El artista Fermín Jiménez firma la última exposición antes de que el Consorcio de Museos abandone el espacios una muestra que nada entre la ciencia y el romance de Julio Verne
VALENCIA. Para Julio Verne el rayo verde era el inicio de un hermoso día, sin embargo, su persecución puede resultar frustrante. La caza de lo fugaz, de un destello que se presenta durante no más de dos segundos pero que en pocos días Valencia logrará atesorar durante un tiempo récord de tres meses. El rayo verde, instalación del artista Fermín Jiménez Landa, llegará a La Gallera el próximo 30 de septiembre en la que será la última exposición que acoja el histórico espacio antes de que el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana (CMCV) finiquite su relación con el mismo, una maniobra que tiene por objetivo reducir los gastos del organismo autonómico y concentrar el proyecto en el Centro del Carmen y dar más atención a Castellón y Alicante.
Un baile entre literatura y ciencia, el destello verde es un extraño fenómeno natural producto de la refracción y dispersión de la luz solar cuando se encuentra cerca del horizonte, una suerte de prisma que genera este curioso ‘rayo’ cuando aparece y desaparece el astro rey. La literatura, en este caso, viene de la mano de Julio Verne, que en 1882 generó todo un mundo en torno a la mágica puesta de sol en la novela romántica Le rayon vert, que relata la búsqueda de Sam y Sib Melville. "Si ves el rayo verde, serás capaz de comprender tus propios sentimientos y los de los demás", reza la obra.
“Me interesaba la literatura romántica relacionada con un fenómeno meteorológico, tiene que ver con esa cosa que tenemos todos dentro, el deseo en sí mismo, querer estar al otro lado, buscar lo imposible. En resumen: el deseo por el deseo”, explica el artista Fermín Jiménez Landa, natural de Pamplona pero que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Valencia, siendo licenciado en Bellas Artes por la Universitat Politècnica. La exposición constará, principalmente, de una escalera verde en forma de caracol de aproximadamente 13 metros de altura que desbordará el propio espacio, teniendo que estar inclinada para poder ser instalada en el interior del antiguo Circo Gallístico. Esto no es casualidad, pues es el resultado de un trabajo de aproximadamente tres años.
“Trabajamos con un elemento ordinario y doméstico que acaba siendo algo extraordinario. Igual que otras veces he trabajado con pasillos, este también es un elemento que te invita a trasladarte de un lado a otro. En el fondo la obra, más que un resultado físico, es un acto performativo. Construir una escalera tan grande que no cabe recta en La Gallera es la clave, ese punto que roza el sentido del humor, lo tragicómico, en el que la escalera se queda inútil”. Precisamente, entre referencias de carácter científico y a la obra de Verne, es el propio Jiménez Landa quien quita hierro al asunto justificando que la escalera sea en caracol con uno de los diálogos de Amanece que no es poco:
-¿Por qué andamos en zig-zag?
-Para así se tarda más en hacer el recorrido y se piensa mejor a dónde va uno.
La exposición, sin embargo, no es el final de trayecto, sino el punto intermedio, pues la vida del rayo verde es larga. De hecho, esta no es la primera vez que genera de manera artificial este fenómeno. Fue en el contexto del festival Bien Urbain, en Besançon (Francia), cuando llevó el destello a un apartamento de la periferia de la comuna donde se celebraba, que se iluminaba durante un cuarto de hora cada noche. Su próximo objetivo es generar un rayo verde desde un barco en mitad del mar, generando la “falsa magia” de uno real. “El arte ayuda a resituar la mirada que tenemos con respecto a nuestra vida cotidiana, a despertar cierta magia. Lo cotidiano y lo mágico están más cerca de lo que parece, con este proyecto generamos poesía visual con pocos elementos”.
Jiménez se ha convertido sin buscarlo en el último artista -por el momento- que expondrá en La Gallera, que cerrará sus puertas el 31 de diciembre a la espera de conocer si otra entidad, pública o privada, se hace cargo de su mantenimiento. El destello verde iluminará el inmueble, ubicado en el número 7 de la calle Aluders, un histórico edificio que se levantó en 1870 para acoger peleas de gallos y que desde hace aproximadamente dos décadas alquila el CMCV. “Este tipo de espacio es muy interesante y goloso, La Gallera siempre ha sido uno de esos sitios en los que piensas: ojalá una vez en la vida pueda exponer aquí”, afirma Fermín Jiménez.
La nueva temporada expositiva en el Centro del Carmen, sede del Consorcio, trae, entre otras, dos nuevas propuestas. Por una parte, el 29 de septiembre se inaugurará la exposición XXX Lambda, relats íntims d’activistes, mediante la que se conmemorará el 30 aniversario de la constitución de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, un muestra con la que se quiere “se quiere constatar el papel de quienes han sido parte fundamental de la energía impulsora del cambio social que estamos viviendo”, explican desde la institución.
Por otra parte, del 1 al 18 de septiembre, el Centro del Carmen acogerá Antropometries. Del Jo al Nosaltres, un proyecto de la artista-educadora Salomé Rodríguez que se enmarca dentro del programa de educación artística del Consorcio y que ya ha sido realizado en el colegio Juan Manuel Montoya del barrio Nazaret. Esta es una propuesta que apela al Yo, a la identificación de uno mismo y al empoderamiento personal desde el conocimiento y reconocimiento de las propias raíces y del individuo. Es una experiencia que trabaja la huella del cuerpo como registro audiovisual y pictórico, desde el que abordar diversas consideraciones de orden político, social y cultural.
El despacho LouVit Design se ubicará en el histórico edificio, que mantendrá un espacio para exposiciones y distintos actos culturales
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