puerto espacial europeo y porque maximiza las prestaciones del cohete, desde donde más carga se puede lanzar en territorio europeo.

¿Existe previsión de cuándo podría estar operativa la nave en los anexos de IFA? ¿En qué fase de tramitación está?

E. S. El proyecto está en exposición pública. Hay establecida una hoja de ruta para poder desarrollarlo. Seguimos ejecutando el proyecto y valorando otros emplazamientos alternativos. Existe la mejor voluntad por parte de todo el mundo, pero nos tenemos que asegurar que podemos cumplir con las fechas, que va a ser crucial. Hay trámites urbanísticos que se tienen que desarrollar y todo un proceso que puede condicionar el emplazamiento final.

¿Qué otras zonas se están valorando?

E. S. Nuestro objetivo es poder quedarnos donde estamos; en Elche y lo más cerca posible para desarrollar la actividad.

La empresa comienza a escalar rápido. ¿Cómo se maneja una empresa en este momento de complejidad?

E. S. Identificando a gente que comparta el sueño, que tenga la voluntad de dedicar su tiempo, esfuerzo y talento y desarrollarlo. También, que tenga un nivel de comunicación muy alto. Nos encontramos constantemente con retos que requieren adaptación flexibilidad, trabajo duro para mantener las fechas y un trabajo en equipo. Son nuestros valores. Debemos conseguir que estemos unidos en ese reto. Solo se puede hacer entre todos.

R.T. Cuando fundamos la compañía éramos Raúl (Verdú) y yo los que tirábamos del carro de la compañía. Luego incorporamos a Ezequiel Sánchez y ahora a una línea media que tira con nosotros. Hacemos una pirámide hacia debajo de gente que empuja, igual que nosotros y que hace que el proyecto pueda escalar. Técnicamente hay mucha gente que puede hacerlo, pero humanamente, menos. Los valores son cruciales para seleccionar al personal.

Para seguir adelante necesitarán más financiación. ¿Pública, privada, ambas?

E. S. El proyecto es, desde el punto de vista económico, rentable a medio plazo. La oportunidad de rentabilidad para los inversores, cuando la gente lo analiza, es muy interesante. Eso sí, requiere un periodo de financiación. Lo que hacemos es algo parecido a un fármaco o biotecnología. Has de estar mucho tiempo, una década probablemente, investigando y desarrollando el modelo de negocio y luego mucho tiempo comercializando. Estamos al final del principio, del desarrollo y a punto de comercializar. 

"Queremos que si un niño quiere ver un cohete sólo se tenga que desplazar un par de horas en su país y no tener que ir a Cabo Cañaveral".

Los fondos del proyecto llegarán todavía por parte de los socios, pero empezaremos pronto las operaciones comerciales con contratos y clientes.

¿Qué puede suponer para el país que salga adelante el proyecto -y convertirse en la décima nación con capacidad de lanzar cohetes al espacio- y para vuestra firma?

R.T. Para nosotros es cumplir un sueño, conseguir un reto y también sentir el éxito de haberlo conseguido, cuando es algo verdaderamente difícil. Para el país es una oportunidad para hacer muchas cosas en el sector espacial. A día de hoy, somos un país que fundamentalmente exporta la tecnología que desarrolla -a Europa u operadores privados- pero no tenemos una hoja de ruta tecnológica o científica que permita lanzar misiones espaciales o desarrollar satélites. No hablo sólo por parte de empresas, sino desde instituciones científicas, colegios o institutos. Vale para que el espacio, que es algo que vemos en películas, o pensamos en la NASA, o con sueños poco alcanzables lo llevemos a la tierra, que la gente lo pueda tocar. Que si un niño quiere ver un cohete sólo se tenga que desplazar un par de horas en su país y no tener que ir a Cabo Cañaveral.

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