VALÈNCIA. Sergio Vilar logró la alcaldía de Montserrat el 1 de diciembre. Juan Carlos Roses elevará la vara de mando de Albaida -salvo imprevistos- el 2 de enero. Ambos lo conseguirán tras presentar moción de censura en sus respetivos municipios que, aunque de comarcas diferentes -Ribera Alta y Vall d´Albaida, respectivamente-, se hallan en el interior de la provincia.
Los dos líderes locales emergentes tras sendas mociones de censura -las primeras de este mandato en la demarcación provincial- presentan bastantes similitudes. Para empezar, ambos son del Partido Popular; y para continuar, en los dos casos han optado por primera vez al cargo y, hasta que encabezaron sus respectivas listas, andaban alejados de la vida política e interna de sus agrupaciones locales.
Su existencia ha cambiado -en el caso de Sergio Vilar- o se metamorfoseará en breve -en lo que respecta a Juan Carlos Roses-. El primero, con 30 años cumplidos en octubre, se dedicaba laboralmente al ámbito automovilístico. Ahora la principal parte de su tiempo lo destina al consistorio de Montserrat.
El albaidense, por su parte, de 41 años, dirige una empresa familiar consagrada al sector textil. Constituye un nuevo eslabón de una saga dedicada a este oficio y arraigada en la emblemática localidad que pone nombre a la comarca de la Vall d´Albaida y que es conocida, entre otras cuestiones, por su tradición campanera.
Los dos forman parte de municipios de la franja que oscila entre 5.000 y 10.000 habitantes y a los que, por tanto, corresponden 13 concejales. Esto, lógicamente, significa que la mayoría absoluta se logra alcanzando, como mínimo, los siete.
Vilar los obtuvo el pasado mes de noviembre, cuando registró la moción de censura, al sumar a los cuatro de su partido los dos de Vox y el decisivo -y hasta entonces indeciso- de la formación local Agrupación Independiente General de Urbanizaciones y Asociaciones (AIGUA).
Roses (que fue futbolista y piloto de motocross) presentó el viernes en el registro del Ayuntamiento de Albaida uno más. Iban a ser siete, pero consiguió un actavo. En su caso no necesita a una tercera fuerza, aunque sí que se haya roto una segunda.
Aunará a los seis con los que ganó las elecciones -no pudo gobernar en junio por un pacto entre Compromís y PSPV- el de Cristina Vila, concejal que abandonó hace escasos días la militancia socialista -tal como adelantó Valencia Plaza- y ha rubricado ante notario su apoyo a la moción de censura. Y, a última hora, el de Pau Sempere, suscrito este jueves.
Sí, primero lo han certificado notarialmente y, con ese paso sellado, han presentado este el escrito. Para que nadie albergue las dudas que siempre conlleva una medida de este calado. "Todo está claro", recalca Roses, quien insiste en que la situación del Consistorio, dirigido todavía por el primer edil compromisario Alejandro Quilis, resulta "insostenible" y que no es "una caramelo dulce, pero hay que dar el paso y tratar de solucionarlo".
En lo primero, lo de "insostenible", coincide curiosamente con el portavoz del PSPV, David Palací, que, al igual que sus dos compañeros, renunció a sus delegaciones en octubre e incluso coqueteó -aunque insiste en que sin negociar- con la posibilidad de una moción de censura con el PP.
Se le adelantó, hastiada de cómo se alargaba la situación, la concejala de su grupo al pactar por su cuenta. Con su voto, el séptimo, le bastaba a Roses, aunque también reclutó a Sempere. Gobernará con su apoyo, aunque, en principio, sin que los munícipes exsocialistas no adscritos tengan delegación. Respaldará al PP desde la oposición.
En esto no ha habido coincidencia. Vilar ha desbancado a un histórico alcalde socialista, Josep Maria Más. Aunque, para hablar de los largos periodos cronológicos con los que se sobreentiende el término histórico, podríamos aludir al peso que Albaida ha adquirido para Compromís en la última década. De hecho, ha ostentado su alcaldía desde 2011 ininterrumpidamente. Hasta principios de enero, en que, siguiendo con los nexos, la dirigirá quien lo hizo hasta el citado 2011, el PP.
Candidatos noveles, del sector privado, neófitos en política y en la gestión municipal, del PP, relativamente jóvenes... los rasgos coincidentes entre Roses y Vilar componen una enumeración que se va alargando.
Podríamos añadir que accederán al cargo por el hartazgo de un concejal de otro partido que decide dar el paso de otorgarles su voto. Aunque esto último suele ser una constante o circunstancia habitual en las mociones de censura, se añadiría, en cualquier caso, como una similitud más en el vasto paralelismo entre el ya alcalde de Montserrat y el futuro de Albaida.
Y ya que el elenco se expande, le preguntamos Vilar, alcalde investido, que aconsejaría a Roses, previsible primer edil, hacer en sus primeras semanas en el cargo. "A nosotros nos ha venido muy bien el tener un grupo de técnicos y trabajadores del ayuntamiento muy cualificados, que nos han ayudado en todo lo posible y son los que han garantizado la continuidad de todos los trabajos que se venían haciendo", señala.
"A nivel personal, me parece fundamental prestar mucha atención a toda la ciudadanía, dar importancia a todos y cada uno de los vecinos que quiere reunirse con nosotros para transmitirnos sus dudas o sugerencias y, por supuesto, mucha dedicación en cuanto a tiempo de las primeras semanas", añade Sergio Vilar como recomendaciones a quien podríamos calificar casi como su alter ego político, a Juan Carlos Roses.