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MANUAL DE ESTILO PARA IMPUTADOS 

La moda se sienta en el banquillo

Decía Coco Chanel que “la moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo”. Por eso no es de extrañar que la moda también esté presente en una actualidad que nos lleva a diario a los juzgados y que suma sin cesar nuevos imputados a la ya amplia lista de corruptos. La moda también está ahí, sentada en el banquillo de los acusados

16/02/2016 - 

VALENCIA. Están acostumbrados a elegir su vestuario para asistir a estrenos, ruedas de prensa, fiestas, desfiles... pero llega un día en la vida de muchas celebridades en el cual, el estilismo a elegir es para asistir a un juicio en el que ellos son protagonistas. Los juzgados se convierten así en pasarelas de moda donde las estrellas lucen su “estilo penal”, el modelo elegido para vivir un día complicado desde el banquillo de los acusados. 

En Hollywood hay muchos famosos que han paseado ese estilismo que busca resaltar una  inocencia inapelable ante el juez. Ellos son los verdaderos profesionales y pioneros en llevar la moda a juicio. Imposible olvidar a Naomi Campbell en los tribunales con un traje entubado color vainilla o cumpliendo con los trabajos comunitarios con los que fue sancionada llevando tacones y un vestido de Dolce&Gabbana. La actriz Lindsay Lohan es una habitual en la magistratura de Estados Unidos y en cada una de sus visitas sorprende con un estilismo distinto. Es mucho más complicado elegir el vestuario apropiado si además, como en su caso, tienes que acudir a declarar con frecuencia. Podemos ver a Lohan con un perfecto vestido blanco y maquillaje impecable o en su versión más trash a lágrima viva y con cataratas de rimmel

Otra que se ha visto cara a cara con la ley es Paris Hilton que, aunque rubia entre las rubias, conserva la picardía suficiente para vestir ante el juez una sobria falda negra y una blusa marfil cruzada. Eso sí, falda ceñida y escote generoso para que nadie olvide que, a pesar del mal trago y el papelón ante los letrados, ella es Paris Hilton. 

Manual de estilo para imputados 

Esto no es Hollywood pero en los últimos meses la política tiene una trama tan complicada como alguna de sus películas, acercándose más a una tragicomedia mala. Nuestros calabozos están a rebosar, en las comisarias no cesa la actividad y los jueces no dan a basto. La prensa tampoco y, además de cubrir la actualidad informativa y aclararnos este ovillo de imputados y delitos, nos deja constancia gráfica de cada uno de los looks que lucen sus protagonistas, cabizbajos y con la mirada perdida, en sus visitas a los tribunales. Lejos del brillo de las estrellas de otros banquillos, aquí podemos distinguir entre varias tendencias que constituyen todo un manual de estilo para imputados:

El gangster clásico

Abrigo en tejido de espiga, camel a ser posible, con cuello de terciopelo marrón y doble botonadura.  Bolsillito para el reloj o el pastillero con Valiums para aguantar el tirón. Cinturón de Hermès con corbata y portafolios de Loewe. Gomina en el pelo de corte clásico y la mirada altiva. Bárcenas es su mejor ejemplo. Los imputados que siguen este estilismo tienen como claro referente a los delincuentes más elegantes de la Mafia,  a los grandes gangsters de la historia del crimen. Son Al Capones del Barrio de Salamanca. Un Rat pack de “presuntos” que se queda en camorra de urbanización privada y ático dúplex. Mientras puedan,  hinchan el pecho en su paseillo hasta el juzgado bajo su traje a medida. 

El imputado runner o sport

Puede que vestir prendas deportivas como cortavientos o anoraks de tejidos tecnológicos forme parte de su estrategia para burlar la ley a toda velocidad. Son los “imputados runners”, una tendencia unisex que apuesta por el mejor de los estilismos deportivos  para  alejarse lo más rápido posible de los barrotes de prisión. 

Las señoras imputadas son aficionadas a los plumíferos entallados de relleno de pluma de oca -faltaría más- en colores metalizados. Mujeres precavidas, pues dicen que en los calabozos en estas fechas la corriente es heladora.

“Un día más en la oficina”

Visten pantalones grises con blazer azul marino, corbata anodina y camisa azul. Otras veces, un sobrio traje gris de contable o banquero de provincias. Mocasines de colegio religioso. Aspecto impoluto de niño bien. Visten como un día cualquiera para acudir a la oficina porque, posiblemente, para ellos no exista diferencia alguna. La variante chino beige con camisa de cuadros de fondo blanco y suéter, también está muy aceptada. Son el grupo más amplio, el estandarte normcore entre los imputados.

Señoras con trajes de chaqueta para bautizo y juzgado 

Una señora siempre tiene en su fondo de armario un traje de chaqueta con tres botones dorados, falda recta a la rodilla en un color liso. Lo mismo le sirve para asistir a un bautizo de algún pariente lejano que para declarar en el juzgado. Rojo si se es ex alcaldesa. Negro con pantalón y bolso de firma italiana si es Infanta. Con algún broche de marca, quizás con logo, si usted es una ex ministra.  Pero sobriedad ante todo. Quizás la manga deje al descubierto el Rolex de oro y acero pero son pequeños contratiempos. “Las señoras imputadas son señoras muy peinadas”, no lo busquen en el refranero popular porque me lo acabo de inventar, les bastará comprobarlo observando la arquitectura efímera de sus cardados hechos con laca y cincel como, por ejemplo, el de Consuelo Císcar o Rita Barberá.

La rebelión de los hipsters

Marcos Benavent, el ex yonqui del dinero y hoy hipster místico ha llevado las últimas tendencias al juzgado. Malasaña y Ruzafa en el banquillo de los acusados debido a su prominente y cuidada barba, la melena y esas prendas a mitad camino entre pijippie de Ibiza y maestro yogui. La moda, ya lo dijo Coco Chanel, está y llega a todas partes. Frente a este total look siempre se puede optar por añadir a un sobrio conjunto muchas pulseritas de hilo o cuentas de madera que arropen a un carísimo reloj o unas gafas de sol Persol para esconderse de los flashes de la prensa. 

Dandi de banquillo

Son los más fashionistas de los imputados, sus fotografías camino de los tribunales podrían confudirse con el street style de Pitti Uomo. Convierten su paseillo en su particular “Juzgado Fashion Week”. Incluso caminan con el semblante serio y las mandíbulas prietas como los modelos. 

Trajes y camisas a medida, pantalones que dejan al descubierto el tobillo y zapatos de piel comprados en Lotusse o Carmina. El cuello de la camisa italiano o cutaway, siempre con corbata. Algún detalle canalla -sic- de Scalpers. Ahí tienen a Ricardo Costa como ejemplo, los dandis de banquillo van hechos un pincel a declarar porque ni en el vestir ni en sus declaraciones quieren dejar nada al azar. 

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