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València se impone a Madrid en una reñida votación en el consejo de la entidad catalana, que debe ratificar la decisión de trasladar su sede social tras un cambio en la ley
VALÈNCIA. El consejo de administración de Caixabank tomó este viernes una decisión de gran transcendencia para la Comunitat Valenciana aunque apenas tenga efectos económicos inmediatos. El traslado de su sede social a València al día siguiente del de Banco Sabadell a Alicante -a los que se sumó Banco Mediolanum, también a València- supone una inyección de moral para el mundo financiero y económico autonómico, una inyección de autoestima después de un lustro largo de depresión por la forma en que desapareció el sistema financiero valenciano.
Con este acuerdo, la Comunitat Valenciana acoge la sede social de tres de los cinco grandes bancos españoles: Bankia y Caixabank en València y Banco Sabadell en Alicante. Se da la circunstancia de que los otros dos tampoco están en Madrid ni en Barcelona, ya que el Santander tiene sede en la ciudad donde nació y BBVA la tiene en Bilbao.
La satisfacción en València era mayor este viernes para quienes conocían que la opción alternativa no era Palma de Mallorca, como se dijo en un principio, sino Madrid. Según fuentes conocedoras de la decisión, el consejo de la entidad que preside Jordi Gual no tuvo dudas en la decisión de sacar la sede social fuera de Cataluña, pero sí hubo debate a la hora de decidir adónde la llevaba.
Según estas fuentes, la opción de Palma de Mallorca, planteada por motivos históricos ya que el origen de la entidad está también allí, se descartó rápidamente por razones logísticas y de estabilidad política en Baleares. La cúpula de Caixabank debatió entonces entre marcharse a la capital de España u optar por València. Desde el punto de vista del ecosistema financiero y la proyección internacional del banco, Madrid era claramente favorita, aunque contaba con un hándicap desde el punto de vista de la imagen en Cataluña: No era solo marcharse de Barcelona, era irse a Madrid.
No obstante, lo habría hecho si las autoridades valencianas y los empresarios con contactos en la caja no hubiesen puesto su empeño en 'vender' la opción de València. Los sondeos a los políticos valencianos se iniciaron hacer varios días y los contactos se intensificaron en las últimas horas a través del presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, consejero del banco y del expresidente de la entidad Isidro Fainé, que preside Criteria Caixa, principal accionista de Caixabank.
También Bibiano Martínez, director territorial en la Comunitat Valenciana hasta hace pocas semanas, cuando fue nombrado director ejecutivo adjunto a la Dirección General de Negocio. Nadie mejor que él para dar testimonio de la buena sintonía del banco con el actual Gobierno valenciano.
En las consultas intervinieron personalmente el president Ximo Puig y el presidente de Les Corts, Enric Morera, según las mismas fuentes. Cargados de argumentos, el decisivo fue la estabilidad política -a pesar del ruido de los últimos días por las diferencias en el seno del Consell respecto al procés catalán- acompañada de una buena situación económica -como demuestra el último informe de BBVA Research-; también tuvieron mucho peso los recientes acuerdos entre Generalitat y la Fundación 'la Caixa' para instalar un Caixafórum en el Àgora de València y para inversiones sociales, que demuestran la buena sintonía entre ambas.
A todo ello sumaron los interlocutores valencianos los motivos sentimentales. Caixabank compró el Banco de Valencia por un euro en medio de la debacle del sistema financiero autóctono. La 'vuelta' en forma de sede social provisional supone una cierta reparación moral y un reconocimiento al trabajo de los empleados que trabajaron por la integración de las dos entidades.
El cambio del domicilio social del banco que preside Jordi Gual está pendiente de la publicación este sábado en el BOE del decreto ley aprobado de manera urgente este viernes por el Gobierno, que establece un nuevo marco para agilizar el cambio de la sede social de las empresas en territorio nacional sin necesidad de aprobación previa por parte de la junta general de accionistas. Una vez en vigor la modificación, el consejo de administración de Caixabank volverá a reunirse para tomar la decisión.
Como se explicó con la marcha del Sabadell a Alicante este jueves -que ya es efectiva- el impacto económico directo del traslado de la sede es limitado si no se traslada personal. No será así, al menos no de forma relevante -Caixabank sí trasladaría algunos a la antigua sede del Banco de Valencia-, ya que las sede operativas se mantienen en Barcelona.
Pero los beneficios indirectos pueden ser muchos. El más importante, que de cara al exterior la Comunitat Valenciana se posiciona como un buen lugar para las inversiones, dada la apuesta de los dos grandes bancos catalanes. De esta forma, será más fácil que las empresas entiendan que en la Comunitat tienen un marco de estabilidad y económico en el que pueden desarrollar sus negocios, como apuntaban las fuentes consultadas.
El presidente valenciano, Ximo Puig, valoró el traslado de la sede de CaixaBank de Barcelona a València como una reafirmación de "la estabilidad que se está produciendo en la Comunitat" y la "confianza", si bien rechazó las causas que han motivado la decisión, que no son otras que el procés independentista catalán.
Al igual que afirmó ante el traslado de la sede social del Banco Sabadell a Alicante, Puig subrayó que "ciertamente" es una decisión que "no gusta" y con la que el Consell no está contento "por las causas que la producen".
En cualquier caso, ante estos dos traslados y el del domicilio social del Banco Mediolanum también a València, el jefe del Consell afirmó que "es evidente" que el hecho de que "la Comunitat finalmente sea el destino de tres bancos, viene a reafirmar la estabilidad que se está produciendo en esta comunidad y la confianza".