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crónicas por los otros / OPINIÓN

Las Navidades y el Ramadán

Este fin de semana no puedo más que felicitar las fiestas. Unas fiestas que invitan al recogimiento, estar en familia, disfrutar de los amigos y amigas, de las personas que nos cuidan, nos hacen sentir bien y nos quieren. Felices Fiestas.

23/12/2017 - 

Son unas fiestas dulces, unas fiestas que invitan también a la reconciliación, al entendimiento y donde los buenos sentimientos y sanas intenciones afloran. Unas fiestas donde huimos de tensiones, polémicas y donde buscamos la paz, la tranquilidad y el amor.

Con la llegada del Día del Sorteo de la Lotería Nacional empiezan para muchos las fiestas. Aunque los comercios se encargan de hacernos sentir que las Navidades empiezan cada vez antes para incitar al consumo, es ahora, son estos días los que realmente se respira ese espíritu navideño.

Y no sólo porque algunos rascan días de vacaciones, también porque las ciudades se transforman, se iluminan de manera especial y hasta el frio gusta (si estamos en este lado del planeta). El placer de abrigarse y salir a la calle a disfrutar del ambiente navideño solo, en familia o con amigos se convierte en esa estampa más auténtica y real de la Navidad.

Pero siempre hay gente que huye de las Navidades. Personas que no se encuentran en su momento para vivir las Navidades, personas que no consiguen respirar ese momento de paz que la Navidad lleva. Personas que entristecen con la llegada de las fiestas navideñas. Porque las fiestas navideñas llevan implícito ese sentimiento de nostalgia que a veces nos mata.

Pues todo esto, esos momentos de familia, ese espíritu de paz y de amor, esa nostalgia, ese huir de conflictos y tensiones y ese consumismo y preocupación por cocinar y degustar la mejor gastronomía posible es justo lo que se busca también en el Ramadán cuando los musulmanes empiezan su ayuno.

Después de vivir varios años el Ramadán me doy cuenta de la cantidad de similitudes que existen entre el Ramadán y la Navidad con todas las diferencias que también existen.

El ayuno es quizá la diferencia más notable en ambas celebraciones pero no olvidemos que cuando acaba el día, ese ayuno se rompe con grandes cantidades de comida y platos de lo más exquisitos para ir degustando a lo largo de la noche hasta que llega el amanecer. Platos y manjares parecidos a cualquier comida de Navidad o cena de Nochebuena aunque contengan ingredientes diferentes. En definitiva, el ayuno nos puede diferenciar pero el consumo nos une.

El consumo universal

Mi ignorancia con respecto a muchos temas me hacía pensar que los países desarrollados e invadidos por un sistema capitalista sin escrúpulos éramos los únicos que caíamos en este deporte nacional que es el consumo, las compras, el gastar… pero no! Llegan las fiestas familiares donde sea, aquí y allí, y la manera de celebrar es comprando y deleitando a los nuestros con lo mejor que podamos adquirir sea en productos gastronómicos, ropa o regalos de todo tipo.

Este año en Kenia con la llegada del Ramadán viví este consumismo al otro lado, el consumo exagerado de “allí” que me recordó mucho al consumo de “aquí” con la llegada de las fiestas navideñas.

Tras un mes de ayuno, la llegada del Eid Day que es el día donde se rompe el ayuno, las familias celebran por todo lo alto sus creencias con sus mejores galas. Y en eso entran las bacanales sin alcohol, evidentemente, y la obsesión de las mujeres de comprarse los mejores vestidos.

El día que celebran el Eid Day se compra una media de dos o tres vestidos. Todo nuevo. Hipotecan la economía familiar si es necesario para poder lucir dos o tres mudas diferentes y distinguirse del resto por la buena calidad de sus vestidos y de sus hiyabs (velos con los que se cubren el pelo o el rostro)

Viví el Ramadán y me acordaba de las Navidades y de la cantidad de hábitos y de celebraciones que nos unen con nombres diferentes. Pero al final el enfoque es muy parecido: celebrar en familia, compartir y agasajar a los seres más queridos con la llegada de las celebraciones marcadas por la religión que sea.

Como vemos no existen tantas diferencias, la condición del ser humano al final tiene comportamientos parecidos y costumbres no tan diferentes.

Con todo os dese felices fiestas y que estas fiestas nos inviten también a la reflexión y al recogimiento. Os invito a reflexionar sobre las diferencias, las similitudes, la aceptación y el respeto por otras culturas, otros estilos de vida y otras realidades que siempre enriquecen y crean sociedades más ricas y llenas de vida.

Invito a reflexionar y a descubrir en la diferencia el valor añadido; que las diferencias no nos asusten sino que nos unan, nos motiven y despierten sentimientos positivos.

La semana que viene… ¡más!

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