Uno de los grandes quebraderos de cabeza que tienen nuestros clientes es el de la búsqueda de fuentes de financiación para impulsar el crecimiento de sus empresas. Todas ellas, independientemente de su tamaño empresarial o sector de actividad se enfrentan a obstáculos y consideraciones únicas al tratar de asegurar los recursos necesarios para impulsar su crecimiento y desarrollo. Y todas ellas en mayor o menor medida, dependen de la financiación bancaria como alternativa a los recursos propios.
Si bien la dependencia de las PYMES de la financiación bancaria es común en cualquier mercado europeo, no es menos cierto que la tendencia en España a la concentración del mercado bancario que se ha consolidado desde la crisis de 2008 y que llegará a su punto culminante si finalmente tiene lugar la fusión entre BBVA y Banco Sabadell, no facilita el acceso al crédito en las mejores condiciones. Además, por la propia idiosincrasia de nuestro país, todavía no hemos sido capaces de evolucionar instrumentos y productos financieros que reduzcan el enorme peso de la intermediación bancaria en la financiación de las empresas, bien sea a nivel operativo o estratégico.
Principales obstáculos en la búsqueda de financiación
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las empresas en la búsqueda de financiación es la falta de garantías suficientes para respaldar los préstamos. Las instituciones financieras suelen requerir garantías sólidas, como activos tangibles o historial crediticio, lo que puede dificultar el acceso a financiación para aquellas empresas que carecen de estos recursos. Además, la burocracia y los requisitos administrativos pueden ralentizar el proceso de solicitud de financiación, lo que representa otro desafío para las empresas, especialmente las más pequeñas y emergentes.
Otro de los problemas que hemos identificado en la búsqueda de fuentes de financiación es la reticencia a ceder control, especialmente en empresas de carácter familiar. Acudir a determinadas fuentes de financiación que impliquen una pérdida de control sobre la empresa es casi un tabú. La obtención de capital de riesgo puede requerir la cesión de una participación accionaria significativa que diluya el control y la toma de decisiones del fundador o el equipo directivo. Sin embargo, es importante evaluar estas opciones de financiación de manera objetiva y considerar los beneficios potenciales en términos de crecimiento y expansión que pueden ofrecer.
Alternativas a la intermediación bancaria
La financiación por leasing o arrendamiento financiero se ha extendido notablemente en la última década. Esta fórmula de financiación ha permitido a nuestros empresarios acceder a la financiación de activos de alto coste sin necesidad de realizar un gran desembolso de capital. En el largo plazo uno de los problemas principales es que el coste total del arrendamiento supera en la mayoría de los casos el precio de compra de dicho activo.
Otra fórmula que se está popularizando en España, pero que todavía está en fase embrionaria es la del “Crowdlending”. Este instrumento pretende ser una alternativa a la intermediación bancaria mediante la cual las empresas accedan a financiación en mejores condiciones. Normalmente estos instrumentos de financiación se articulan a través de una plataforma que casa las necesidades de financiación de las empresas con el ahorro privado. Este instrumento de financiación que nació cuando se cerró el grifo de la financiación bancaria tras la crisis financiera de 2008 y figuró en un limbo legal durante años, se ha articulado finalmente mediante un Reglamento de la UE que tiene por objetivo establecer una normativa común en el marco comunitario para la prestación de servicios de financiación participativa.
Actualmente hay número relativamente elevado que prestan este tipo de servicios y que se especializan en función del tipo de empresa (pymes, startups…etc), tipos de préstamos (descuentos de pagarés, préstamos recíprocos garantizados…) o los plazos de amortización.
En un contexto europeo, todavía existen fuertes diferencias entre las fuentes de financiación utilizadas por las empresas españolas y las de nuestro entorno más inmediato. Nuestras empresas tienden a depender en mayor medida de la financiación bancaria tradicional y menos de fuentes alternativas, como el capital de riesgo o el crowdlending. Desde luego la tendencia de concentración del mercado bancario español obliga a analizar fuentes de financiación que permitan a nuestras empresas acceder al mercado con mejores condiciones.
Tomás Miñana Beltrán es socio-fundador de Miñana Beltrán Tax & Legal