VALÈNCIA. El president de la Generalitat, Carlos Mazón, se enfrentó este miércoles a su primer Debate de Política General. Una cita a la que se presentaba solo (desde julio el PP gobierna sin Vox) y en minoría parlamentaria (su grupo cuenta con 40 de los 99 diputados que tienen Les Corts), pero que supo aprovechar para sacar pecho de la gestión realizada por su Consell en estas 60 semanas de gobierno y enfrentar su modelo al del ejecutivo anterior, el del Botànic que lideró Ximo Puig.
El jefe del Ejecutivo valenciano llegó al Parlamento valenciano con semblante tranquilo. Se presentaba, de hecho, al segundo acto de agenda del día (algo que no es en absoluto habitual), lo que evidenciaba en cierto modo la solidez con la que encaraba este examen de inicio de curso. Arropado por todo su equipo de gobierno y altos cargos de segundo y tercer escalón -no había ni un asiento libre en los palcos del público- y cargado de un buen taco de folios que contenían su discurso, Mazón arrancó el Debate a las 10:40 de la mañana. Y tenía perfectamente calculados los tiempos de su intervención. 'Presentación, desarrollo y fin'. Reproches, balance y anuncios. Ni más ni menos que tres horas y cuarto de puesta en escena.
Dedicó la primera hora a repasar la herencia recibida por PSPV y Compromís, a quienes reprochó su sectarismo, imposición lingüística en el ámbito educativo y la administración, baja ejecución presupuestaria, atasco en el despliegue de renovables, largas listas de espera en sanidad, dependencia, o descontrol del gasto público. Un "despilfarro" por el que a la hora de configurar su Consell, explicó, decidió reducir de 12 a 10 consellerias y limitar a 60 el número de asesores del gobierno. Una medida que, según aseguró, supondrá un ahorro de 20 millones de euros a lo largo de la presente legislatura y contribuirá a reducir el "déficit desbocado" que dejó el bipartito.
El recorrido fue pormenorizado: de lo más general a las situaciones más particulares. Mención especial al bono térmico que debieron gestionar a contrarreloj para evitar que estas ayudas se perdieran, el proceso de reversión de las ITV, la tasa turística, la idiosincrasia de la SGISE (la empresa de gestión de los bomberos forestales) cuando llegaron a las instituciones o la política de subvenciones "a entidades catalanistas". Un chorreo para concluir que, a su juicio, el Botànic "no estuvo a la altura en casi nada".
Un balance echando la vista atrás que parece anticipar las pocas ganas y posibilidades que se observan en el Palau de tratar de llegar a acuerdos con los socialistas y la coalición valencianista para aprobar los Presupuestos de 2025. De hecho, tan solo los 40 diputados del PP aplaudieron con entusiasmo esta primera parte de la intervención. Ni siquiera Vox se sumó a las ovaciones a pesar de haber sido socios de gobierno y gestionado hasta hace apenas dos meses.
Con el reloj marcando casi las 12 del mediodía, Mazón dio paso al segundo acto. De la crítica a la gestión del Botànic, pasó a enumerar lo ejecutado por su gobierno, al que bautizó como 'gobierno del cambio', desde que los consellers tomaron posesión: rebajas fiscales y en especial la eliminación del Impuesto de Sucesiones, la gratuidad de la educación de 0 a 3 años (que anticipó que su ejecutivo blindará por ley, dado que es una de sus medidas estrella), el plan de vivienda para jóvenes, mejoras en la atención primaria y un largo etcétera de planes vinculados a la agricultura, pesca, agua, fotovoltaicas, sector automovilístico, cerámica... 60 semanas en las que el gobierno "no ha perdido el tiempo". Una retahíla de logros que Mazón aderezó a menudo con la expresión: "Sí se puede", ironizando así con aquel lema del partido de Pablo Iglesias, que formó parte del Botànic la pasada legislatura.
Dos horas después de haber arrancado, comenzaron los anuncios. Uno tras otro, Mazón enumeró hasta 30 planes que el Consell deberá ejecutar el próximo año: continuar con las rebajas fiscales como la ampliación de las deducciones por nacimiento de hijo a las rentas inferiores a los 30.000 euros, eliminar las tasas al sector pesquero, rebajas de un 60% en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales en propiedades agrícolas o congelar el canon de agua en 2025.
También licitar 1.500 viviendas de protección oficial, aprobar la Ley del Voluntariado y la Ley del Tercer Sector, validar un nuevo decreto de atención primaria, la ampliación en 450 plazas asistenciales en salud mental, la apertura de tres centros de atención integral a las víctimas de violencia sexual, la protección de los 'bous al carrer', así como ayudas directas para las víctimas del tren atrapado en el incendio de Bejís hace dos veranos.
En castellano la mayor parte de su intervención, el president dejó para el final las críticas al gobierno central por los sucesivos incumplimientos a la hora de resolver el problema de infrafinanciación que sufre la Comunitat. Hizo especial hincapié en la necesidad de que se ponga en marcha un fondo de nivelación transitorio hasta que se reforme el sistema para, acto seguido, criticar la amnistía a los independentistas catalanes y el posterior acuerdo entre PSOE y ERC para que el socialista Salvador Illa alcanzara la Presidencia de la Generalitat de Catalunya.
Tras incidir en la necesidad del citado fondo, Mazón tendió la mano para liderar un frente común que agrupe a todos los partidos para reclamar "la financiación, el fondo de nivelación y las infraestructuras". Fue en este momento cuando desde la bancada de Compromís, en concreto el portavoz, Joan Baldoví, le recordó "el deute" (la deuda). A lo que Mazón, crecido, añadió "i el deute, i el deute".
Cabe recordar que la condonación de la deuda que se ha abierto a abordar el Gobierno de Pedro Sánchez es el tendón de Aquiles del líder del PPCV, dado que su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido en no aceptar una negociación en ese sentido. De hecho, Mazón sólo la mencionó de pasada en su intervención, calificando la deuda de "injusta" y asegurando que "lo mirará de cara" al problema. No obstante, posteriormente, en la réplica al síndic socialista, José Muñoz, recalcó que no existía ningún papel del Gobierno de España sobre la cuestión: "Si no hay propuesta, no puede haber respuesta". Más duro fue con el portavoz de Compromís, al que le dedicó la misma respuesta sobre la deuda y apostilló: "Es que yo no me creo todas las chuflas del Gobierno de Sánchez. Yo no soy Baldoví".
Su intervención, en definitiva, dejó claro quiénes serán sus socios preferentes a la hora de pactar los futuros presupuestos. Los envites a PSPV y Compromís, dejan a Vox como principal protagonista en las próximas semanas. Sin embargo, la escasa mención a los que hasta hace dos meses fueron sus socios de gobierno no cayeron bien en el seno del grupo que lidera José María Llanos. Y hasta ellos mismos lo verbalizaron en un receso en los pasillos contiguos al hemiciclo: "Nos ha sorprendido de forma muy negativa", explicó el portavoz de Vox, en relación a que Mazón que no hubiera nombrado a su partido "ni una sola vez" para hablar de los logros alcanzados cuando compartían gobierno.
El pacto con Vox ya no existe, pero el jefe del Consell todavía los necesita. Al menos, si quiere hacer realidad las promesas lanzadas este miércoles en su primer Debate de Política General. Las rebajas fiscales, así, solo serán viables si llegan a un acuerdo con los voxistas en la Ley Acompañamiento o, en su defecto si no hubiera Ley de Presupuestos de 2025, vía decreto-ley.