VALÈNCIA. La calificación crediticia ha comenzado a abrirse paso entre las pequeñas y medianas empresas de la Comunitat Valenciana al ser utilizada por la Generalitat en la concesión de préstamos públicos, según Inbonis Rating, agencia de rating pionera en la calificación crediticia de pymes y midcaps en Europa. El Institut Valencià de Finances (IVF) requiere a las empresas una calificación crediticia positiva emitida por una agencia de rating supervisada por la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) para acceder a cuatro de sus líneas de financiación bonificadas, que incorporan un tramo no reembolsable del 20%: Invierte Pyme React-EU FEDER, Invierte Gran Empresa Turística, Invierte Gran Empresa Industrial y Grandes Proyectos Estratégicos.
“La Comunitat Valenciana es la región más innovadora en lo referente a la financiación pública de las pymes y empresas medianas tanto por los productos financieros que ha diseñado como por el procedimiento de acceso a los mismos. El uso de la calificación crediticia como criterio de elegibilidad garantiza que los recursos públicos se destinan a empresas realmente viables, como exige la Unión Europea”, explica Alberto Sánchez Nalvalpotro, consejero delegado de Inbonis Rating, agencia que ya representa el 15% de las nuevas calificaciones en Europa desde su registro mayo de 2019.
Navalpotro participará el 4 de mayo en Forinvest, el mayor espacio de networking financiero y empresarial de España, dentro de una mesa redonda titulada 'Distintos modelos de financiación en un entorno cambiante. Creación de un campeón en el sector tecnológico: caso Nunsy', junto a Manuel Illueca, director del Instituto Valenciano de Finanzas; Francisco Gavilán, CEO de Nunsys; José Roca Barrachina, socio director de Kaizen Consulting y Pablo Simón, socio del área Debt & Restructuring de BDO España. La reciente operación de adquisición de Sothis por parte de Nunsys ha contado con la calificación de Inbonis Rating.
Todas las pymes que quieran acceder a un préstamo bonificado superior a tres millones de euros de la Línea Invierte Pyme del IVF deben presentar una calificación crediticia y, en el caso de las líneas Invierte Gran Empresa Turística, Invierte Gran Empresa Industrial y Grandes Proyectos Estratégicos, deben tener una calificación mínima de 'B'.
La gran mayoría de las pymes podrían cumplir estos requisitos: de los 330 rating emitidos por Inbonis en España y Francia desde su registro por la ESMA en mayo de 2019, casi el 80% tienen calificaciones iguales o superiores a B. De ellas, el 33% obtuvieron una calificación 'B', el 36%, una calificación 'BB' y el 9% 'BBB'.
La Comunitat Valenciana es la primera Administración autonómica que adopta la calificación crediticia en sus procesos de financiación, en línea con otras administraciones nacionales y supranacionales, que ya han comenzado a utilizarla en los procedimientos para acceder a los fondos europeos ligados a la recuperación económica.
Así, en España, la agencia estatal Cofides utiliza la calificación como primer triaje para las pymes que desean acceder al Fondo de Recapitalización de las Empresas afectadas por la covid-19, mientras que Sepides exige una calificación crediticia a las que soliciten una financiación de más de 5 millones del Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva. En la vecina Francia, los programas de préstamos participativos y obligaciones Relance requieren una calificación crediticia de al menos 'BB-' o su equivalente de Banque de France (5+) y varias regiones francesas están preparando programas similares.
La generalización de la calificación abre nuevas posibilidades de financiación a las pymes, ya que no solo facilita el acceso a los fondos públicos, sino que les permite acudir a deuda sofisticada bancaria o privada o a capital privado para financiar sus proyectos de crecimiento a largo plazo.
“Desde hace 50 años, la calificación crediticia es el estándar utilizado en los mercados de capitales y financieros para analizar la solvencia de una empresa y tomar las decisiones de financiación e inversión. Pero esta herramienta estaba hasta ahora reservada a las grandes empresas, lo que limitaba la financiación de las pequeñas y medianas empresas. Ahora, Inbonis ofrece calificaciones crediticias con procesos, plazos y precios acordes a sus necesidades gracias a la metodología específica que hemos creado, validada por la ESMA”, explica Sánchez Navalpotro.
La calificación crediticia de pymes posibilita también otro tipo de financiación alternativa, como la entrada en el mercado de capitales, bien a través de su cotización pública en el BME Growth, bien a través de la emisión de deuda, bonos y emisiones de titulización en el Mercado Alternativo de Renta (MARF).
La calificación crediticia ayuda a las medianas empresas a mejorar la gestión propia porque les permite identificar sus fortalezas y vulnerabilidades; tomar acciones correctivas para superar sus fallas, y medir los avances alcanzados. Además, permite mejorar la comunicación con sus socios comerciales y financieros. Una calificación crediticia tiene una duración máxima de 12 meses. Sin embargo, la calificación no es estática y, si la compañía considera que se han producido mejoras en su situación o en la de su sector que puedan mejorar su rating, puede pedir una revisión durante este plazo.