VALÈNCIA (EFE/María Roldán). Los países del G7 acordaron este sábado revisar la regulación bancaria ante las lagunas expuestas por las recientes quiebras en el sector, y apostaron por diversificar las cadenas de suministro con vistas a reducir la dependencia de China.
Al término este sábado de su reunión de tres días en la ciudad nipona de Niigata, los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del Grupo de los Siete se comprometieron a seguir trabajando para garantizar la estabilidad del sistema financiero ante los retos de su transformación.
Pese a que el G7 se mostró confiado en que el sistema financiero actual es suficientemente robusto tras las reformas llevadas a cabo a raíz de la crisis global de 2008, considera que las turbulencias recientes son un indicativo de la necesidad de seguir supervisando y actuando ante la evolución del sector.
"Abordaremos las lagunas en materia de datos, supervisión y regulación del sistema bancario", dijo el Grupo de los Siete en su declaración conjunta, donde también aseguró que se tomarán "las medidas apropiadas para mantener la estabilidad financiera", sin concretar más al respecto.
La reforma bancaria no estaba inicialmente en la agenda de la reunión, pero el colapso de varias entidades financieras, entre ellas el Silicon Valley Bank estadounidense y la suiza Credit Suisse, llevaron a la presidencia japonesa del grupo a poner énfasis en ese tema.
El G7 ha estudiado "las lecciones aprendidas" de estos episodios y situó como prioritario fortalecer la seguridad financiera, incluyendo el análisis de "las vulnerabilidades en la intermediación financiera no bancaria" y el establecimiento de unos estándares en su regulación.
"Reconocemos la urgente necesidad de abordar las vulnerabilidades existentes dentro de las cadenas de suministro altamente concentradas" en determinados países para productos clave, dijeron también los socios, que buscan abrir un diálogo con potencias emergentes que puedan convertirse en proveedores globales.
Aunque el documento no menciona al país expresamente, el G7 busca con esta diversificación acabar con el dominio de China como fuente de componentes y materiales de importancia estratégica, y cuya dependencia quedó patente en las disrupciones de la cadena de suministro durante la pandemia.
Los socios consideran que "la diversificación de las cadenas de suministro puede contribuir a salvaguardar la seguridad energética y ayudar a mantener la estabilidad macroeconómica", y anunciaron una iniciativa al respecto junto a socios externos cuyo lanzamiento está previsto para finales de año.
El objetivo principal de la iniciativa es incluir en el proyecto a economías emergentes para que "jueguen un papel mayor bajo una asociación mutuamente beneficiosa", según dijo el ministro japonés de Finanzas, Shunichi Suzuki, en una rueda de prensa tras el foro.
Con el fin de incluir en el diálogo a estos terceros países, la presidencia nipona extendió en esta ocasión una inusual invitación al encuentro a ministros de la India, Brasil, Indonesia o Comoras, presidencia de turno de la Unión Africana.
Para lograr una mayor integración de los países de rentas más bajas e impulsar su desarrollo, el G7 llamó a explorar y resolver de forma multilateral los problemas de deuda que les afectan y que se han visto exacerbados por la inflación y la guerra ruso-ucraniana.
La postura del grupo de buscar un mayor acercamiento a estos países ha sido interpretada nuevamente como un movimiento para tratar de contrarrestar la creciente influencia de Pekín en esas regiones, a través de inversiones y de financiación de deuda pública.
El ministro Suzuki también señaló que en términos generales, los socios acordaron "mejorar la transparencia y precisión de los datos de deuda" de forma amplia, un punto que acaparó especial atención durante la reunión en medio de los problemas del techo de deuda en EE.UU.
Los países del G7, en esta ocasión a través de sus representantes de Finanzas, volvieron a reafirmar su compromiso con el apoyo a Kiev. "Se han hecho progresos en lo que se refiere al aumento de la asistencia financiera en adelante", dijo el titular nipón del ramo.
El G7 "continuará atendiendo las necesidades de financiación a corto plazo de Ucrania" y apoyará "los esfuerzos conjuntos para reparar sus infraestructuras críticas", señala la declaración.
El texto reafirma la voluntad de aplicar sanciones y otras medidas a Rusia "para socavar su capacidad de llevar a cabo la guerra" y para "contrarrestar cualquier intento para evadir" esas acciones punitivas, y no descarta la adopción de medidas adicionales.