Para los que creemos en los Reyes Magos y en Jesucristo (porque no se puede creer en unos sí y en otro no), estamos convencidos de que Sus Majestades de Oriente traen grandes presentes a quienes se portan bien durante el año y carbón a las personas que no cumplen sus obligaciones y tratan mal a los demás; a los que son maleducados, prepotentes, indolentes y soberbios. Confío tanto en la Justicia terrenal como en la divina y, aunque los senderos del Señor son inescrutables, al final las cosas suceden por un motivo.
De ahí que en nada me sorprenda que al presidente de la Generalitat le trajeran Melchor, Gaspar y Baltasar la víspera del 6 de enero cada uno un enorme saco de carbón que Ximo Puig todavía se está tragando. Los Magos son sabios y reparten con justicia y ecuanimidad. Vamos a destaparlos juntos.
El primero, y el que más nos preocupa a todos, es que la irresponsabilidad de los miembros del Consell desde el inicio de la pandemia se ha materializado en una tercera ola terrible en la Comunitat Valenciana, que ha golpeado muy duramente a toda la población. Como consecuencia, la autonomía ha sido la primera, junto a Cataluña con un gobierno primo hermano del valenciano, después de Navidad en incrementar restricciones. Y ya veremos qué pasará en próximas fechas.
Ximo Puig ha vivido todos estos meses viéndolas venir sin hacer nada. Como las cifras eran menores que otras autonomías, aquí seguíamos tirando sin hacer PCRs ni dotar de recursos el sistema asistencial. Confundió el ‘oasis valenciano’, que no ha sido otra cosa que la oposición responsable de Isabel Bonig, con debilidad de la presidenta del PPCV. Desatendió las llamadas a la unidad y la negociación por la unilateralidad de una mayoría parlamentaria, que no social, para aprobar los Presupuestos de la Generalitat y seguir la huida hacia adelante con Compromís y Podemos.
Y aquí viene el segundo saco de carbón: sus socios. Aunque, en realidad, Puig ya lo traía de casa. Con el numerito de la Cabalgata de Reyes en Valéncia de Joan Ribó al presidente de la Generalitat se le han visto sus limitaciones. Si la vicealcaldesa Sandra Gómez habla en su Twitter de avisos previos en el equipo de gobierno para que no se celebrara el acto, también podía haber avisado a su compañera Ana Barceló o al mismo jefe del Consell para suspenderlo mediante uno de esos decretos que tanto gusta firmar al presidente sin leerlos. Pero no se atrevió. ¿Por qué? ¿Qué miedo tiene el presidente de la Generalitat a hacer cumplir sus propias leyes con sus aliados? ¿Hasta dónde se va a dejar arrastrar el presidente de la Generalitat con sus socios hasta romper con ellos? ¿Cuándo dejará de tragarse el orgullo para buscar el sentido común y la unidad que le propone el PPCV?
Porque cada vez se pone Puig en un situación más difícil y nos la pone a los demás. El tercer saco de carbón, el más negro que tiene el presidente, no es otro que la ‘trama Puig’ o cómo usar información privilegiada a tus familiares para ganar concursos públicos de manera fraudulenta. Presuntamente, claro, porque aquí hay presunción de inocencia salvo para el PP. Los hechos son apabullantes, los mensajes de Whastapp entre los miembros de las productoras demuestran una connivencia para pactar precios y obtener las corresponsalías de la televisión pública en sus comarcas de Castellón.
Los tiempos de las explicaciones en el Parlamento se están terminando. Vamos a pasar de la Justicia de las capas de los Reyes Magos a la de las togas de los magistrados. El PPCV ha estado desde el inicio denunciando en Les Corts Valencianes este caso y seguirá ahora en los juzgados de Primera Instancia.
Según avance la investigación, estoy segura de que nos será más difícil poder pactar nada con un Ximo Puig acorralado por la pandemia, sus propios socios en el gobierno valenciano y la corrupción de sus hermanos. Igual cuando entonces quiera coger la mano que tanto tiempo le ha tendido Isabel Bonig se encuentra con el dedo que le señala la única salida que le quede al presidente.
Que Ximo Puig disfrute del carbón que tanto se ha ganado y mucho ánimo a los valencianos. Somos fuertes y saldremos de ésta. Cuídense mucho.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal