CASTALLA. La empresa Bornay, con sede en Castalla, ha suscrito un nuevo acuerdo con Tesla para seguir distribuyendo baterías Powerwall de Tesla en España, en lo que desde la firma consideran un acuerdo clave para introductir tecnologías avanzadas de almacenamiento de energía en el mercado español. La Powerwall 2, dirigida al ámbito doméstico, permite almacenar la energía que un hogar puede necesitar para sus consumos diarios, y pueden ser alimentadas tanto por la red eléctrica como por paneles solares. Trabaja con el objetivo de introducir en el mercado un mínimo de 500 baterías al año, “con una red de instaladores certificados que van a gestionar y a través de ellos cualquier persona en su casa puede montar esta batería”, tal y como apunta su CEO, Juan de Dios Bornay.
Además, también suministrará puntos de recarga para vehículos eléctricos, el Tesla Wall Connector, que en el caso de usuarios de vehículos eléctricos y especialmente vehículos Tesla, permite generar un perfecto ecosistema donde se integran generación, almacenamiento y carga, gestionado por la tecnología Tesla, que facilita controlar en todo momento la gestión de cargas y dónde se puede destinar la energía generada y necesaria, optimizando al 100% todo el ecosistema. Tras este nuevo acuerdo, Juan de Dios Bornay habla con Valencia Plaza de cómo está el sector, de presente y futuro.
- ¿En qué punto se encuentra el mercado doméstico a la hora de hablar de energías renovables y de dar un paso más con las baterías?
- A nivel genérico podemos decir que aún cuesta. Los vaivenes a nivel legislativo, precios, regulación... son exagerados, en mi opinión, y todo ello influye en los potenciales usuarios. Pero también es cierto que las personas que están convencidas de que esto funciona, que ven resultados positivos y tiene posibilidades de aumentar ese porcentaje de autoconsumo, esa gente sí las quiere. De hecho, para mí el siguiente ‘boom’ que vendrá será por el almacenamiento, para conseguir aumentar porcentajes y llegar prácticamente al 100% de autoconsumo.
- ¿Qué influye para que la fotovoltaica esté más desarrollada que la minieólica?
-Siempre digo que la fotovoltaica es un billete que pones encima de un tejado y te genera energía, mientras que la minieólica es una máquina en movimiento. Tienes que subir a una torre, tiene un mantenimiento, tiene una serie de pros y contras. El viento lo tenemos día y noche, y el sol sabes las horas en que está presente. La fotovoltaica es más sencilla, más barata ahora mismo, con lo cual influye en el desarrollo. Pero si hablamos de puntos en que no hay luz, una zona de campo, por ejemplo, o zonas como África, Latinoamérica o países que no están tan electrificados como España, te encuentras que para la fotovoltaica tienes que hacer una instalación muy grande e invertir mucho dinero en baterías, o bien hibridar eólico y fotovoltaico. De hecho, nuestro mercado es residencial doméstico, países en vías de desarrollo o incluso desarrollados pero donde hacer un tendido eléctrico para cubrir una zona ya es más caro que montar renovables.
- ¿Puede realizarse una comparativa que permita decir que una es mejor que la otra?
-Son totalmente diferentes. Desde punto de vista de mantenimiento es mejor la fotovoltaica, el aerogenerador es una máquina en movimiento que tienes que revisar y mantener. Pero, para mí, este es mejor porque eres consciente de que tienes ahí algo, los paneles no los ves, ni te acuerdas. En cuanto al impacto que puedan tener, una fotovoltaica está en una cubierta que no se ve, mientras que el aerogenerador se dispone en una torre e inmediatamente hay gente que se muestra en contra, lo vemos en la gran eólica. Sin embargo, un aerogenerador te puede suponer ocupar 20 metros cuadrados de espacio, estás generando 4 o 5 MW y puedes utilizar el resto del terreno para sembrar, para ganado, para lo que quieras, mientras que para generarlo con fotovoltaica necesitas hectáreas, que tienes totalmente muertas y ahora hablan de agrovoltaica para intentar compatibilizar. Lo que está claro es que la eólica te funciona con menos espacio. Cuando hablamos de instalaciones de dimensiones considerables, la polémica está servida, pero en cuanto al rechazo a unas y otras puede que también sea más una cuestión política. En el coche eléctrico pasa lo mismo, con argumentos como que si la batería contamina. Si tienes que cargarlo con la energía que viene de una nuclear, pues es un problema, pero si lo haces con 100% renovables, no tienes ningún impacto.
-Hablando de vehículos eléctricos, ¿cómo ve que ha funcionado el despliegue de puntos de carga?
- Lento, y en muchos casos no funcionan. Un ejemplo, en Castalla se han montado cargadores pero ahora hay que licitar el mantenimiento, por lo que siguen sin funcionar. En cualquier caso, considero que actualmente la red es bastante completa, aunque posiblemente falta información a nivel de usuarios.
- ¿Puede esa falta de información ser un freno para adquirir vehículos eléctricos?
-Sí, es un freno. En cualquier caso, hay varios factores a tener en cuenta. Por un lado tienes que conocer cómo funciona el vehículo eléctrico. Si te lo planteas como uno de combustión, lo primero que te viene a la cabeza es dónde cargas y si no tienes esa información te frenas. Si conoces el producto y sabes dónde cargar ya no hay tal obstáculo, porque hay suficientes puntos de carga, la red es bastante completa. De hecho, ya no sobra energía de día, los tiros del Gobierno van por intentar pasar combustibles fósiles a energía, electrificar el parque móvil, calefacciones y aires acondicionados con aerotermia, intentar pasar esos consumos a eléctricos, que de momento no se está consiguiendo. Y dentro de los planes del Gobierno, entiendo que la parte de baterías es otro de los aspectos más importantes, porque si tenemos electrificación y almacenamiento tenemos una solución completa. Y hay que ver también regulación.
. ¿Algún país referente al respecto?
-Alemania tiene una regulación espectacular, tienes la batería en casa y la compañía eléctrica te paga por usar tu batería o te compensa, te incentiva para que compres cuando ella quiere, y lo hace variando la frecuencia de la red. La energía que sobra la van almacenando en miles de baterías de empresas, hogares… y cuando necesita energía en vez de conectar plantas, descargan esa batería particulary te pagan.
- ¿Qué opina sobre la fábrica de baterías del grupo Volkswagen en Sagunto?
- Europa y con ello España están destrozadas a nivel industrial, nos hemos convertido en países de servicios y dependemos de China para todo. Cualquier cosa que se plantee, desde el punto de vista de reindustrializar y generar beneficios, me parece estupendo y, obviamente, si es en este tipo de tecnologías mucho mejor. Tesla lo primero que hizo fue hacer sus propias baterías, su propia red de recargas y vehículo propio.
- Hablando en términos generales, ¿cómo se encuentra el sector de las energías renovables?
-Es una situación compleja y en muchos casos pagando las consecuencias del ‘boom’ de 2022, con una demanda que no podríamos abarcar y ni siquiera teníamos suficiente material. Nosotros crecimos un 65%, pero otras empresas lo hicieron en un 300%, y ahora nos dicen que lo hicimos bien y no estamos pagando las penurias de otros, aunque hemos vuelto a cifras de 2021. Tenemos una plantilla de unas 25 personas y de momento no hemos despedido a nadie, cuando ha habido quien ha despedido hasta al 80% de la plantilla.
- ¿Qué provocó esa situación de hace dos años?
- A raíz de las ayudas y la derogación del impuesto al sol se dio una situación que desembocó en 2022 en una locura, tras la pandemia. Se veía negocio y ahí entraron banqueros, constructoras… que desconocían el sector, con empresas que querían hacer en un año lo que debería haberse hecho en veinte, por poner un ejemplo, porque su único objetivo es tener resutados rápidos. En Italia ha sucedido lo mismo y Francia también ha sufrido algo, mientras que Alemania está mucho más tranquila, y aquí debe buscarse esa estabilidad. En este sector, el intrusismo y la especulación son consecuencia de una falta de regulación y de formación, ya que solo a raíz de la situación de hace dos años se pusieron en marcha unos ciclos formativos. Si hay demanda, nos metemos todos. Ahora el mercado tiene que sanearse, porque se ha llegado a tal punto que, o no se vende, o se malvende. Se pasó de instalar 1.500 MW en 2021 a 4.500 en 2022 y el año pasado bajamos a 1.900, que es una evolución razoble si quitamos el año del ‘boom’. Llegó a tal punto que nosotros iniciamos un proyecto de ampliación de la empresa, con unas obras que tuvimos que aparcar y ahora hemos podido poner en marcha y que nos permitirán mejorar las condiciones de trabajo y, por ejemplo desde el punto de vista comercial, tener más gente para atender demanda.
- ¿Hacia dónde camina el sector de las renovables?
-Todo apunta a que el Gobieno tiene que incentivar de alguna manera el desaguisado. No tenían que haber permitido que se hicieran tantas instalaciones de generación sin más, sino asociadas a un punto de consumo, un almacenamiento, en definitiva, que generación y consumo coincidieran y no generan diez veces más. Este problema ha partido de los instaladores, pero la administración debería haber regulado de alguna manera.
-Hablemos de Bornay, ¿en qué cifras de facturación se encuentran y dónde están implantados?
- El año pasado se cerró con una facturación de unos 13,5 millones de euros, que supone un incremento en medio millón respecto a 2021. Volviendo a lo vivido en 2022, se refleja también en la facturación, puesto que subimos hasta los 22 millones. En cuanto a países en que estamos implantados, a la hora de distribución estamos en España y Portugal, mientras que en aerogeneradores estamos en 62 países, principalmente en Europa, África y Latinoamérica.
-¿Quienes son sus principales competidores?
-En aerogeneradores y su fabricación somos cinco o seis a nivel mundial, empresas pequeñas que nos conocemos y nos gusta decir que somos coopetidores, colegas. En fotovoltaicas somos empresas distribuidoras, la competencia puede ser cualquiera.