VALENCIA. Andrés García Reche recibió de Ximo Puig el encargo de crear una Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) para transformar el modelo productivo. Reche, profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València, ya tenía claro el diagnóstico: la agencia es la herramienta necesaria para elevar la productividad de los sectores tradicionales valencianos y por ende, los salarios. Para ello, espera no toparse con la misma "incomprensión" que percibió cuando impulsó el Impiva y los institutos tecnológicos valencianos durante su etapa como director general de Industria y conseller de Industria, Comercio y Turismo entre 1983 y 1993.
El profesor García Reche huye de polémicas competenciales porque habrá un comité técnico que trabajará codo con codo con el Ivace, garantiza que el nuevo ente contará con recursos y personal suficiente y lanza un reto relevante a los 700 grupos que integran el Sistema Valenciano de Innovación: "Dejemos de esperar a que alguien venga a decirnos cómo va a ser el mundo. El futuro de la alimentación, la salud o la construcción lo debemos definir nosotros".
-¿Cómo le convenció Ximo Puig para meterse en este lío?
Lo teníamos hablado los dos porque habíamos visto que en la Comunitat necesitamos una nueva política industrial 2.0. Para eso había que crear una agencia adaptada a los tiempos y basada en lo que están haciendo otros países como Suecia o Dinamarca, una herramienta política diferente a las habituales que nos permitiera dar un salto cualitativo para conectar el talento que ya existe con las empresas. Yo ya me dedicaba a esto y me metí en ello porque no me supone un esfuerzo intelectual. Me pareció bien que el Gobierno valenciano lo planteara porque supone afrontar el principal problema que tiene esta comunidad, que es la necesidad de mejorar la renta per cápita y la calidad del empleo.
-Este organismo se crea al margen de las conselleries...
-Sí, se crea un órgano consultivo con un encargo muy preciso que es crear la Agencia Valenciana de la Innovación que nace desde el principio con una concepción muy transversal, separada de la estructura departamental de un gobierno por una razón obvia; si la agencia se dirige al conjunto del sistema de innovación, éste no son solo las empresas, también lo es el CSIC, los centros tecnológicos, los centros de investigación sanitarios... Eso requiere una estructura de coordinación separada de la estructura departamental propia de los gobiernos.
-¿Y va a ser de coordinación? Porque el conseller de Economía, Rafael Climent, expresó recelos con la posibilidad de que hubiera una especie de Conselleria paralela...
-Eso está resuelto ya porque es evidente que esto no va a ser una Conselleria paralela, sino un instrumento moderno similar al que funciona en países nórdicos y que intenta enfocar, con programas nuevos, la conexión de los agentes del Sistema Valenciano de Innovación (SVI). Naturalmente que es un ente de coordinación pero además ha de tener incentivos nuevos.
-¿De qué tipo?
-Incentivos de tipo económico, obviamente, préstamos y subvenciones. Claro que vamos a tener programas propios, pero programas diferentes a los que existen porque abordan un problema diferente, que es cómo conectar bien todos los elementos que existen del SVI.
-Pero la Conselleria sí tiene programas de innovación...
-Por supuesto, pero no tiene programas que aborden una estrategia global con los centros tecnológicos, las universidades, el CSIC y las empresas. Ellos tienen que dirigirse directamente a las empresas. Vamos a contar con que eso existe y no habrá ni un solo programa en el que podamos tener discrepancias. Se ha constituido una comisión técnica entre los técnicos del Ivace y los de la AVI para clarificar desde el punto de vista técnico las parcelas en las que puede haber solapamiento y ese caso tomaremos decisiones. No va a haber problemas de coordinación.
-¿Qué personal va a tener la agencia?
-En general, la mayoría del personal va a venir de otras instituciones de la Generalitat, tanto en el ámbito funcionarial como en el laboral. Y va a haber pruebas de acceso objetivas y transparentes.
"Si alguien cree que la agencia va a ser un chiringuito, sólo tiene que mirar si yo doy garantías"
-¿Y cuántos trabajadores va a tener?
-Lo estamos viendo ahora y se reflejará en la memoria económica. La idea es empezar con muy poca gente. Si alguien cree que esto va a ser un chiringuito, un concepto de que está instalado en nuestra historia reciente, deben tener la garantía de que, cuando se diseña una agencia como esta conmigo al frente, solo hay que mirar si yo doy garantías de que esto vaya a ser un chiringuito; si esto es para emplear a amigos y conocidos o realmente para transformar el modelo económico en la dirección que queremos. No hay más que la credibilidad que uno puede tener en base a su historia. Seguirá habiendo críticas, pero naturalmente la AVI contará con personal suficiente para sus programas. Va haber un periodo de transición en el que tendrá el personal mínimo imprescindible y en 2018 ya alcanzará velocidad de crucero y tendrá el personal que necesite.
-¿Por qué existen recelos?
-En asuntos como este la confianza es fundamental. Lo que la AVI pretende es recuperar la confianza de las empresas, que vuelvan a creer de verdad que se les va a ayudar, que sepan que esto va a ser todo transparente, neutral... Recuperamos el mérito y la capacidad. Las empresas que son buenas pueden salir adelante en el mercado. Si no tenemos la confianza de las empresas, por mucho presupuesto que tengamos, esto no va a funcionar.
-¿Cuándo verá definitivamente la luz la Agencia Valenciana de la Innovación?
-La previsión es 2017 que es el año de la transición, de definición de programas, de convocatorias, etcétera. Es previsible que ese año no podamos actuar más de seis meses. Ha de ser una etapa prudente y realista. En 2017 creo que no habrá demasiados problemas presupuestarios y en 2018 habrá un impulso importante en términos económicos.
-En 2018 quedará un año y medio de legislatura. ¿Es un handicap o es posible ponerla en marcha en ese tiempo? Porque los proyectos de innovación son a largo plazo...
-Da tiempo de poner en marcha una maquinaria muy potente. La enorme ventaja que hemos tenido es el largo periodo de reflexión y búsqueda de consenso entre todos los agentes que tienen que ver con la generación de conocimiento. Esto permite que, cuando comience a funcionar, los efectos se vayan a notar rápido. La ley contempla que el principal responsable de la AVI ha de ser elegido por dos tercios de Les Corts para darle esa visión a largo plazo, algo que se reforzado con la dependencia directa de Presidencia y los mandatos de cinco años para que no dependa de los cambios políticos de cada ciclo electoral.
-¿Va a ser usted el director?
-No lo sé, Les Corts deciden. A mi me gustaría estar porque creo que sé lo que hay que hacer.
-Semanas atrás anunció que la actividad de la agencia, además de en préstamos y subvenciones, se apoyará en una nueva fórmula financiera diseñada junto al IVF especialmente para empresas familiares, ¿se puede concretar cuál es?
-Habrá un parte que serán ayudas directas, subvenciones a proyectos estratégicos y a empresas que entren en los programas de compra pública de innovación que vamos a crear de inmediato o en los programas que tienen que ver con la cadena de proveedores. Y habrá otros programas que se centrarán en la conexión de universidades y empresas, nexos que no están funcionando correctamente y necesitan incentivos. Además, vamos a tener una estrecha colaboración con el IVF porque las posibilidades de las empresas dependen también del acceso al crédito. Tenemos la idea de colateralizar algunos fondos de la agencia en el IVF para que sirva a esos fines, poder ayudar con el crédito donde no llegamos con las subvenciones.
-¿En qué consiste la compra pública de innovación?
-En movilizar la compra publica de las administraciones definiendo qué tipo de productos o servicios que no estén en el mercado o que supongan una mejora sustancial de lo que ya existe pueden comprar con el fin de que sus servicios mejoren notablemente. Podemos diseñar un inventario de productos y servicios que las administraciones comprarían gustosamente si se produjera esa innovación que producirá ahorros o mejoras claras en los servicios. Ese inventario es la primera fase. Después la agencia trabajará muy estrechamente con las empresas para llevar a cabo los procesos de investigación que eso requiera. Echando mano de los institutos tecnológicos, de las universidades o del CSIC. Uno de los programas potentes de la AVI será empujar a las empresas, que tendrán una demanda garantizada final, para que hagan innovación. Esta vía ya funciona en muchas partes de Europa y queremos tener el mejor diseño operativo para que el impacto sobre las empresas sea mucho mayor.
-¿Pero las patentes las compra la administración?
-No necesariamente. En los contratos de compra de las primeras series, que es el compromiso de la compra pública de innovación, depende del acuerdo al que se llegue con la administración. A la empresa le puede interesar quedarse con la patente.
"La única forma realista para incrementar la dimensión de las empresas es la innovación"
-Para los programas con la cadena de proveedores necesitará la complicidad de las grandes empresas, ¿cuenta con ella?
-La compra pública de innovación se traslada muy bien a las grandes empresas que operan en la Comunitat. Queremos trabajar con la cadena de valor en su conjunto. Las empresas de aquí tienen que hacer innovaciones para convertirse en proveedores de las grandes empresas que operan aquí o mejorar como proveedores si ya lo son. La única forma realista para incrementar la dimensión de las empresas es la innovación. Son los proveedores de grandes empresas los que van aumentando su tamaño conforme los requerimiento de innovación por parte de la empresa compradora. Nosotros vamos a facilitarles el camino, es la forma de abordar nuestro grave problema de dimensión de las empresas, con políticas realistas y contrastadas.
-Se menciona constantemente el cambio del modelo producto como un mantra, ¿es necesario?
-No me gusta hablar de cambio del modelo producto, no creo que se pueda cambiar ni mucho menos por decreto ley. Me convence más el término transformación, porque nosotros tenemos un modelo productivo claramente definido que merece ser transformado hacia un modelo sostenible, inteligente e integrador que es lo que nos pide Europa. El problema es que muchas veces se dice pero no se sabe cómo llevarlo a la práctica. La forma de hacerlo es con la AVI. Se trata de aumentar el valor añadido de las empresas que tenemos, generar nuevas actividades y empresas ligadas si es posible a las empresas y sectores que tenemos en la dirección de la sostenibilidad: mayor valor añadido, mayores salarios medios y mayor renta per capita.
El problema de la calidad en el trabajo no está en la calidad del trabajo, sino en que las empresas sean capaces de pagar altos salarios. La discusión importante en materia de calidad en el trabajo, es decir, de empleos fijos y altos salarios, es mirar qué producimos y cómo lo producimos. Cuando lo veamos sabremos de inmediato que no podemos llegar a más. El objetivo de la AVI es aumentar el valor añadido, la suma de beneficios y salarios, que es lo que determina el volumen de beneficios y de salarios. Después está el tema de la redistribución pero para empezar a hablar hay que tener la masa de beneficios y de salarios creciendo. Si no, no se pueden pagar altos salarios.
-¿Tienen identificados los sectores emergentes en la Comunitat?
-Los sectores emergentes en la Comunitat son alimentación, salud, calzado, mueble y la construcción de casas. Se acabó ya lo de los sectores tradicionales. Los llamados sectores tradicionales tienen una enorme capacidad para aumentar el valor añadido de lo que producen si incorporan las nuevas tecnologías a los procesos de producción y a toda la cadena de valor. El valor añadido por trabajador que obtienen grandes empresas de distribución, del textil o de la alimentación está un 50% por encima de la media de su sector.
"Los sectores tradicionales tienen una enorme capacidad para aumentar el valor añadido si incorporan las nuevas tecnologías"
Nuestros sectores emergentes son los de toda la vida. Necesitamos una industria de salud y calidad de vida potente, para lo cual estamos muy preparados por nuestros centros de investigación, incluidos los de los hospitales públicos. Tenemos la alimentación, tenemos el hábitat y tenemos los bienes de consumo tradicionales... Y los sectores tradicionales son, a su vez sectores emergentes. ¿Un sistema de trazabilidad en la industria alimentaria es sector tradicional o emergente? Por eso queremos un modelo de desarrollo basado en lo que ya sabemos hacer para hacerlo mejor y generar nuevas alternativas. No podemos reproducir el Silicon Valley en todas las regiones del mundo. Hay que sacar partido de lo que uno tiene y hace bien.
-¿Hay una Burbuja de emprendimiento?
-Aún no lo sé. Creo que no porque esto en España era inexistente. Nuestra tradición de capital riesgo o sistemas de business angels o promoción de nuevas actividades era muy pobre hasta hace apenas cinco años. Aquí no ha habido nunca un intento de capital semilla potente. Ahora está bien este movimiento porque el capital privado empieza a pensar que, junto a las alternativas financieras de siempre, es posible ganar dinero invirtiendo en nuevas empresas. Es muy positivo. Puede ocurrir que haya un exceso con el tiempo, pero al final el mercado se autorregula. Cuanto más se oriente ese movimiento a los sectores que ya tenemos, conseguiremos aumentar el valor añadido, la productividad y la renta per capita de nuestras empresas.
-Usted participó en el impulso de los institutos tecnológicos de la Comunitat. Han tenido problemas que todos conocemos, ¿cree que tienen salida o hay que reorientarlos?
-Lo institutos tecnológicos mantienen su vigencia absolutamente. Entre otras cosas porque son la referencia inmediata de cualquier empresa para acceder a los ensayos, las nuevas tecnologías, la implantación de normas técnicas... Son su colaborador inmediato. Los institutos tienen la enorme ventaja de que están descentralizados territorialmente y eso se debe mantener porque las empresas necesitan ese apoyo tecnológico a pie de fábrica. ¿Qué ha pasado? Que desde hace 20 años no ha habido política ninguna. Si a un instituto tecnológico, un responsable político le dice que se busque la vida, al final se la busca. Lo que ha ocurrido es que una parte de su actividad se ha orientado obligatoriamente a captar recursos para mantener su propia estructura. Pero hay un interés general de los institutos tecnológicos, todos los necesitamos y tenemos que poner dinero para darles tranquilidad. Su impacto en las empresas es muy grande. Las empresas lo necesitan y al final repercuten en nuestros salarios y nuestra calidad de vida. No hay nada fuera del sistema productivo.
-¿Cómo se va a trabajar con ellos?
-Vamos a implicarles en un sistema que les va a permitir dar un salto y cooperar con el resto del sistema de innovación. Se ha acabado estar solo a la espera de ver cómo va el mundo y la tecnología para ver cómo lo podemos aplicar a las empresas. Eso sigue siendo necesario, pero ahora vamos a dar el salto de ver quién define cómo va a ser la alimentación del futuro. Podemos ir un poco más allá. Si tenemos 700 grupos de investigación en nuestro SVI, ¿no podemos utilizarlo para definir nosotros mismos el futuro de la alimentación, la salud o la constricción para definir nosotros cómo van a ser las casas del futuro. Vamos a dejar de esperar a que venga alguien a decirnos cómo va a ser el mundo para definir el futuro nosotros mismos.
Los sectores tradicionales son los de más futuro; cómo vamos a alimentarnos, a vestirnos o cómo van a ser las casas en la que vamos a vivir es algo que tenemos que definir nosotros. La sensación que tuve en los 80 y 90 cuando montamos el Impiva -antiguo Instituto de la Pequeña y Mediana Industria, hoy integrado en el Ivace- y los institutos tecnológicos era de total incomprensión por la mayoría de la sociedad valenciana, de que era algo demasiado moderno para nosotros. Espero que esta vez no haya la misma sensación. Esto es lo que tenemos que hacer para situarnos a la vanguardia de España. No nos lamentemos después de que no hemos hecho lo que teníamos que hacer.
-También encontró incomprensión en la marca Mediterrània...
-¿Y al final dónde hemos acabado? Con todo el mundo pensando en lo mismo, ¿por qué? Porque calidad de vida, sostenibilidad, salud no es mas que el mediterranean way of life. Una parte muy cerril de esta sociedad que siempre ha estado en contra de cualquier innovación sigue sin querer entenderlo, pero espero que con el tiempo vayamos siendo sensatos. Creo que esta AVI es mediterránea porque a lo que va es a mejorar el valor añadido de una serie de productos y servicios vinculados de manera obvia a la mediterraneidad y la calidad de vida.
"¿TTIP? Estamos yendo demasiado deprisa en oponernos a algo que todavía no se ha producido"
-¿Como ve la polémica sobre las repercusiones del TTIP -tratado comercial entre Europa y EEUU- en las empresas valencianas?
-La postura de negociación la UE me parece la mar de sensata. Sabemos que la propuesta de EEUU se salta algunas normas, pero no he visto que la UE haya doblado el brazo, por lo que no veo dónde está el problema. Lo que hay que ver es qué cesiones concretas hace la UE y, cuando lo sepamos, entonces ya hacer un análisis riguroso. En general, todos los tratados de comercio son buenos a largo plazo. Es verdad que en este caso hay problemas de reglamentaciones, sobre todo en el sector alimentario, pero lo que yo he escuchado a los responsables de la UE es que ellos no han cedido en nada de eso. Estamos yendo demasiado deprisa en oponernos a algo que todavía no se ha producido. Cuando veamos en qué cede la UE y en que cede EEUU veremos si eso tiene un sentido y si hay que estar en contra o a favor.
-¿Dónde está el problema?
-Por mucho que digamos, el problema de Europa no está en Europa. La Comisión Europea es muy tecnócrata. Ojalá tuviéramos gobiernos así en muchas partes del mundo. Sé que esto tiene mala prensa, pero al final no es correcto porque funciona de forma muy neutral y objetiva. Otra cosa es el Consejo de Europa; el problema de Europa está en los estados que la integran, no sólo en el núcleo duro de la UE, sino también en muchos países del Este. Ni siquiera en el tema de los refugiados la culpa es de Europa, es de los países que se reúnen en el Consejo de Europa y son incapaces de llegar a un acuerdo porque no quieren enfrentarse a sus propios electores. No es Europa lo que funciona mal, sino los estados que la componen, los dirigentes que llevan a Europa al desastre. Ese es el problema.