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emite bonos por valor de 17,2 millones de euros

Aguas de Valencia vuelve a los mercados 

La empresa valenciana recurre a esta fórmula para "diversificar las fuentes de financiación" siete años después de dejar el histórico mercado de corros de la Bolsa de Valencia

15/07/2016 - 

VALENCIA. Aguas de Valencia vuelve a financiarse en los mercados financieros -en concreto en el de renta fija- siete años después de abandonar el histórico mercado de corros de la Bolsa de Valencia. La firma ha emitido bonos por un total de 17,2 millones de euros con el objetivo de "diversificar las fuentes de financiación", según confirman a Valencia Plaza fuentes de la compañía. 

Según Aguas de Valencia, este jueves se firmó la escritura del cierre de emisión supervisada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La emisión, que está enfocada a inversores cualificados -fondos, aseguradores, gestoras, sicavs...-, tiene un plazo de vencimiento a 7 años y ofrece un tipo de interés del 2%.

La firma valenciana se muestra "muy satisfecha" con el importe obtenido. "El mercado ha acogido bien la emisión", y, según concretan, cuentan con el sello de tener 'grado de inversión', es decir, no está en el temido 'bono basura' por lo que entra en el radar de los grandes inversores.

Aunque la emisión ha sido finalmente de 17,2 millones de euros, Aguas de Valencia había autorizado a su consejo de administración para "la emisión o emisiones de valores de renta fija (bonos u obligaciones simples y otros valores de renta fija de análoga naturaleza) distintos de los pagares, con el límite máximo de 50 millones de euros o su equivalente en cualquier otra divisa", según recogía este jueves el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme).

La mercantil de Eugenio Calabuig ya se planteó en 2014 financiar su expansión con la emisión de bonos y pagarés en el Mercado Alternativo de Renta Fija MARF. De hecho, la junta de accionistas también aprobó entonces la autorización al consejo "para emitir hasta 50 millones de euros en bonos y 20 millones en pagarés", aunque finalmente no los lanzó a este mercado que había nacido un año antes de la mano de Bolsas y Mercados Españoles (BME) y el Gobierno.

Un animador de los corros

La compañía de Calabuig ya conoce lo que es cotizar en un mercado regulado y supervisado aunque era de menor tamaño como el de corros, en este caso el de la Bolsa de Valencia. Además, junto a las cotizadas de la familia Noguera -principalmente Libertas 7-, era el gran animador de este mercado 'a viva voz', que vivió su máximo esplendor en la década de los ochenta. 

A finales de los años 90, con el apoyo político del Ayuntamiento de Valencia en manos del PP, se abrió una guerra para controlar Aguas de Valencia. Entonces formaba parte del capital Saur, sociedad francesa controlada por el grupo Bouygues. La salida del Banco Santander en 2002 y la fusión de Aguas de Valencia con Egevasa, la empresa de la Diputación de Valencia, cambió el panorama accionarial de la concesionaria. Llegaron el propio Calabuig, Lubasa, Boluda. Junto con Banco de Valencia, accionista histórico arrinconaron a Saur en lo que fue la 'valencianización' de la compañía.

Finalmente Saur vendió su 33% a su paisano francés Suez por la nada despreciable cifra de 135 millones de euros y más teniendo en cuenta que los galos no podían entrar en la gestión de la empresa, que era controlada por Eugenio Calabuig. Pero llegó la intervención del Banco de Valencia y la compra por parte de La Caixa -ahora CaixaBank-, históricos aliados de Suez en Aguas de Barcelona, y finalmente, en la primavera de 2009 la CNMV autorizó la OPA de exclusión lanzada por los accionistas de la propia empresa donde Suez tenía un tercio. 

La oferta iba dirigida al 39,32% del capital, porcentaje que todavía no controlaban los accionistas en torno a Inversiones Financieras Agval (Calabuig y los suyos), a razón de 150 euros por título muy por encima de los 90 euros de lo ofrecido un año antes y el argumento esgrimido entonces para sacarla del mercado valenciano de corros -y que tuvo muy en cuenta la CNMV- fue que se negociaban muy pocos títulos y carecía de sentido seguir cotizando. Algo lógico, por otro lado, porque el mercado 'a viva voz' había caído en desuso años antes.

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