VALÈNCIA. ¿Cómo recuerdas los veranos de pequeña?
Desde bebé íbamos a un camping en Altea, y recuerdo que muchas veces no me podía dormir y mis padres me llevaban a dar una vuelta por el pueblo. Otra cosa que no puedo olvidar fue el año que un señor francés venía todas las mañanas y se ponía a tocar un acordeón, al principio nos hizo gracia, pero al tercer día, la situación fue realmente incómoda.
Tú eres natural de Elche, la provincia de Alicante tiene algunos de los destinos más icónicos para veranear.
Yo vivía en Elche, pero mi familia estaba en Torrellano, abuelos, tíos y ahí pasábamos los veranos con mis abuelos. La verdad sea dicha, yo he sido muy de mi abuelo, que es mi rama andaluza y tengo grabada la escena de cenar pepino con aceite y sal y me ponían casera con un poquito de vino y nos sentíamos rebeldes, es un recuerdo muy entrañable. Y además, las fiestas nuestras son en agosto, y para un ilicitano es impensable perdernos la Nit de l’Albà o no ver el Misteri D’Elx o la Roà, todo son actos de gran emotividad y valor histórico y las calles de Elche respiran vida y ambiente festivo.
¿Y esa vinculación con Torrellano ha seguido con el tiempo?
Absolutamente, es más mi grupo de amigos de toda la vida somos todos del verano, hemos sido pareja entre nosotros, hemos tenido otras parejas, pero formamos un núcleo indestructible, permanecemos juntos de manera inalterable. Todo ello creo que tiene que ver con la esencia de los pueblos, la gente de ciudad se relaciona de otra manera, y yo valoro muchísimo el privilegio de ser de un lugar como Torrellano, un enclave privilegiado entre dos grandes núcleos como son Elche y Alicante.
Veraneos muy familiares y tradicionales
Totalmente, es más si quiero recordar todos los años y ver la evolución de mis veranos, puedo buscar la clásica foto que te hacen cuando llegas a Tabarca de excursión y tengo una de cada año, al menos mientras se mantuvo esa costumbre. Este tipo de recuerdos, con las nuevas tecnologías ha cambiado y tienes que buscar en el teléfono o esperar que las aplicaciones nos recuerden fotos de otros años.
Por lo que veo, tu vínculo con Torrellano es muy íntimo y especial.
Tanto que fui abanderada de las fiestas de Torrellano, existe la reina de las fiestas y luego cada calle tiene su abanderada, yo era de la calle Santa Rita, donde vivían mis abuelos. Y además tengo una anécdota preciosa, se hacía un desfile humorístico cada año, y yo representé a la infanta Elena en el día de su boda, mi hermana que casualmente se llama Cristina hizo de infanta Cristina, mi madre era Ana Botella, mi abuela era la madre del Rey, recreamos aquella boda que tuvo lugar en Sevilla por las calles de Torrellano. Fue un plan muy divertido.
¿Viajes de verano?
Mi padre es muy viajero y siempre le gusta hacer un viaje, cuando tenía unos 18 años empezamos a recorrer mundo: Gambia, Jordania, Cuba….en concreto en Jordania sentía que estaba en una película de Indiana Jones, dormir en el desierto, visitar el mar muerto. También hemos estado en Turquía, siempre lugares de gran belleza y de contraste con nuestra cultura.
Las relaciones de pareja a veces influyen también en nuestros veranos.
Así es, tuve un novio futbolista, él jugaba en diferentes equipos y yo le acompañaba siempre, la época estival es cuando preparan la temporada y yo estaba con él en esa búsqueda de casa, adaptarse a una nueva ciudad, etc. Y esos veranos fueron distintos y de mucho movimiento.
Tu trayectoria política es dilatada, un trabajo que condiciona hasta las vacaciones y que a veces no entiende de festivos. ¿Cómo lo llevas?
Así es, con 24 años fui diputada en Les Corts y todo queda condicionado a mi trabajo. No podía planificar nada, pero todos mis viajes y momentos de descanso eran en la Comunitat. De todos modos somos unos privilegiados, y me encanta nuestro territorio, desde todas las calas maravillosas de la provincia de Alicante a intentar mantener mi tradición tabarquera y por supuesto también ir a festivales de música, me encanta la música en directo.
Actualmente como Consellera de Agricultura, ¿cómo son los veranos?
Lógicamente cuesta mucho planear viajes, todo tiene que ser ‘pensat i fet’, hubo un año que pude hacer una escapada con mis amigas, y luego llegó la covid-19. Pese a todo mantengo mis rutas de verano, desde Torrellano siempre que puedo me escapo a Cala Conill en la Vila Joisa, vamos a cenar a Altea, me encanta Dénia por su increíble gastronomía, además tengo familia y siempre me gusta visitarles, y otro plan es ir a las Pozas de Ontinyent, que el agua está ultracongelada y en verano es tremendamente refrescante.
¿Cómo se presenta el verano tras la pandemia o al menos tras la época más dura y cuando parece que la vacunación avanza razonablemente?
Pues sinceramente, he comprado todas las entradas que he podido de todos los eventos musicales al aire libre posibles, me apasiona la música en directo, tengo una reacción física en el que la energía y la felicidad me corre por las venas. Pese a que no se pueden celebrar como antes, creo que debemos apoyar los eventos musicales como parte de nuestra industria y cultura. Creo que la crisis emocional que deriva de la covid-19 es brutal y el arte y la música es una gran vacuna para el estado anímico.
Podrías marcar una rutina o un día de verano tipo.
La manía que más necesito hacer para sentir que estoy de vacaciones es no poner el despertador, esperando levantarme tarde como cuando era adolescente pero la realidad es que siempre me despierto sobre las 9h y además no puedo volver a dormirme nunca y mi cabeza sólo piensa en tomar café. Otro ritual básico en verano es dormir la siesta y no de media hora, y siempre en el sofá, jamás en la cama.
Olores, sabores, colores de verano.
En cuanto a los olores, los cítricos me encantan porque son refrescantes y estimulantes y sin duda es uno de nuestros productos más emblemáticos, también me viene a la mente el olor del café en las mañanas de verano. Y en cuanto a sabores, para mi el verano siempre han sido las terrinas de helado con mitad chocolate y mitad limón, me encanta.