GRUPO PLAZA

El exconcejal asegura que trataron de devolverle el dinero

Mendoza y Montalvá apuntan a García-Fuster y Grau como los cerebros del ‘pitufeo’

15/02/2020 - 

VALÈNCIA. Las declaraciones previstas para este viernes en el marco de la pieza del ‘pitufeo’ del caso Taula, que investiga el presunto blanqueo de 50.000 euros en el seno del PP municipal, y que se preveía que pudieran significar un cambio de rumbo en la investigación, han terminado siendo más perjudiciales para unos que para otros.

Dos han sido los nombres propios en los que se ha centrado la declaración. Por un lado el papel protagonista y el peso real del exvicealcalde de València Alfonso Grau y, por otro lado, dejar claro en ‘mando en plaza’ que, junto a Grau, tenía la secretaria del grupo municipal, la considerada como cajera del PP de València Mari Carmen García-Fuster así como su intervención activa en el ‘pitufeo’.

Campanada

El exconcejal Alberto Mendoza dio la campanada al asegurar que la secretaria del grupo municipal del PP de València, Mari Carmen García-Fuster “sí que trató de devolverle el dinero”, en referencia a los 1.000 euros que previamente le había pedido para la campaña. Esta declaración ratificaría que sí que hubo, al menos un intento, de blanqueo por parte de García-Fuster. 

Esta afirmación se une a lo ya declarado por los cuatro testigos de la causa que aseguraron tanto ante la Guardia Civil, como posteriormente en el juzgado, lo ahora dicho por uno de los imputados. Además, hay que recordar, que desde el principio de la instrucción, también consta la declaración de otra de las imputadas, una exasesora de prensa, que contó que “García-Fuster le devolvió los 1.000 euros en dos billetes de 500”. Es decir, los investigadores ya cuentan con seis testimonios que avalan su tesis sobre el presunto blanqueo.

Grau

Mendoza, también declaró que la cajera “estaba muy nerviosa porque Alfonso Grau no iba a ser el director de campaña”, pero que unos dos días después cuando le dió el número de cuenta para ingresar el dinero, la oyó hablar por teléfono y decir: “Alfonso nos va a ayudar”. El exconcejal aseveró que fue en ese momento cuando García-Fuster le dijo que “después se lo devolvería”. Según Mendoza, cuando la secretaria del grupo supo de la vuelta de Grau “la notó mucho más tranquila”, lo que según las fuentes consultadas significaría que Grau era la persona que llevaba el dinero para las campañas. 

Esta afirmación se enlaza con lo declarado previamente por la exasesora Cristina Montalvá que dijo que la persona que se encargaba del dinero de las campañas era la mano derecha de Rita Barberá, y uno de los principales imputados en la causa, Alfonso Grau, hecho negado tajantemente por Grau.

De hecho, lo declarado por Cristina Montalvá tiene mucha más fuerza y peso de lo que pueda parecer a priori, ya que la exasesora hizo un relato certero de cómo la salida de Grau del consistorio dejó al PP de Barberá sin dinero para las elecciones. En este sentido, explicó que García-Fuster “decía que no había dinero para la campaña, que no sabía cómo la iban a poder afrontar” porque “Alfonso está como está”, en referencia al enfado entre él y la exalcaldesa, así como su salida del consistorio debido al caso Noos. 

Es por ello que la propia Montalvá “lo interpretó que como siempre había sido él quien dirigía las campañas, la cosa se les había complicado”, en referencia al peso y la capacidad de Grau en las campañas, pues según su declaración, “Alfonso Grau fue el director de todas las campañas que ella recuerde, y era quien tomaba las decisiones y movilizaba”. A lo que añadió que García-Fuster se encargaba de coordinar el grupo y que “las decisiones las tomaba Grau”.

Pero respecto del tema del presunto blanqueo, Montalvá tan solo afirmó que la cajera del grupo Mari Carmen García-Fuster “nunca trató de devolverle el dinero”, y a este respecto sólo dijo que cuando le pidió los 1.000 euros para la campaña era porque “el grupo no tenía dinero” y que le dijo que le sabía mal, “y que ojalá se lo pudiera devolver”. La exasesora aseveró que le contestó que “de eso ni hablar”.

‘Pitufeo’ 

En la causa conocida como caso Taula, destapada en enero de 2016 con una macrooperación policial, destacó mediática y políticamente la pieza A o pieza del ‘pitufeo’. En ella se investiga si todo el grupo del PP del Consistorio salvo cuatro personas blanqueó dinero para la campaña electoral de las municipales de 2015 y cometió un delito electoral.

La magnitud de la operación policial desbordó al PP y la presión sobre los ‘pitufos’ fue tal que el partido de Isabel Bonig se vio obligado a crear una gestora que dirigiera al PP de la Ciudad de Valencia. Desde Génova se abrió un expediente a los implicados que, varios años después, sigue durmiendo el sueño de los justos mientras varios de los investigados siguen en el Ayuntamiento de València cobrando un sueldo público como asesores.

La operación se desató el 26 de enero de 2016, cuando la UCO entró en el Consistorio. Aquella mañana, la secretaria del grupo municipal, Mari Carmen García-Fuster, había sido detenida. Los agentes entraron en los despachos del grupo y comenzaron a meter en cajas cientos de papeles. Entre ellos, las ya famosas libretas contables de la cajera. García-Fuster es de la vieja escuela y tenía anotadas todas las entradas y salidas de dinero del grupo, un hecho que, sin ella pretenderlo, ha sido clave para la investigación.

Todo había comenzado diez meses antes, en marzo de 2015. Según los investigadores, desde el PP municipal se pidió que todos los miembros del grupo aportaran 1.000 euros para la campaña, mil euros que supuestamente después les eran reembolsados en dos billetes de 500. 

El problema para los populares surgió cuando cuatro asesores, dos de Barberá y dos del vicealcalde, Alfonso Grau, se negaron a blanquear dinero. Estas cuatro personas se dieron cuenta de que había algo turbio en la propuesta de García-Fuster y no quisieron entregar el dinero.

Sin embargo, el rodillo de los investigados no ha parado de tratar de desacreditar a las únicas cuatro personas que no están acusadas. Desde hacer creer que todos trabajaban para Grau y que sus testimonios eran por venganza porque no iban a repetir como asesores, hasta filtrar temas de su pasado para intentar conseguir que su imagen pública cayera en picado. Sin embargo, los cuatro han mantenido siempre la misma versión y eran, son y serán una de las piezas clave en la investigación

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