La Federación de Hostelería entierra el hacha de guerra y acepta las caravanas de comida, como mal menor, a la espera de una legislación permanente
VALÈNCIA. Enfrentados durante años, hosteleros y falleros han encontrado un aliado imprevisto para que, por un año, y sin que sirva de precedente, haya paz entre todos ellos: los food trucks. La reunión convocada este jueves a instancia del Ayuntamiento, de València y en la que participaron representantes de tres de los implicados (consistorio, hosteleros y falleros) se desarrolló de una manera tan positiva que el propio concejal de Fiestas, Pere Fuset, se mostraba sorprendido. Los hosteleros han encontrado en el Bando de Fallas una solución eventual a un problema que había provocado malestar, una vía de escape que se sirve de los food trucks como solución “para este año”, apuntaba David Izquierdo, gerente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia.
La decisión de que barbacoas y parrillas desaparezcan de la calle y el hecho de que se haya puesto en marcha una normativa específica y sanitaria durante las Fallas para los food trucks, han sido dos elementos que han contribuido a alcanzar esta pax fallera. Sólo ha quedado un punto en el aire, una petición de los hosteleros, quienes han solicitado no tener que levantar las terrazas tantas horas antes de la cremà, algo que se deberá estudiar con la Policía Local.
“Sorprendentemente ha ido muy bien”, sonreía Fuset. Una impresión que compartía Jesús Hernández Motes, presidente de la Interagrupación de Fallas. “Ha sido una reunión muy amena, ha habido ganas de cooperar. Si seguimos esta línea es un buen camino”, aseguraba a Valencia Plaza. Fuset resumía la reunión con un adjetivo acompañado de adverbio: Salían todos “muy satisfechos”. Habían logrado cuadrar los intereses de todos los agentes involucrados. “Todas son piezas de un mismo puzzle que hay que encajar porque las Fallas son una oportunidad para todas y todos, y hace falta desterrar las inercias de rivalidad o enfrentamiento”, explicaba.
Uno de los aspectos acordados es el de reforzar el diálogo mantenido este año con las Fallas, previo a la elaboración del bando, y hacerlo extensible a hosteleros y vecinos. Asimismo, el concejal constataba que se había hecho una “valoración muy positiva” del avance que supone la regulación de los food trucks, de forma que las paradas de comida elaborada en la calle respondan a unos criterios de mayor seguridad alimentaria, con mayores controles sanitarios y que favorezcan la convivencia con el resto del vecindario y los comerciantes, evitando salidas de humo descontroladas. Unas paradas que, además, unen otro factor no menos importante, tal y como recordaba Hernández Motes: “son más estéticas”.
Aunque los hosteleros afean al Ayuntamiento que no se haya contado con ellos para encontrar una solución, admiten que esta nueva regulación “y el contexto de las fiestas grandes de València” les llevan a aceptar un modelo “que esta decisión no legitima”. “Eso sí, entre la situación del año pasado y esta propuesta, aceptamos ésta”, apuntaban. Así lo han manifestado a falleros y representantes de la Administración local. El problema con los food trucks es, todavía, que no existe una regulación capaz de darle cabida aunque, a tenor de lo expuesto durante los últimos años por el mismo Ayuntamiento, tampoco existe la inquietud de generar una ordenanza ad hoc.
Los hosteleros esperan sentarse de nuevo una vez pasadas las Fallas. “Vamos a ver cómo funciona la situación y, de cara al año que viene, estudiaremos cómo encontrar una mejor”. Entre otros asuntos, la FEHV se queja de que este año los empresarios que van a explotar esos food trucks son en gran medida de fuera de València. Pero no se descarta que, con más tiempo, los propios asociados puedan ver interesante tener una pop-up de su local en este tipo de establecimientos móviles.
Así, durante la reunión los representantes de la Federación de Hostelería comentaron que preguntarían a sus socios quienes están interesados en la explotación de este tipo de servicios para hacer una lista que la Interagrupación de Fallas podrá distribuir entre las comisiones falleras, algo que estos aceptaron encantados. “A nosotros nos da igual quien los gestione”, explica el presidente de la Interagrupación, “pero mejor si son de aquí”, matizaba. Con esta propuesta se fomenta la cooperación entre cada falla y el tejido hostelero valenciano, especialmente el del propio barrio. “Pensamos que es una fórmula muy acertada que hay que explotar”, destacó el concejal. “La cooperación es fundamental”, agregaba Fuset.
Por último, durante el encuentro también se han recordado algunas cuestiones que en el pasado han podido generar polémica y que en el bando de Fallas quedan claras, como que las paradas de alimentación o bebida que instalan las fallas no pueden tener animación musical, o que los establecimientos hosteleros no pueden sacar barras a las calles, que sólo se permiten a las comisiones falleras para su consumo en las tradicionales verbenas.