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La patronal lanza una campaña para poner en valor la proximidad y su riqueza local

SOS del comercio: las ayudas oficiales no llegan y el 20% del sector está en riesgo de cierre

1/07/2020 - 

VALÈNCIA. El pequeño comercio valenciano pone el grito en el cielo ante la asfixia financiera que sufren varios negocios que no han recibido ni un solo euro de las ayudas oficiales puestas en marcha por las diferentes administraciones para paliar las consecuencias de la pandemia. No solo no llegan, sino que son muchos los que se han quedado fuera por los criterios que se han establecido para otorgar la financiación. Una situación que pone en jaque la viabilidad y supervivencia de muchos establecimientos valencianos en un contexto todavía muy complicado. 

"Se me ponen los pelos verdes cuando veo que dicen que nadie se va a quedar atrás porque los más débiles sí les está pasando. No llegan las ayudas y muchos establecimientos no tienen acceso a la financiación porque los bancos al final eligen a los mejores clientes, a los más solventes", subrayó el presidente de la Confederació d´Empresaris del Comerç, Servicis i Autònoms de la Comunitat Valenciana (Confecomerç), Rafael Torres, en rueda de prensa acompañado por el conseller de Economía, Rafa Climent. De mantenerse esta situación, advirtió de que están en riesgo el 20% de los comercios en la Comunitat Valenciana.

Y es que el cierre forzoso de muchos negocios durante el estado de alarma, sumado a la ralentización del consumo, ha golpeado con fuerza a un sector que en la Comunitat cuenta con 61.000 pequeñas empresas y en el que trabajan más de 210.000 trabajadores autónomos y por cuenta ajena. “La supervivencia del pequeño comercio está en juego literalmente. Somos una palanca fundamental en estos momentos para salir de la crisis, por su gran contribución al empleo, y por ello reclamamos que sea considerado estratégico", reivindicó Torres. Una importancia que, de momento, no cree que se esté poniendo en valor. 

Según explicó, el problema de las ayudas es que son "escasas" y las administraciones locales las conceden en régimen de concurrencia competitiva y "no llegan a quienes más lo necesitan". Pero, además, también ven restricciones en el acceso a las líneas de avales del ICO o el IVF porque a muchos negocios se les han denegado abocando a los negocios a problemas de tesorería. "El problema es que muchos se están quedando fuera y necesitamos más instrumentos, soporte y avales para el acceso a créditos", recalcó.

Torres tampoco entiende que el Gobierno central no dé luz verde a los consistorios para usar su remanente de tesorería y ayudar a los sectores más desfavorecidos y a las familias vulnerables por la actual situación fruto de la crisis sanitaria. "Ese dinero está ahí y nadie entiende que no esté disponible para los ciudadanos", lamentó.

El comercio de barrio crece frente al del centro de las ciudades

No solo el coronavirus ha puesto en peligro al sector, sino que su situación ya era delicada tras la irrupción de las grandes plataformas de venta online como Amazon, compañías que, según denunció, compiten con diferentes reglas del juego porque muchas de ellas tributan en "paraísos fiscales". Los datos hablan por sí mismos. De 2011 a 2018, el número de pequeños comercios en la Comunitat descendió un 9% y pasó de 67.000 a 61.000 locales. "La digitalización tenemos que impulsarla de manera más decidida. No solo tener una web, sino gestionar el negocio de manera omnicanal. Quien no vaya en esa dirección, lo va a pasar mal", admitió Torres.

Pese a la contracción de la demanda, el pequeño comercio vislumbra un halo para la esperanza. Un 30% de los consumidores ha cambiado sus hábitos durante la crisis sanitaria decantándose por negocios de proximidad para hacer sus compras. Unos nuevos clientes que ahora quieren mantener. "Mucha gente, especialmente los jóvenes, han redescubierto lo que es el comercio de proximidad y ahora el reto es mantenerlo". Para ello, el objetivo es claro: una apuesta decidida por la digitalización para no quedar atrás en un mercado cada vez más competitivo y atomizado.

Eso sí, el miedo a los brotes y al uso del transporte público ha frenado las 'ansias de compra' y los paseos por el centro de las ciudades cuyos locales aún ven resentidas sus ventas. Los que sí se están viendo beneficiados de esta 'nueva normalidad' son los comercios de barrio en detrimento de los ubicados en el centro de los grandes núcleos urbanos. "La gente quiere ahora proximidad y los centros de las ciudades están más desérticos por el miedo. Además tampoco hay turistas y eso se nota mucho", explicó Torres.

Ir de compras o 'echar un vistazo' a los escaparates para acabar entrando en los establecimientos son costumbre todavía en 'stand by'. "Ahora la gente no se dedica a pasearse y ese flujo se ha parado en el centro y tiene una afectación. La normalización no creemos que llegue hasta septiembre como mínimo", puntualizó Torres. “Estamos ante un escenario en el que se hace imprescindible preguntarnos por el modelo de consumo y el modelo de ciudad que queremos, siendo cada vez más relevante apostar por la sostenibilidad, el medio ambiente, la proximidad y el fomento de nuestro tejido empresarial", reivindicó. 

Foto: EDUARDO MANZANA

Por su parte, el conseller Climent defendió que el consumo y la producción sostenibles consisten en "hacer más y mejor con menos y desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles". "La pandemia de la COVID-19 nos ofrece la oportunidad de elaborar planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible", reivindicó. 

También apuntó a las ayudas urgentes al comercio que ha lanzado su departamento por valor de 7,4 millones de euros para paliar la situación del sector comercial ocasionada por la covid-19. 

Campaña de sensibilización

Precisamente con el objetivo de poner en valor el papel del pequeño comercio, Confecomerç ha lanzado la campaña “Pequeño comercio. El futuro que compras”una iniciativa con la que busca invitar a la reflexión sobre cuál es la mejor forma de comprar, preservar el territorio, mantener el equilibrio y generar riqueza local. 

Se basa en el diseño de una 'etiqueta' que en lugar de un número lleva un mensaje escrito 'Aquí hay futuro. Pequeño comercio'. Esta etiqueta se puede encontrar en diferentes formatos: en 16.000 unidades de vinilos para el suelo de los locales que a su vez indican la distancia a mantener y en vinilos redondos para escaparates que pueden personalizarse, también aparece en delantales para los vendedores de mercados municipales asociados y en lonas colgantes del techo. Otra etiqueta con el mensaje 'Aquí cabe un futuro mejor' lucirá en 200.000 bolsas de papel.

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