El consistorio propone una tercera vía alternativa en la que se incluye la estación de Portela, aunque aceptaría un acceso a un solo nivel
VALENCIA. Hablaba el alcalde de Valencia, Joan Ribó, este lunes de que había percibido una actitud “distinta, más positiva” en el nuevo ministro de Fomento, Iñigo de la Serna. Lo decía tras haber mantenido un breve encuentro en el tren que condujo al ministro a Sagunto, durante la visita que realizó el representante del Gobierno de España para examinar las obras del tercer carril del Corredor Mediterráneo.
Lo decía pensando en los diferentes frentes abiertos con Madrid (EMT, túnel de Serrería…) y muy especialmente en el Parque Central, una de las intervenciones más relevantes en cuanto a presupuesto (en torno a 2.000 millones de euros) y en la que el consistorio se ha encontrado con las crudeza de las rebajas ministeriales. La alternativa que oferta el Gobierno de España, una propuesta low cost, no ha convencido en la Casa Gran, donde llevan más de un año a la gresca con Madrid por una propuesta de saldo.
Pero la brecha que parecía insalvable entre Madrid y Valencia parece ir acortándose, aunque los pasos siguen siendo lentos. En el equipo de gobierno del ayuntamiento pervive la sensación de que “Valencia no es una prioridad” para el Gobierno de Mariano Rajoy, tal y como comentaba el concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, a la vuelta del encuentro que mantuvo este martes en Madrid con los técnicos del ministerio.
La reunión, una cita pura y dura de aspectos técnicos, se devenía fundamental aunque no definitiva. Se trataba de dar un paso adelante, que se clarificaran los aspectos a dirimir y comenzara a resolverse el entuerto que se va alargando y dura años.
Básicamente, desde el Ministerio presentaban su alternativa a los representantes del Ayuntamiento de Valencia, corregidos aspectos que no habían analizado en la anterior. En resumen, según explicó Sarrià, Fomento les ofreció una comparativa de costes de las tres fases de construcción del parque, incluyendo la estaciones de Aragón y Tarongers, la nueva propuesta de Estación y su aparcamiento subterráneo, así como la solución al colector de Giorgeta, un escollo que el Ministerio había obviado. Algunas propuestas de Fomento, como el parking subterráneo, limitaría (y mucho) el jardín y los árboles que se podrían plantar y condicionarían el parque de manera irresoluble.
Las rebajas ya no eran iguales. Si bien al principio el Ministerio habló de un ahorro de 800 millones de euros con su propuesta low cost, este martes el ahorro se reducía a 500 millones, una estimación que Sarrià consideró incluso exagerada. “El ahorro será menor”, vaticinaba con cierto escepticismo.
Por su parte, los representantes del gobierno municipal acudieron con los deberes hechos y portaban su propia propuesta, una tercera vía, alternativa, y así se lo hicieron saber a los responsables de Fomento con los que se reunieron. “Podríamos aceptar el planteamiento del canal de acceso en un sólo nivel”, explicó Sarrià. Do ut des, una cesión a cambio de otras. “Hemos planteado que esa solución se podría compatibilizar con la Estación de Portela y la ejecución por fases”, añadía.
Y es que la estación diseñada por César Portela se ha convertido en un caballo de batalla, una de las líneas rojas con las que el nuevo gobierno municipal no quiere transigir. A diferencia del anterior gobierno municipal, que había renunciado a ella, el consistorio que dirige Ribó la ha planteado como una propuesta irrenunciable. “Hemos quedado que estudiarán esa posibilidad y nos hemos emplazado para en unas semanas volvernos a ver. En todo caso estudiaremos las comparativas de costes una vez los tengamos desgranados y con esta tercera alternativa”, resumió Sarrià. La pelea por el Parque Central continúa pero parece que será menos cruenta.