VALÈNCIA. ¿Qué tienen en común los nuevos helados de ICFC, los chicles de Chic-kles y las tortitas de trigo y panes especiales de Delibreads? A Grupo Ceremón. Esta constructora valenciana ha diseñado y construido sus instalaciones, con sistemas automatizados e innovadores, para dar respuesta a sus necesidades de producción.
«Creemos firmemente en el binomio construcción y tecnología y en que dos conceptos que hasta ahora han sido casi antagónicos pueden fusionarse en un único concepto: servicio. Este proceso, que supone un reto a futuro para muchas empresas, nosotros lo arrancamos hace 4 años. Preparamos las partidas de inversión, adecuamos los recursos tecnológicos y humanos necesarios, los formamos, y arrancamos un proceso real de I +D + i. Ahora disponemos de un 'Know How' que nadie tiene. Y lo aplicamos con nuestros clientes. Al final, son ellos los beneficiarios directos. Y ya estamos recogiendo los frutos», comenta Pepe Rodrigo, socio fundador de Grupo Ceremón, que asegura que hoy en día esa apuesta es simplemente una cuestión de rentabilidad. «O construyes así o perderás dinero a medio plazo. Así de sencillo».
Así, la metodología BIM, la realidad virtual y la realidad aumentada están presente en cada uno de los proyectos de Grupo Ceremón. Entre las ventajas de utilizar estas tecnologías en el diseño y construcción de instalaciones industriales se encuentran la reducción de los plazos, la exactitud de los trabajos y el ajuste del diseño a las necesidades reales de la empresa. «En nuestra experiencia, la línea que separa la fase de diseño y construcción se difumina bastante debido a que, normalmente, al trabajar en entornos en los que no se puede dejar de producir, se van encontrando y solucionando problemas todos los días. Las plantas industriales son proyectos complejos, con multitud de instalaciones diferentes que se cruzan y entrelazan para optimizar al máximo los recorridos: electricidad, aire comprimido, nitrógeno… La idea original puede pasar perfectamente por 15 o 20 revisiones distintas. El hecho de vivirlo desde dentro, de pisarlo, de cuestionarlo a escala real, reduce mucho el tiempo de deliberación y resulta en un producto totalmente ajustado a necesidades reales», explica el socio fundador de Grupo Ceremón.
A ello se unen dos ventajas más. La primera es que el uso de las nuevas tecnologías facilita una posterior ampliación de las instalaciones o un cambio en los procesos, tal y como comenta Pepe Rodrigo, «cuando terminamos la fase de construcción, tenemos un modelo virtual inteligente que es una copia digital exacta del modelo real, nuestro ABATAR, que el cliente está acostumbrado a recorrer, a usar. Sabemos que el ABATAR será de mucha ayuda años después. Por ejemplo, uno de nuestros clientes -el cual ya tenía su ABATAR desde hace 2 años-, tomó la decisión de ampliar capacidad de producción hace 3 meses y empezamos a generar propuestas dentro del modelo, en el entorno digital. Las decisiones se tomaron muy rápido. Todo el mundo sabía exactamente lo que tenía que hacer. Hoy en día estamos terminando de instalar la nueva línea ¡tan solo 3 meses después!».
La segunda ventaja tiene mucho que ver con los tiempos actuales. Y es que, gracias a la realidad virtual, pueden estar interactuando una persona en Italia y otra en España, «trabajando en el mismo modelo en 3D y mejorando el diseño de todas las instalaciones. Son pasos hacia delante que damos junto con el cliente para evitar viajes y reuniones masificadas de forma presencial».
Como señala Pepe Rodrigo en la base de esa transformación digital de la compañía está el ofrecer un buen servicio a sus clientes. «Siempre hemos creído que nuestro fuerte es el servicio y la gestión. Para nosotros, el cliente es una organización en constante cambio. Nos adaptamos e interiorizamos sus necesidades e inquietudes, sean las que sean, y les ayudamos en esa transformación de forma eficiente. La clave para esto es que sigan produciendo (helados, chicles, tortitas, …) mientras sus inversiones siguen su camino en tiempo, calidad, y costes. Además, lo hacemos de una forma transparente: nuestros clientes saben en todo momento cada uno de nuestros costes, no escondemos nada».
Precisamente esa característica influye en una segunda: crear una relación con el cliente de equipo más que de cliente-proveedor. «Somos una constructora, pero no estamos cómodos trabajando como una constructora. No vemos la obra como 'entregamos y nos vamos'. Nos gusta dar continuidad al proceso y poder contribuir a los próximos retos del proyecto junto con el cliente. Al final siempre acabamos desarrollando relaciones a largo plazo basadas en la confianza. Creemos en las personas, no en los números. Queremos crecer como empresa, pero no solo con los números, no queremos ser esclavos de la facturación, queremos ser mejores».
Grupo Ceremón lleva once años trabajando en el sector de la construcción industrial y se han convertido en especialistas en instalaciones de tecnología avanzada para el sector industrial, especialmente alimentación gran consumo. Trabajan fundamentalmente con empresas de Comunitat Valenciana de cierta capacidad de producción y con distribución a nivel nacional e internacional.
Entre los últimos trabajos que han realizado, Pepe Rodrigo destaca tres proyectos significativos. Ice Cream Factory Comaker, presente en más de 15 países y con más de 600 empleados, y que entre otros proyectos internacionales acaba de arrancar su colaboración con Grupo Ferrero, «para los que han construido y desarrollado en la planta de Alzira nuevas edificaciones e instalaciones realizadas por Grupo Ceremón y de las que nos sentimos tremendamente orgullosos». O con Chic-kles, que cuenta con un gran volumen de producción (en 2019 facturaron 38 millones) gracias a una nueva planta de producción con tecnología avanzada «de la que, por supuesto, también nos sentimos muy orgullosos», con sistemas automatizados y totalmente innovadores. Por último, Rodrigo apunta a Delibreads, «con el que estamos colaborando en su segunda ampliación de producción en menos de 3 años para poder abastecer todo su mercado».