PSPV y Compromís pactaron una moción descafeinada sobre el carril bici para salir del paso
VALÈNCIA. El difícil arte de entenderse se intentó practicar este jueves en el pleno ordinario de València -algo no excesivamente habitual-, a plena luz del hemiciclo y como en los partidos de fútbol: cubriéndose la boca con la mano, con folios o dando la espalda a los palcos. Suele ocurrir, en ocasiones, que tras este empedrado camino de la palabra, no todas las partes acaben igual de satisfechas. Es más, alcanzar un término medio suele conllevar precisamente esto. Y huelga recordar que el centro no siempre habita el mismo lugar dependiendo de quién mire.
Viene a colación porque este jueves el Partido Popular había puesto sobre la mesa paralizar varios carriles bici de la ciudad, entre ellos el afamado de Reino de Valencia. La idea había sido planteada por la candidata popular a la Alcaldía María José Català -sí, ya se deja notar su influencia en el consistorio-; y si tenía como propósito colateral aflorar las diferentes posturas en el Govern de la Nau, a la postre lo consiguió. El gobierno municipal tuvo que vérselas y deseárselas para contrarrestar esta moción sin deslizar sus desavenencias. De hecho, no sólo las deslizaron, sino que se plasmaron en dos textos distintos, uno elaborado por el PSPV que encabeza Sandra Gómez, y otro de Compromís, coalición de la que forma parte el edil de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi.
De haberse presentado este dilema poco después de que el tripartito firmase su matrimonio, probablemente se habría despachado sin el menor rasguño. Pero el discurrir del tiempo, como ocurre en muchas relaciones, pasa factura, y casi cuatro años compartiendo hogar y diferencias, acaban por erosionar. En este caso, la unión tripartita que suele revestirse de fraternidad se reveló como lo que es, un matrimonio de conveniencia, ante la polémica del carril bici, que con toda seguridad copará el debate público conforme se acerque la cita con las urnas.
Ante la propuesta de la formación conservadora que en el hemiciclo encabeza Eusebio Monzó, los socialistas impulsaron una moción alternativa propia e independiente al resto de gobierno local para "continuar buscando y reforzar activamente el consenso entre los diferentes partidos políticos, asociaciones de vecinos y agentes implicados en la movilidad de la ciudad" y evitar "un espacio de confrontación". Pero el fragmento que menos agradaba al edil de Movilidad era el de "realizar una evaluación sobre el impacto" de sus actuaciones para mejorar, "complementar o modificar" aquellas "problemáticas" o que "no supongan un beneficio" para el vecindario.
La coalición valencianista respondió con una moción propia también, eliminando cualquier referencia a la confrontación, a los problemas, y proponiendo continuar con el impulso de "medidas complementarias para los peatones, moderando el tráfico en determinadas zonas, desarrollando una infraestructura ciclista adecuada" y "consolidando la red de vías para toda la ciudad". Incluía también los instrumentos de diálogo, y especificaba algunos como la Mesa de Movilidad. En todo caso, muy distante a la de los socios.
De estas posturas se partía a media mañana y con el pleno en marcha. El difícil -y rápido- arte de entenderse podía evitar titulares mayores. Los tiras y afloja de un lado y otro acabaron por parir 'la tercera vía', el camino de en medio, el término medio. Una moción suscrita por el gobierno al completo, aunque descafeinada. Un texto sin sabor alguno y eficacia práctica cuestionable que evidenció los escasos puntos en común que comparten ambas formaciones sobre la gestión de los carriles bici que ha practicado Grezzi. Finalmente, el documento refundido partía del socialista, pero, por una parte eliminaba todo lo referente a modificar o complementar aquellos proyectos problemáticos.
Por otro lado, introducía un matiz lingüístico. Si antes emplazaba a "realizar una evaluación", ahora lo que hacía era instar a "continuar evaluando". Esto no sólo cambia el texto en sí, sino todo lo que implica, dado que, si se va a continuar con las evaluaciones, se deduce que estas ya se están realizando, por lo que la aprobación de la moción sería, en efecto, papel mojado. En resumen, una propuesta fruto de mucho limar asperezas que viene a demostrar que, en ocasiones, el término medio acaba acercándose a la indefinición. En este caso, no obstante, sirvió al Govern de la Nau para salir del paso. Ahora bien, no sin secuelas.