MADRID. La innovación y la disrupción en la economía mundial se están viendo impulsadas por una serie de tendencias que, en nuestra opinión, están brindando atractivas oportunidades de inversión temática. En este artículo, nos centramos en la educación, sector en el que creemos que los impulsos y la disrupción estructurales fomentarán una década de gasto y crecimiento sin precedentes desde el boom posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Nuestra definición de educación abarca un amplio abanico de experiencias de aprendizaje, desde la infancia hasta la carrera profesional, abarcando todas las etapas del desarrollo del capital humano: el valor económico de las habilidades y conocimientos de una persona.
Conclusiones principales:
En los próximos 10 años, se prevé que la población mundial aumente un 12%, hasta alcanzar los 8.500 millones de personas, y que la mayor parte de este crecimiento se produzca en los países en desarrollo. De hecho, la educación es ya una prioridad clave para los gobiernos, que suelen asumir la gran mayoría del gasto en educación escolar y universitaria. Mantener el ritmo de crecimiento de la población requerirá una inversión significativa.
Consideramos que la concentración del crecimiento demográfico en los mercados emergentes es un factor clave para la educación terciaria (es decir, universidades y centros de formación profesional). En 2020, más de 600 millones de estudiantes terminarán la enseñanza secundaria, lo que supone un aumento de casi el 30% en 20 años, y gran parte del crecimiento se producirá en los mercados emergentes (2). En la actualidad, el porcentaje de estudiantes que acceden a la educación terciaria en los mercados emergentes es mucho menor que en el mundo desarrollado (ver gráfico).
Sin embargo, en todo el mundo, el acceso a la enseñanza superior se considera un pilar fundamental del crecimiento económico y una plataforma de lanzamiento para la movilidad social. En países como China, India y Brasil, las políticas de apoyo están diseñadas para fomentar el acceso a la educación superior. Esperamos que esta tendencia continúe, y que beneficie no sólo a las universidades y otras instituciones de enseñanza superior, sino también a empresas asociadas como las de tutoría extraescolar, las empresas de préstamos a estudiantes y los proveedores de viviendas para estudiantes.
Por ejemplo, a pesar de los titulares de los últimos años, un operador chino de institutos y universidades ha conseguido aumentar significativamente su población estudiantil, beneficiándose del aumento de las cuotas de matriculación por parte del gobierno, así como de un compromiso con la empleabilidad que se traduce en altas tasas de colocación de sus titulados. El ejemplo es meramente ilustrativo y no pretende ser una recomendación de inversión.
Los cambios sociales significativos, la transición energética, el auge de la economía digital y una mayor demanda de servicios sociales están alterando la naturaleza de la actividad laboral. Para mantenerse al día de estos cambios es necesario reciclarse y actualizarse continuamente. Desde 2015, los conjuntos de competencias exigidos por los empleadores han cambiado en un 25%, y se prevé que esta cifra aumente hasta el 50% en 2025 (3). En el mundo desarrollado, el envejecimiento de la población implicará una reducción de la mano de obra, lo que creará un fuerte incentivo para que las empresas vuelvan a formar a los empleados existentes. Un incentivo añadido: contratar externamente cuesta bastante más que formar a los empleados existentes. Creemos que esto prepara el terreno para un atractivo mercado de formación corporativa y acreditaciones profesionales.
La tecnología también está permitiendo avances en la automatización que permitirán que determinadas funciones laborales, como el procesamiento de datos, sean realizadas total o parcialmente por ordenadores o máquinas. Esperamos que la adopción de la inteligencia artificial sea rápida y tenga un impacto transformador en todos los empleos, dado su potencial para influir en los trabajos no rutinarios, tanto en funciones de alta como de baja cualificación. En su Informe sobre el Futuro del Empleo 2020, el Foro Económico Mundial (FEM) señaló que, para 2025, los altos ejecutivos esperan que la proporción de tiempo dedicado a las tareas actuales en el trabajo se divida a partes iguales entre humanos y máquinas. En total, el Foro Económico Mundial calcula que para 2030 necesitaremos volver a formar a mil millones de personas. Las políticas de desarrollo de la mano de obra y el creciente número de empresas y gobiernos que dedican fondos a la recualificación de los empleados dan fe de una creciente concienciación sobre el problema.
La tecnología también está cambiando la propia industria de la educación, una transformación que se vio acelerada por la pandemia, ya que las escuelas y universidades se vieron obligadas a realizar el mayor experimento de la historia en educación en línea y a distancia. Esto dio lugar a nuevos modelos de negocio, a la consolidación de los mercados y a los esfuerzos de los gobiernos por construir sistemas educativos más eficaces, ágiles y resistentes.
Prevemos un aumento de los modelos de enseñanza mixta -que equilibran las experiencias presenciales y en línea- y la adopción de nuevas herramientas digitales. También prevemos una desagregación de la titulación tradicional, que abrirá la experiencia universitaria a un mercado más amplio de estudiantes, tanto en el campus como a través de ordenadores. Creemos que esta tendencia se extenderá al sector informal del mercado educativo, en el que los nuevos modelos de enseñanza y los recursos en línea suscitarán un mayor interés por el aprendizaje autodirigido, como las clases particulares extraescolares o la educación de adultos. Estas experiencias de aprendizaje se verán facilitadas por empresas que ofrecen plataformas y contenidos educativos específicos.
Un ejemplo: Software educativo basado en la nube en Estados Unidos. Un proveedor estadounidense de software para educación primaria y secundaria basado en la nube ofrece sistemas de información para estudiantes, matriculación, herramientas de comunicación educativa y otros servicios unificados. La empresa goza de una sólida posición en el mercado y sus soluciones llegan al 75% de los estudiantes de Estados Unidos. El ejemplo es meramente ilustrativo y no pretende ser una recomendación de inversión.
Creemos que estas tendencias beneficiarán a una amplia variedad de empresas e industrias, entre ellas:
Como ocurre con cualquier tema de inversión, existen riesgos para nuestras perspectivas, como una gobernanza inadecuada dentro del nuevo sector EdTech, o el riesgo de que el gobierno tome medidas drásticas sobre la rentabilidad de los proveedores de aprendizaje, dado el papel de la educación como bien público. Pero creemos que la educación ofrece oportunidades significativas en toda la cadena de valor del capital humano, y que los inversores orientados al largo plazo pueden beneficiarse de la disrupción y el cambio estructural que está a punto de transformar el sector.
Simon Henry, CFA, es gestor de carteras en Wellington Management