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EDITORIALES VERSUS REDES

La moda de la Generación Z que entra por los ojos

1/08/2023 - 

VALÈNCIA. El mundo de la moda es el del impacto visual constante, un impacto que se multiplica cuando uno pasa de las clásicas revistas de tendencias al océano de las redes sociales. Con ello, también, viene una reflexión sobre lo efímero, ¿cómo destacar en un mar de propuestas que se antoja infinito? Y, a su vez, ¿tiene una creación que vivir más allá de la fotografía? A estas preguntas se enfrentan algunos nuevos creadores como Klumi y Belen Pons, al frente de Megaskop; Iris López cosiendo para Unknown Identity y Fran Distress tras la marca Distress Concept, creadores de la Generación Z que presentan editoriales que buscan enfrentarse al olvido digital y también hablan de una moda que, más allá de lo práctico, también es un instante creativo. 

Todos ellos apuestan por un formato disruptivo, con unas editoriales que pudiera parecer que son difíciles de trasladas al día a día pero que apuestan (casi) todo al mensaje. Desde bebés vándalos hasta una editorial que se vende distorsionada, pasando por unas imágenes en las que los modelos son indistinguibles porque se ocultan del mundo. Es de esta manera que estos jóvenes proyectos valencianos retan y renuevan la mirada hacia la editorial de moda. 

Editorial de Distress Concept

Editorial de Unknown Identity

Moda distorsionada

La idea principal de Megaskop surgió en la cuarentena, al igual que la del resto de proyectos mencionados en este artículo. Belén confiesa que les llamaba la atención trastear con la herramienta de panorámico en la fotografía para poder mostrar su universo creativo, un formato que veían que no se estaba trabajando en su círculo y que podía tener una relectura. 

Adaptando la idea de la distorsión a la moda buscan crear algo que choque un poco con lo que estamos acostumbrados a ver, tal y como lo explica Belén: “Queríamos crear una rotura con el mundo de la moda, en la que todo es blanco, las pieles son perfectas… buscábamos jugar con los límites. Al final el ojo humano está listo para llegar hasta donde diseñamos”. 

Además de esto Klumi cuenta que buscan romper un poco con la idea de la dirección de arte habitual, introduciendo colores llamativos y elementos toscos para que llamaran la atención: “Nace de la necesidad de expresar las cosas y distorsionar un poco todo. Cuando el proyecto se iba desarrollando si que pudimos contemplar un sector de la moda de una manera diferente a como lo hemos visto siempre, de una manera curiosa”. Todo esto se hace, a su vez, con prendas upcycle, modelos que son amigas y colaborando con marcas valencianas para los complementos, con anillos de Futur0incierto y pendientes de Penjadetes. También con las prendas upcycled de Emparxana, con el maquillaje de Candela Pascua y el reportaje fotográfico de la mano de Violeta Anduig. Un trabajo común que deja al descubierto la imagen distorsionada de todo lo que rodea a la marca, y que aún así permite ver perfectamente el camino de esta. 

Bebés, vandalismo y colores pastel

Iris López está a cargo de Unknown Identity, una marca que rompe con todo para avanzar en las redes. El proyecto nace de la “espinita” que se le había quedado clavada a Iris por experimentar con el textil, justo después de terminar Bellas Artes. En ese momento decidió montar un taller improvisado de serigrafía en casa para hacer sudaderas, y de ahí aprendió patronaje de forma autodidacta. Luego llegó la pandemia, que en el caso de este artículo vino muy bien a los creativos. Fue en este momento cuando empezó a crear más y más: “Lo veía como algo recreativo, y de repente me di cuenta de que podía ser el nacimiento de mi proyecto”. 

La idea clave la tuvo en su trabajo, una franquicia de ropa deportiva que vendía lo mismo una y otra vez. A este modelo quiso responder con algo que fuera en contra del consumo de masas: “Empecé a trabajar con los conceptos de consumo, trabajo y espíritu como tres ejes primordiales. A partir de ahí empecé a observar a los niños cuando entraban a la tienda, siempre hacían trastadas y rompían con lo impuesto”.

De ahí nace el proyecto que da vida a su marca, una especie de bebés punkis a los que resulta difícil no mirar. Según Iris su arma para dar ese toque disruptivo es la propia inocencia, esta que se desarrolla dentro de las redes que para ella son un medio que “le abruma muchísimo”, pero que combate con sus ideas: “Creo que es mi propia chispa la que me permite crear algo potente, algo que obligue a quien lo ve a reflexionar un poco más allá de la estética. Sin quererlo me viene bien abir la caja de Pandora de la infancia y llevarlo a un lugar un poco turbulento”. 

La clave es que genera curiosidad, ese toque que le permite que los que se acerquen a Unknown Identity se queden mirando las fotos como si se tratara de una película de miedo. En la editorial juega también con modelos de cuerpos diversos, con la idea de la infancia “pero colándole un pasamontañas” y finalmente con el juego de la inocencia que se cuela en las redes, donde realmente nadie sabe a qué nos exponemos. 

Una editorial reflectante

En Distress Concept nada es lo que parece, o sí. Echando un vistazo por el perfil la marca se vuelve adictiva. El concepto nace de la idea de la agonía, y de cómo se puede lidiar con la ansiedad a través de un proyecto creativo. Esto nace a su vez, de forma un poco irónica, de la idea de la observación y el control. Luego se expone en redes: “Quería que la moda pudiera reflejar la vigilancia, esa idea de las grandes empresas que nos ponen el ojo encima y que nos controlan. Para mi la clave es anular mi identidad, que no sepan quien soy ni a donde voy”, explica el creador. Con esto crea trajes imposibles que se visten de albales, neones y hasta de distorsiones en una pantalla para librarse del control, mientras lo expone en un medio totalmente controlado. 

La marca abarca un tema social que parte de la experimentación: “Al principio quería emular una especie de trato entre un doctor y un paciente, creando tejidos que imitaran la piel humana y para que todo el mundo fuera con la misma apariencia y no pueda ser encasillado”, explica, “pero luego vino la idea de crear una segunda piel que fuera más como un espejo, algo que reflejase la vigilancia que habían intentado aplicar sobre nosotros”. 

De este momento creativo viene lo que se puede ver en Distress Concept, una batalla contra el mundo que nos rodea en la que el incontrolable puede permanecer (si quiere) en el anonimato más absoluto. Esto a su vez choca un poco con la idea de exponer todo en redes, en las que Fran añade un texto explicativo para que se comprenda perfectamente lo que busca la marca: “En mis posts hay textos que me gustaría que la gente se pare a leer, pero entiendo que es complicado en este mundo, es algo que se escapa a mi control.. Intento dárselo a la gente de manera fácil y que puedan entender lo que quieran”.  

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