El festival de artes escénicas extiende sus miras con una nueva programación nacional e internacional fuera del barrio valenciano
VALÈNCIA. Todavía queda casi medio año para que Russafa Escènica acoja su octava edición y ya se ha avanzado su programación. El festival de artes escénicas da un paso hacía adelante para salir, por primera vez, del popular barrio valenciano. Nuevas miras y nuevos deseos que confluyen por tal de articular una programación más ambiciosa. Entre sus nuevos aliados, la cita de teatro contará con el Centre del Carme, Teatro Rialto, Centre Cultural La Nau, Teatro Escalante, MuVIM, Espacio Inestable, Rambleta, La Mutant y el Teatre Auditori de Catarroja.
Con ello, el festival alarga su duración una semana y aumenta en casi un 30 por cierto su presupuesto, alcanzando los 140.000 euros- a falta de cerrar todavía las cuentas que se han generado gracias a nuevas subvenciones. Aún así, sus responsables manifiestan que reciben "pocos recursos para todo lo que generan" con el encuentro. Alrededor de 7.500 entradas fueron vendidas el año pasado y "gran parte de nuestros visitantes fueron turistas", afirma el responsable de producción Dídac Doménech. Por ello proponen que se "refuerce" de algún modo este tipo de turismo e iniciativas. La realidad responde a una nueva edición con la que han alcanzado las 25 piezas, es decir, tan solo dos más que el año anterior.
Por lo que hace su nuevo funcionamiento, del 20 al 30 de septiembre se desarrollará Russafa In (dentro del distrito) a través de propuestas reservadas a las compañías valencianas. Y como novedoso, del 1 al 7 de octubre, Russafa Out (fuera) acogerá iniciativas nacionales e internacionales. La idea es seguir la filosofía que tenía el festival Veo con espectáculos que a priori "son difíciles de programar" por su "carácter innovador". Desde un viaje en el que los niños recorrerán la Luna con una tela que va transformándose, hasta un espectáculo que se replantea las identidades permeables. Teatro de pequeño formato y también donde el público tiene en su poder la palabra, el ruido y el silencio.
El director artístico del festival, Jerónico Cornelles, ha presentado este miércoles la nueva vertiente de Russafa Escènica acompañado por la mayoría de personalidades de los espacios. Junto a él, han asistido la concejala de Educación y Acción Cultural, María Oliver; Ana Bonmatí, directora de Gestión Cultural del Vicerrectorado de Cultura e Igualdad de la Universidad de Valencia; Marc Borrás, jefe de producción y difusión cultural del MuVIM; el director del Consorcio de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont; Mª Ángeles Fayos, responsable de Olympia Metropolitana y gestora del Teatre Auditori de Catarroja; Roberto García, director adjunto de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura; Jacobo Pallarés, codirector del Espacio Inestable; y Josep Policarpo, director de Teatro Escalante. Todos han coincidido en apuntar que el mejor camino para València es el de la "colaboración", por tal de conseguir una "institución al servicio de la cultura" y no al revés.
Las representaciones se dividirán en dos bloques. De un lado, está el 'Jardín Escénico, desde el cual se acogerán seis micro propuestas, de entre cinco y diez minutos, que se reproducirán en bucle y simultáneamente durante hora y media en el Centre del Carme. Según avanza Pérez Pont "el publico se verá envuelto en algo para lo que en un principio no habría ido." Y de ahí la gracia del arte, "nos permite descubrir elementos que no conocíamos e íbamos buscando por el camino". Otra de las actividades paralelas del festival se realizarán en el Teatre Rialto que, con la colaboración del IVC, establecerá un debate abierto sobre los Modelos de gestión pública para programar lenguajes de hoy.
Por otro lado, en 'Parques' habrá seis propuestas "atrevidas" y "muy dispares" que llegarán a las distintas sales y calles. Desde La Mutant, la compañía andaluza Vértebro planteará Dios tiene vagina, un ejercicio colectivo que se formula para repensar en la noción de que nuestra identidad "no es algo inherente y que exista porque sí", sino que "se imagina, inventa y representa, porque nos sirve para permeabilizar (la idea de Dios y otras) cuestiones relacionadas con género e identidad". Con ello ofrecerán un repertorio disidente del imaginario iconográfico andaluz "para repensar una festividad despojada de deidades fijas, que no rinde homenaje a ningún tótem y que posee el don de la reconstrucción".
La programación infantil empezará a cobrar forma con la propuesta, también catalana, de Pere Faura en La Rambleta. Desde Había una vez unos libros que bailaban propondrán a los más pequeños un juego literario con el que mirar, admirar y participar en el arte de la danza bailando un libro. Un artista será el encargado de animar a los niños y niñas a jugar con un libro para después adentrarse en sus páginas utilizando el lenguaje corporal.
La Sala Matilde Salvador continuará estimulando el imaginario de los más pequeños con Luna, la única propuesta internacional que llega desde Holanda, de la mano de Naiara Mendioroz y Javier Murugarrem. La pieza se plantea como un viaje en el que recorrer la luna con una tela que va transformándose, "y con ella todo lo demás", hasta que los niños acaben estando dentro de ella para jugar libremente por el espacio exterior.
Espacio Inestable plantea una de esas creaciones en las que el espectador tiene gran parte del poder y de libertad para interactuar con la obra. Anarchy es un experimento entre el kaos y el orden que se podría resumir en que “si quieres silencio tienes que trabajártelo” o “haz lo que quieras”. Una toma de poder que no es sencilla y en la que la experimentación es el hecho esencial, "no como un acto estético sino como algo constitutivo de la obra, del acto de ir al teatro". Societat Doctor Alonso, dirigida por Tomás Aragay (director de teatro y dramaturgo) y por Sofía Asencio (bailarina y coreógrafa) llevará a Espacios Inestable casi 80 guitarras con las que "jugar".
A pesar de ser un espacio que no está vertebrado por las artes escénicas, el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM) también ha querido adherirse al festival con una propuesta bastante singular. Desde las Islas Baleares, Xesca Salvà formula en Proyecto Casas tres espectáculos de pequeño formato y autónomos sobre la representación de la intimidad. Objetos y audios de unos auriculares guían al espectador, que acaba siendo actor y manipulador de su historia y de la de los demás. La idea surge a raíz de entrevistas hechas a mujeres representantes de diferentes colectivos con diferentes maneras de representar la intimidad: mujeres mayores con casas hechas de recuerdos, mujeres sintecho, con dificultades patentes para vivir de manera íntima, y trabajadoras del sexo, expertas en la representación ocasional de la intimidad. A partir de este material, se crea un pequeño documental sonoro que va guiando a los espectadores.
Por último, Russafa Escènica también moverá sus cimientos a un solar del barrio del Carmen y concretamente a un vehículo que se convertirá en en el espacio escénico. Desde Murcia, Nacho Villar Producciones llevará su representación de Crudo Ingente. Dos personas se encuentran en una historia de agresión y supervivencia. En el interior, el público se convierte en pasajero silencioso de un estrambótico y crudo viaje de 15 minutos que atraviesa "paisajes agrestes, desérticos, frondosos, escarpados, carreteras secundarias por donde nos guían las tortuosas almas de sus protagonistas". Desde fuera, otros espectadores rodean el coche con la curiosidad del voyeur, descifrando una versión paralela de lo que sucede en el interior. Una Road Movie o mejor experiencia inmersiva donde el transeúnte es invitado a participar.