El pequeño negocio creció como Construcciones Devís, se convirtió en Macosa tras una fusión y ahora encadena su tercera etapa dentro de una multinacional tras pertenecer a Alstom y Vossloh
VALENCIA. Hasta seis nombres: Talleres Devís, Construcciones Devís, Macosa, Alstom, Vossloh y ahora Stadler. Esta ha sido -en un periodo de 120 años- la evolución de la marca de una de las principales firmas industriales de la Comunitat, la hasta ahora Vossloh Rail Vehicles (Vossloh España).
La compra por parte del grupo suizo Stadler Rail AG inicia un nuevo capitulo en la historia de la mercantil, que inició su andadura en 1897 de la mano del emprendedor valenciano Miguel Devís, hijo de un herrero de Alboraia, que fundó los Talleres Devís junto al también valenciano José Noguera.
La empresa, ya con la denominación de Construcciones Devís, creció de forma progresiva hasta situarse en la primera línea de construcción de material de transporte ferroviario y expandirse tras la Segunda Guerra Mundial con el negocio de la reparación de vagones. Los años de contiendas fueron el primer gran escollo de la empresa, que pasó por importantes apuros e incluso fue nacionalizada durante la Guerra Civil.
En 1947 se fusionaría con la empresa catalana Material para Ferrocarril y Construcciones y pasó a denominarse Macosa (Material y Construcciones SA), nombre con el que se consolidó como suministradora de material ferroviario durante más de 40 años de actividad.
Ya en 1989, la multinacional hoy denominada Alstom tomó el control de la empresa, lo que se tradujo en un importante cambio de modelo al pasar a estar incorporada en un gran grupo empresarial, para lo bueno y para lo malo. En este periodo se produjo el traslado a la actual planta de Albuixech y la producción de más de mil locomotoras de todo tipo.
Alstom llegó al calor del tren de alta velocidad que entonces empezaba a desplegarse en España. La empresa francesa especializó a la planta en bogies (plataformas sobre las que se montan convoyes ferroviarios) y en locomotoras diesel, al tiempo que lideró la fabricación de trenes y tranvías para el metro de Valencia.
La tranquilidad -por fin- parecía instalada en la planta, pero se truncó cuando Alstom tuvo que pedir auxilio al Gobierno francés para evitar la quiebra. Las ayudas públicas que recibió el grupo estaban condicionadas a que realizara desinversiones de su capacidad productiva en el mundo, y la planta de Valencia fue una de las elegidas. Tocaba reinventarse una vez más.
El proceso de venta se lo llevó la alemana Vossloh, una empresa del sector ferroviario sin presencia en España. El cambio de propiedad, sin embargo, se realizó sin grandes traumas para la planta y llevó a la misma de un largo periodo de estabilidad, todo pese a que en 2004 el grupo se desmarcó con la intención de prescindir de la división de transporte, un propósito que entonces se logró disuadir.
Pero aquel fantasma que parecía olvidado reapareció en diciembre del año pasado, cuando Vossloh AG confirmó que vendía Valencia y el resto de filiales de transporte para centrarse en el negocio de infraestructura ferroviaria. El proceso sembró la inquietud en Albuixech ante el temor de que una compañía en venta fuera menos competitiva a la hora de obtener proyectos, pero por fin el grupo se decidió por Stadler.
Una vez traspasada la compañía, no obstante, continúan algunas preguntas por resolver: ¿Mantendrá Stadler la actual carga de trabajo en Albuixech? ¿Conservará los 900 puestos de trabajo? En definitiva: ¿Tocará reinventarse de nuevo?
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