VALÈNCIA. Cuenta Vicente Llácer, presidente de la promotora Ática, que le sonó unas cuantas veces el teléfono el pasado miércoles tras publicar Valencia Plaza su nuevo proyecto promotor, en el que participa junto a otros cuatro empresarios -dos de ellos ajenos al sector inmobiliario-. "Ostras, avísame a la próxima macho, que yo también quiero", le decían. "Es curioso. Hasta hace dos días éramos los malos de la película, y de la noche a la mañana nuestro sector es atractivo para la inversión. Nos buscan hasta los bancos para que emprendamos proyectos con ellos", afirma.
En efecto, el repunte del sector con la salida de la crisis y el bajo rendimiento de los productos financieros han llevado a empresarios valencianos de todo tipo a mirar de nuevo al sector, un negocio al que muchos sucumbieron durante la burbuja inmobiliaria para darle después la espalda -o sufrir los efectos del pinchazo-.
Un buen ejemplo de la seducción del ladrillo en otros sectores es la mencionada inversión que lidera Ática. El denominado Proyecto Atilius consiste en la alianza de la promotora con otras cuatro firmas para la construcción de otros tantos edificios de viviendas -tres en València y otro en Godella-.
Entre los participantes de la iniciativa se encuentran el holding inmobiliario de Andrés y Reyes Ballester y la promotora alicantina VAPF, de la familia Solivares. Pero los socios más llamativos del proyecto son el fabricante de muebles de baño Royo Group (administrado por Raúl Royo) y la industria castellonense de bombas de agua Corporación Dolz, dos firmas industriales que han encontrado en la construcción de viviendas un refugio para sus inversiones.
También la familia Gómez-Trénor -propietaria de la embotelladora valenciana de Coca-Cola- se ha embarcado en un proyecto urbanístico junto a la promotora Ática, en este caso como dueña de parte del suelo. Se trata de una inversión conjunta de 28,3 millones de euros para la urbanización de 270.000 metros cuadrados en Quart de Poblet, de los que Dosval, sociedad de la familia, posee un pequeño porcentaje. Tal aventura promotora se suma a la gran cantidad de inmuebles emblemáticos y de oficinas adquiridos por los Gómez-Trenor durante los últimos años.
Otros saltos intersectoriales hacia la promoción son los de los accionistas de las firmas valencianas DAS Audio y MyWigo. Por lo que respecta a la primera, los dueños de la firma especializada en sistemas de sonido han constituido la sociedad Alberson Trading para concentrar en ella "las actuales y futuras participaciones inmobiliarias". Por el momento, según explicó a este diario Manuel Peris -CEO de la compañía- la nueva enseña ya participa en Hermes Properties, una firma valenciana de coinversión inmobiliaria centrada en activos comerciales con inquilinos que ya ha captado19 millones de inversión.
Por su parte, Jonatan Fatelevich y Maximiliano Gavilán, socios de la fabricante de productos tecnológicos Cirkuit Planet -creadores de la compañía de telefonía móvil MyWigo- también han dado el salto al sector inmobiliario con el desarrollo de una promoción de viviendas en Tapinería y la compra del edificio de Casa Calabuig en la Avenida del Puerto. Además han iniciado los trámites para la creación de una socimi (sociedad cotizada anónima de inversión en el mercado inmobiliario), que sería la primera valenciana y agruparía todos sus inversiones inmobiliarias.
Las de los holdings empresariales de Fucsa, Pavasal y Gedesco han sido las nuevas irrupciones más organizadas. Fomento Urbano de Castellón, la sociedad patrimonial de la familia Calabuig, ha reactivado tras la crisis esta línea de negocio de la compañía -que contó con una gran actividad previa a la recesión-. Por el momento van a construir dos edificios de viviendas en la ciudad de València a través de la firma H&D, la nueva marca elegida para la actividad inmobiliaria por parte de la compañía que dirige Eugenio Calabuig -presidente de Aguas de Valencia-.
El caso de Pavasal también es el de una "división latente", según explicó la compañía a este periódico. El grupo de construcción y servicios dirigido por Alfredo Quesada también ha retomado la promoción inmobiliaria con el desarrollo de dos edificios residenciales. Y, en la misma línea, la firma valenciana de servicios financieros Gedesco ha aprovechado la reactivación del sector para lanzar su propia división inmobiliaria. Y además -como reveló este diario- lo ha hecho a lo grande, con la participación como gerente y accionista del célebre promotor valenciano Juan Armiñana. La nueva promotora, denominada Attikos, ya ha impulsado varios proyectos de pequeño tamaño en la ciudad.
Los proyectos empresariales de Zriser y Atitlan han desembarcado en el sector inmobiliario a una escala superior. El primero en hacerlo fue el brazo inversor de Ana y Pablo Serratosa, con la adquisición de un buen número de edificios singulares y de oficinas en la ciudad. Recientemente también han dado el salto a la promoción de viviendas, y además con voluntad de permanencia. Por el momento cuentan con dos proyectos en la Avenida de Francia y en Juan Llorens.
El otro aterrizaje superlativo en el sector ha sido el de Atitlan, el grupo inversor de Aritza Rodero y Roberto Centeno -yerno de Juan Roig-. La firma irrumpió en el negocio con tres importantes adquisiciones en 2017: la compra de la inmobiliaria NAU a Bankia y a las familias Ferrando y Quesada; la del 55% de Obinesa (antigua Lubasa, de la que penden las constructoras Becsa y Durantia, la azulejera Saloni y la división de materiales Origen); y la adjudicación de los terrenos de la concursada Acinelav Inversiones 2006 -alrededor de 100.000 metros cuadrados en el PAI del Grao de València, una de las grandes bolsas de suelo que quedan por construir en la ciudad-.
Precisamente uno de los socios de Atitlan en la compra de los 100.000 metros cuadrados del PAI del Grao es también un nuevo player del sector inmobiliario: la familia Martinavarro. Las tres ramas familiares (los Ballester Martinavarro, los Martinavarro Ferrer y los Martinavarro Dealbert) han vendido la mayoría de la citrícola castellonense a varios fondos de inversión y se encuentran ahora inmersos en un importante proceso de diversificación tras haber ingresado 187 millones de euros. Otro de sus movimientos en esta línea ha sido la inversión en hoteles del Caribe.
Ttambién con el propósito de reinventarse, la sociedad patrimonial Jecama SL de la familia valenciana Boix Ruiz (expropietaria de la aseguradora de decesos Finisterre vendida a Mapfre en 2001 por alrededor de 150 millones) ha sido otra de las firmas que ha irrumpido en el sector de la promoción inmobiliaria. La sociedad dirigida por Jesús Boix ha emprendido el desarrollo de dos edificios y la constitución de la empresa de servicios Dasha Living Space.