VALENCIA. Tras 20 años en el olvido, un test simple, pero práctico, resurgió para evaluar la eterna cuestión: ¿Son las mujeres de cine? Según el test de Bechdel, su aparición en la gran pantalla no refleja su presencia en la sociedad. Es un estudio sencillo que aplica tres normas básicas: que salgan en la película dos personajes femeninos, que dichos personajes hablen entre ellos en algún momento y que la conversación debe ir más allá de hablar sobre un hombre. La idea surgió de un cómic de 1985, Unas lesbianas de cuidado, de Alison Bechdel, y su creadora es Liz Wallace. Este sistema sirve para demostrar la brecha de género en el mundo del arte, en la que la visión andrógina es la preponderante. Entre los años 2000 y 2016, apenas el 55 por cien de las películas nominadas a los premios Oscar pasaron el test satisfactoriamente. La trilogía original de Star Wars, Trainspotting o Toy Story son algunas de las películas que no pasan esta prueba.
Ahora que el feminismo está logrando cambios políticos, un clásico de los años 80 se renueva y Cazafantasmas III cambia el reparto original por protagonistas femeninas. Se trata de un reboot que mantiene el mismo argumento, perseguir fantasmas por las calles de Nueva York y bajo la sombra del escepticismo de clientes e instituciones científicas. Si bien quiere ser un lavado de cara de la historia original, cuyo texto rezumaba machismo escondido en el humor; no lo llega a conseguir, hay detalles que la alejan de ser un ejemplo del empoderamiento de la mujer.
Fantasmas y demonios han descansado durante treinta años, por lo que Paul Feig decidió en 2015 ponerse al frente para acabar con la amenaza. Habiendo dirigido otras películas como La boda de mi mejor amiga o Cuerpos Especiales, cuenta la historia de dos amigas, Abby Yates (Melissa McCarthy) y Erin Gilbert (Kristen Wiig), que escribieron un libro sobre estudios paranormales que avala la existencia de los fantasmas. Ambas físicas se unen tras años de distanciamiento y trabajaran junto con la ingeniera Jillian Holtzman (Kate McKinnon) y Patty Tolan (Leslie Jones) para acabar con el pánico que han infundido los fantasmas de Manhattan, que son atraídos y provocados misteriosamente. Al cómico elenco se suma Kevin, Chris Hemsworth como el torpe secretario.
Desde el estreno del tráiler oficial, en marzo de este año, la avalancha de críticas es larga y contundente. Esta primera muestra de la película se ha convertido en el vídeo más odiado de la historia de YouTube y muchos de los fans incondicionales de Ivan Reitman, el director de las dos primeras versiones, han sido muy duros con la nueva versión. El vídeo ha sido reproducido casi 40 millones de veces y roza el millón de votos negativos. En la red se ha generado un linchamiento absurdo en pleno siglo XXI, muchos internautas han sacado toda la artillería machista y han atacado a la cinta exclusivamente por el hecho de contar con un elenco femenino. Las bromas machistas en las redes sociales se han sucedido y han ensombrecido el continuo homenaje que Feig hace a las versiones del siglo pasado. Las referencias pueden verse claramente con el cameo de Sigourney Weaver, el cuartel de bomberos, mismo logo, uniformes y clásicos fantasmas.
La polémica también se ha desatado en torno al personaje de Leslie Jones (Patty), es la única protagonista negra y carece de título universitario, trabajaba en el metro antes de unirse con sus compañeras. Las críticas que relacionan a la nueva dirección con una línea racista son una trivialidad, pues en el desarrollo de la película Patty no funciona como personaje pegote, es eficiente y está a la altura de sus compañeras. En una entrevista concedida a EFE, las cuatro actrices combatieron estas críticas que tachaban a la cinta de segregacionista. Asimismo,McCarthy la defiende con seguridad y en la misma entrevista reconoció que "es imposible complacer a todo el mundo" pero que a gran parte del público le iba a gustar. Todas estuvieron de acuerdo en que habían sacado lo mejor de ellas, que la película estaba muy mimada y que había que verla antes de juzgarla. Ellas y el guión estaban preparadas para estas críticas y en la película hacen un guiño a los haters, "ninguna perra cazará ningún fantasma" se equivoca un usuario en la página web de la empresa.
Femenismo sí, pero leve y pseudo
Quizás el sexismo está en las raíces de esta historia y no es tan fácil desprenderse de él, ni tan siquiera eligiendo un cast lleno de mujeres. Sustituir pesos pesados como Bill Murray por Melissa McCarthy y Kristen Wiig no ha sido suficiente y frases estereotipadas a más no poder como "disparáis como chicas" o "llegan siempre tarde" sobran y no se entienden en el nuevo guión, pues carecen de sarcasmo. Su trabajo no es tomado en serio, pero ese aspecto está intrínseco en el argumento de la historia, lo que hace saltar las alarmas es Hemsworth. Se intercambian los papeles, y la secretaria tonta pero atractiva se mimetiza en un joven apuesto, bobo, musculado e ingenuo. Por él, Erin pierde su profesionalidad y solo hace que caérsele la baba. Es una producción cuya aspiración es recaudar en taquilla, no sentar las bases de una reflexión sobre la dicotomía cine-mujer. Presentan a una mujer fuerte delante de un espejismo y al acercarse reluce un discurso caduco: la mujer que encuentra la felicidad en un hombre.
Aunque la meta feminista es obvia con el nuevo elenco de protagonistas, el trasfondo deja mucho que desear. Quien conduce el filme es el villano, Rowan (Neil Casey), un hombre taciturno y misántropo que utiliza sus conocimientos tecnológicos para atraer a los fantasmas y desatar el caos en la ciudad. Solo quiere acabar con la ciudad y vengarse de todos aquellos que le humillaron, un sufrimiento que ha padecido toda su vida. Sus intenciones serán las que desencadenen la creación de la empresa, así como los trabajos a realizar por las cuatro cazafantasmas.
En taquilla cuelgan los trajes
Las segundas partes no son buenas, decían; no obstante, el remake que se realizó en 1985 tuvo una buena acogida por el público, aunque se vio reducido. Sin embargo, el estreno de esta tercera versión en los cines estadounidenses, el pasado 15 de julio, apuntó a fracaso. Aunque el reboot es uno de los géneros predilectos del verano, el público no ha respondido en taquilla a la nueva versión del clásico de los 80. Sin embargo, la crítica internacional ha sido favorable y coincide que si bien el guión no entusiasma, el reparto ha sido una buena elección: divertido, natural e ingenioso en pequeñas dosis; pues la trayectoria profesional de las cuatro actrices avala su interpretación. McCarthy ha sido anfitriona de Saturday Night Live (SNL) durante tres años consecutivos y en 2011 estuvo nominada al Oscar como Mejor actriz de reparto por su interpretación en la comedia Bridemaids. De hecho, esta cinta fue dirigida por Feig y escrita por Wiig, junto con Annie Mumolo. El guión estuvo nominado a los premios Oscar, lo que es muy significativo, ya que los trabajos premiados en esta categoría suelen ser textos dramáticos. McKinnon y Jones también forman parte del elenco del SNL, el referente de los late night estadounidenses, que combina sketches, músicos e invitados especiales.
El final feliz hollywoodiense no podía faltar, y empieza igual que termina, sin garra. Es un película que divierte y los toques de humor se encuentran donde tienen que estar, está claro que se resalta la materia prima: cuatro cómicas curtidas en los mejores espectáculos estadounidenses.