VALÈNCIA. Han tenido que pasar más de 80 años, pero Salvador Gomar, Juan Luís Pomares y Vicent Blanquer ya están por fin en casa. Sus restos salían este sábado del cementerio de Paterna para emprender el camino de vuelta a La Safor: los dos primeros hacia Gandia, el tercero hacia Xeresa. Allí podrán descansar, por fin, junto a las esposas a las que dejaron atrás aquel fatídico día 2 de noviembre de 1939, cuando los fusilaron.
En total fueron 28 los hombres que acabaron en la fosa 100 del cementerio de Paterna, todos ellos procedentes de diferentes municipios de La Safor: Gandia, Oliva, Piles, Xeraco y Xeresa. Las tareas de exhumación de esta fosa comenzaron el mismo día 2 de noviembre de 2019, coincidiendo exactamente con el 80 aniversario de su fusilamiento.
A partir de ese momento, se pusieron en marcha todos los mecanismos para poder identificar los cuerpos y devolver tantos como fuera posible a sus familias. Pero lamentablemente, y por ahora, tan solo Gomar, Pomares y Blanquer han podido ser identificados correctamente.
"Verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición", es lo único que pide la Asociación de Familiares de la Fosa 100, constituida precisamente para seguir las labores de exhumación y apoyar a todas aquellas personas que tuvieran a un ser querido dentro de esta tumba anónima. En total, son 23 las familias que se han podido encontrar y reunir en la lucha por un objetivo común: recuperar a quienes perdieron injustamente tras la Guerra Civil.
"Esto no tiene nada que ver con ideologías políticas, tiene que ver con la dignidad de todos los represaliados que acabaron aquí y sus familiares", defiende Teresa Llopis, presidenta de la agrupación. "Somos como una gran familia, nos hemos apoyado en los peores momentos pero también hemos compartido instantes muy felices, esta asociación es de verdad lo mejor que me ha pasado en la vida", apuntilla, visiblemente emocionada tras la pequeña victoria que ha supuesto devolver los cuerpos de tres represaliados.
Salvador Gomar era un labrador de Gandia, presidente de la Sociedad El Amanecer, que por aquel entonces aglutinaba a los trabajadores del campo de la zona. También era afiliado a la UGT e incluso llegó a ser vocal de la comisión gestora del ayuntamiento en el año 1936. Del mismo modo, también publicó un escrito en el semanario de la UGT, lo que finalmente fue esgrimido como prueba en el juicio contra él y le llevó a la muerte como "enemigo del régimen" a la edad de 33 años.
Juan Luis Pomares, por su parte, era ferroviario de la antigua línea que unía Gandia y Alcoi. También natural de Gandia, estaba afiliado al Partido Comunista e incluso llegó a embarcarse en Alicante para huir del país e intentar salvar la vida. Sin embargo, en el último momento abandonó esta idea y volvió al municipio que le había visto nacer, pues él no consideraba que hubiera cometido delito alguno. "No tenía las manos manchadas de sangre", apuntillan sus familiares. Tenía 33 años cuando lo apresaron, en junio de 1939.
Por último, Vicent Blanquer era vocal del Comité Antifascista, encargado concretamente del área de vivienda. Fue apresado y trasladado a la prisión de San Miguel de los Reyes, donde no estuvo demasiado tiempo, pues pronto salió camino a Paterna para ser fusilado. "Fueron de los primeros a los que mataron después de la guerra", explican sus familiares.
Las primeras pruebas que se han llevado a cabo tan solo han encontrado ADN en seis de los 28 cuerpos enterrados en la fosa 100. De estos, tres han podido ser identificados gracias al cotejo de los muestras con familiares y los otros tres casos todavía no han sido esclarecidos. Aun así, la asociación de familiares no ha querido dejar pasar más tiempo: "Hemos entregado ya los cuerpos de las personas que tenemos identificadas porque la espera ha sido muy larga y sus hijos son ya muy mayores", explica Teresa Llopis.
Ahora, los restos volverán a ser tratados para intentar esclarecer el origen de todos aquellos que no han podido ser identificados, ya sea de la mano de un nuevo laboratorio o de nuevas técnicas para analizar ADN. Del mismo modo, el banco de ADN de la Generalitat Valenciana también estará disponible para usar muestras en caso de que estas puedan arrojar algo de luz a la investigación sobre los cuerpos de los represaliados de la fosa 100.
"Los familiares de la fosa 100 tenemos muy claro que queremos recuperar los restos para que puedan descansar en su casa. Sin embargo, también respetamos firmemente la decisión de todas aquellas familias que prefieren dejarlos aquí en Paterna. Por eso, estamos totalmente a favor del proyecto de la Generalitat Valenciana para construir un mausoleo donde puedan ser nuevamente depositados y que dignifique su memoria", explica Llopis.
Totalmente a favor de ello se ha pronunciado la consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez, que también estaba presente en el acto. "El gobierno autonómico ya está trabajando en la redacción del proyecto y por supuesto estamos totalmente dispuestos a financiarlo en su totalidad", ha recalcado. En total, estima que podría costar un millón de euros.
Por el momento, la Generalitat se encuentra en conversaciones con el ayuntamiento de Paterna para llegar a un acuerdo sobre la naturaleza de esta obra, que se ubicaría dentro del propio cementerio y junto a las fosas donde los represaliados fueron enterrados. "Es una obra muy importante, porque calculamos que debería albergar como mínimo a 1.600 personas".
En total, en Paterna se estima que hay enterradas 2.200 víctimas del franquismo. Así, en el mausoleo se quedarían todas aquellas que no han podido ser identificadas, que no han sido reclamadas, o cuyas familias han preferido dejar que descansen en Paterna: "Un mausoleo abierto al aire, para que nunca más caigan en la oscuridad en la que un día quisieron encerrarlos", es el único deseo de Teresa Llopis.