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La medida supone tanto una tarea extra como una mayor seguridad para los trabajadores

Primer día del pasaporte covid: así lo vive la hostelería valenciana

Foto: EDUARDO MANZANA
5/12/2021 - 

VALÈNCIA. En el Paseo Marítimo de València se vive la rutina propia de un sábado al mediodía. El frenesí de los camareros con terrazas que atender, el caminar de los transeúntes abrigados y el atrevimiento de algún campante en la playa conforman el cuadro que parece incorruptible en esta nueva normalidad acostumbrada. Sin embargo, si se fija la mirada en los restaurantes, se pueden vislumbrar en las entradas carteles con un octógono en rojo —en alusión a una señal de tráfico— donde el advertimiento "STOP COVID. Certificado obligatorio" da la bienvenida al uso del pasaporte covid en este tipo de negocios con aforo superior a 50 personas. Una nueva medida que supone un trabajo añadido para los hosteleros, pero que contemplan con la esperanza de que la situación sanitaria mejore.

La entrada en vigor de este documento en la medianoche del viernes implica su utilización para poder acceder a determinados establecimientos dentro de la Comunitat Valenciana. En concreto, estos son los locales de restauración, ocio y entretenimiento que presenten ese número mínimo de clientes, además de los espacios dedicados a actividades recreativas y de azar con servicio de restauración, eventos y celebraciones de más de 500 personas. A su vez, también se necesita para las visitas a hospitales y residencias de servicios sociales.

Con esta exigencia, que en principio estará vigente durante treinta días naturales, los hosteleros valencianos se han tenido que organizar en un tiempo 'récord' a fin de poder cumplir con la medida sin repercutir a su ritmo de trabajo al exigir cualquiera de los tres tipos de pasaporte covid. Según el caso particular, el cliente puede contar para entrar a estos locales con el certificado de vacunación —tener la pauta completa—, de diagnóstico —contar con una PCR negativa o un test de antígenos, cuya duración respectiva es de 72 y 48 horas— o de recuperación —haber pasado la enfermedad en los últimos seis meses—. Asimismo, para comprobar la veracidad de los mismos, los trabajadores emplean la aplicación móvil 'Covid check' que fue seleccionada por la Conselleria de Sanidad.

Uno de los restaurantes del Paseo Marítimo donde se puede observar el procedimiento es en La Pepica —con un aforo total de aproximadamente 350 personas con las medidas sanitarias adoptadas—. Su propietario, Pepe Balaguer, explica a Valencia Plaza que en cada una de sus dos puertas tienen a un camarero o metre para que los clientes le enseñen el pasaporte, se corrobore con el DNI y, posteriormente, se les acompañe a la mesa correspondiente. "Es un atraso para nosotros en cuestión de trabajo, pero hay que cumplirlo y lo que queremos es que todo pase pronto y todo el mundo trabaje con felicidad", remarca.

Esta tarea añadida también hizo que, por ejemplo, el restaurante Balandret —con una capacidad de más de 100 personas en el interior y 50 en el exterior— contara el sábado con dos personas más en la parte de sala para escanear los códigos en los puntos de entrada del local, tal y como detalla a este diario Alberto Lluch, encargado director gastronómico. Además, en este establecimiento solicitan igualmente el certificado covid para la terraza por si el cliente necesitara después emplear el baño que se encuentra dentro. "Lo hacemos así porque nos resultaría bastante difícil controlar cuando una persona va al servicio", subraya.

A su vez, el jefe de cocina describe que no han tenido que denegarle la entrada a nadie por el momento, aunque afirma que sí que han habido despistados respecto al tema. Un aspecto que se ha dado, sobre todo, en extranjeros y extranjeras, a los que de forma rápida se les ha explicado cómo se debía proceder a fin de acceder al restaurante.

Hándicaps de la implantación del certificado covid

No obstante, los trabajadores también notan los hándicaps que conlleva la implantación de esta medida. Lluch, por su parte, detalla como hostelero que el certificado covid les ha perjudicado "un poco", pero no tanto como otras medidas tomadas con anterioridad. Con ello, hace referencia a que algunas reservas han llamado para cancelar o preguntar acerca del uso del pasaporte. "Al fin y al cabo, esperamos que sea una buena decisión global y que la gente esté más mentalizada para que podamos salir de esto cuánto antes", matiza.

Además, no todos los restaurantes presentan un empleado cuya función sea solo la de revisar los pasaportes a la entrada. Uno de ellos es Portolito —con un aforo de 90 personas en el interior—, donde verifican que el documento exigido esté en regla una vez los clientes están sentados a la mesa. Una tarea sobre la que Mario Anitei, responsable de turno del local, dice que les añade "un poco más de presión al dar más trabajo" del que ya se hacía. 

"Cuesta muchísimo organizarlo todo para que la gente lo tenga claro y que, nada más llegar, tenga el certificado en la mano con el DNI sin que pille por sorpresa y haya que recordarlo. Todo es acostumbrarse", expone el hombre a este periódico. Al mismo tiempo, destaca que los comensales han estado al día y que esta medida les aporta "más seguridad".

Seguridad, la principal ventaja del pasaporte

Al igual que este establecimiento, la relaciones públicas del restaurante Destino 56 acentúa como principal ventaja de la nueva medida la seguridad que proporciona a las personas que se encuentran dentro del recinto. En su caso, son dos personas las encargadas de revisar los certificados junto al DNI. Un servicio que se suma a los que ya hacían de forma previa como controlar el aforo o proporcionar gel hidroalcohólico a los clientes.

Esto les ha generado que a veces se creen colas en la entrada por el procedimiento de verificación, pero desde el local lo afrontan con firmeza al asegurar que es "lo que toca en estos momentos". Asimismo, la trabajadora recalca que toda la gente llevaba el pasaporte para poder acceder al interior, a excepción de una chica de Madrid o extranjeros que se lo han descargado enseguida tras conocer la medida implementada.

Así pues, los locales de restauración valencianos viven esta nueva tarea añadida como un incremento en la seguridad, aunque, en algunos casos, suponga tanto la cancelación de algunas reservas como un trabajo extra en jornadas con mucha actividad como la de los fines de semana. Con todo, cada uno de ellos encara la nueva medida con la esperanza de que sirva para mejorar la situación sanitaria actual y poder recuperar esa normalidad que ya comienza a vislumbrarse, al menos, en ese Paseo Marítimo de la ciudad de València.

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