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análisis

Coronavirus y Brexit, el doble desafío al que se enfrenta Reino Unido

Ambos factores están poniendo a prueba (y cada vez más) la resistencia de la economía británica ante la coyuntura actual, tal y como explica el analista

17/06/2020 - 

MADRID. Es probable que el Reino Unido siga evitando el 'Brexit sin acuerdo' a finales de 2020, mientras el Gobierno tendrá que lidiar con un aumento del déficit presupuestario por encima del 10% del PIB este año a causa de los gastos que ha supuesto el coronavirus. De hecho, la deuda pública en relación con el PIB superará el 100% y podría aumentar aún más a medio plazo.

El fuerte impacto del Covid-19 -unido al Brexit- están poniendo a prueba la resistencia de la economía y las finanzas públicas del Reino Unido ('AA'/'negativo'), aunque el país conserva importantes fortalezas crediticias que ejercen como balanza. El Gobierno del primer ministro Boris Johnson se enfrenta a un delicado esfuerzo por lograr el equilibrio entre la reapertura gradual de la economía y las medidas de distanciamiento físico, evitando al mismo tiempo una segunda ola de contagios significativa.

El Reino Unido ha registrado un número desproporcionado de víctimas mortales de la pandemia debido en gran parte a la mala gestión del Gobierno durante la crisis, ya que representan cerca del 10% de las muertes confirmadas de Covid-19 a nivel mundial (según los datos de la Universidad Johns Hopkins) con sólo el 0,9% de la población mundial. El equilibrio entre economía y salud en esta crisis no es tan obvio en el análisis final - mientras el virus no se controle, no puede haber una verdadera normalización de las condiciones económicas.

Entre tanto tanto, el país se enfrenta a una segunda crisis potencial: la inminente fecha límite de finales de junio para el Brexit. Deben decidir si ampliar el período de aplicación del statu quo en el mercado único y la unión aduanera de la UE más allá de 2020, una fecha límite que los negociadores del Reino Unido probablemente dejarán pasar. De ser así, el Reino Unido perdería técnicamente su opción dentro del marco del Acuerdo de Retirada de 2019 para evitar una desestabilizadora salida sin acuerdo el 1 de enero de 2021. Sin embargo, incluso si se pospone el plazo, esperamos un acuerdo a finales de 2020 para ampliar el estado de transición y evitar el Brexit duro. Tal extensión significaría que el Reino Unido continúa con su contribución al presupuesto de la UE para el período financiero 2021-27.

Más allá de la retórica, creemos que hay poco interés por parte de la sociedad británica y europea en general por llevar a cabo una salida sin acuerdo, sobre todo en mitad de una crisis sanitaria y económica. Las propuestas del Reino Unido para un régimen aduanero temporal más flexible, en caso de que no se llegue a un acuerdo comercial, tampoco son realistas.

Pespectivas económicas

Esperamos que la economía del Reino Unido entre en una recesión muy profunda en 2020. Prevemos un debilitamiento significativo de las finanzas públicas del Reino Unido con un déficit presupuestario que se incrementará por encima del 10% del PIB en 2020 y una deuda pública que superará el 100% del PIB, desde el 85% en 2019. Además, el posible plan de contingencia para hacer frente a un Brexit sin acuerdo a finales de 2020 añadirá costes presupuestarios adicionales, como ya lo hizo en 2019. Las incertidumbres económicas ligadas al Brexit dañarán la inversión e impedirán la recuperación a finales de 2020, así como en años futuros.

Es probable que la deuda pública siga aumentando a medio plazo hasta alcanzar el 115% en 2024, a medida que la economía del Reino Unido se recupere con el apoyo de políticas fiscales y monetarias acomodaticias. Mientras, los déficits seguirán siendo elevados, ya que el Gobierno conservador está tratando de evitar una nueva ronda de recortes y austeridad, en consonancia con una respuesta de consolidación fiscal potencialmente más laxa a nivel mundial. Esto también se relaciona con un marco fiscal del Reino Unido debilitado tras el desgaste del proceso de Brexit.

Boris Jonhson
Con los laboristas ganando terreno a los conservadores en los sondeos, el Gobierno querrá proporcionar apoyo fiscal a los hogares y a las empresas, probablemente renunciando a importantes aumentos de impuestos y a reducciones de gastos en el futuro previsible. El Gobierno ha discutido tratar la deuda acumulada en 2020 como 'deuda de guerra', justificando así un mayor ratio de endeudamiento público. Además, los programas de QE del banco central han concedido al Gobierno un mayor espacio fiscal. Lamentablemente, las deudas acumuladas durante esta crisis tendrán que ser pagadas algún día.

Sin embargo, Reino Unido cuenta con una fuerza crediticia compensatoria. Cuenta con una política monetaria independiente y puede emitir bonos soberanos y pedir dinero prestado con una preocupación inmediata limitada en cuanto a la sostenibilidad de la deuda. Los rendimientos del Reino Unido están cerca de mínimos históricos: en o por debajo del 0% a corto y medio plazo, y a sólo el 0,2% a 10 años (en comparación con cerca del 5% en lo peor de la crisis de 2008). De manera similar, los pagos de intereses del Reino Unido están en su nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial, con un interés de la deuda respecto de los ingresos de alrededor del 3,5%, muy por debajo de una nueva norma fiscal establecida en caso de que esta relación se elevara por encima del 6%.

Necesidades de financiación

El coeficiente de deuda pública para 2020 sigue siendo muy inferior a países con calificaciones similares, como Francia ('AA'/'estable' y alrededor del 115% del PIB a finales de 2020) y EE UU ('AA'/'estable' y con el 135-140%), a pesar del aumento de la deuda pública británica. Las necesidades anuales brutas de financiación del Gobierno también son significativamente inferiores a las de los países mencionados; el promedio de vencimiento de la deuda de largo plazo del Reino Unido es de 15,2 años. Esto contrasta con los 7,8 años en el caso de Francia, los 5,8 años para los EE.UU. y un promedio ponderado de 7 años para los países del G7.

Además, el Banco de Inglaterra ha estado comprando bonos del Tesoro de Reino Unido. Con la expansión del QE a 645.000 millones de libras esterlinas, como se anunció en marzo, el banco central debería, como mínimo, mantener el 30% de los títulos de deuda pública en circulación en 2020, frente al 24% a finales de 2019. Incluso si las compras representan sólo una transferencia transitoria de la deuda del Reino Unido al banco central, esto va en cierto modo a reducir el aumento en 2020 de la deuda pública con el sector privado - el segmento de la deuda soberana calificada por Scope.

Dennis Shen es el principal analista para Reino Unido de Scope Ratings

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