Llegó el apogeo del verano y la 'infoxicación' a la que nos vemos sometidos continuamente lleva a muchos creadores a diferenciarse del resto, ya que con las redes sociales pasa lo mismo que con los fachas, como todo ya es facha pues nada es facha. Por supuesto que esos tutoriales de carpintería o visitas a restaurantes que ya no sorprenden a nadie y necesitan un poco de salsa, para que sean, mejor digeridos por un espectador mega-saciado de normalidad.
Eso es, el hate-watching llegó para quedarse y vuelve a ser un concepto viejo con palabro anglófono para que incluso parezca lo que es: la monetización del odio. Sobre este tema se escribirán libros enteros en unos años ya que es historia pura de nuestros tiempos. Se aplica fundamentalmente a ocio y política y está consiguiendo tanto vueltos en elecciones como revoluciones en la industria hollywoodiense. Lo curioso es cómo de pegados están estos dos mundos en el momento que en que muchas series de nuestra infancia son pervertidas para colaborar en la polarización de la sociedad.
"estamos hablando de destilar odio en lata, empaquetarlo y distribuirlo sin control"
Si, queridos empresarios Boomer, pagáis al primero que os enseña un canal con 100k suscriptores, vuestro dinero se destina a fomentar el odio entre niños cuando apoyáis a según qué creadores de contenido. Porque no hablamos de una rivalidad sana entre los que apoyan a los Batman y los que apoyan a los Superman: estamos hablando de destilar odio en lata, empaquetarlo y distribuirlo sin control. ¿A quién le importan ya los límites del humor? Llegaron los límites del odio y puede que incluso tengan relación con el creciente número de suicidios que sigue disparándose en la sombra ignorado por todos.
Incluso suponiendo responsables a los adultos y capaces de gestionar este sentimiento, este contenido fluye libremente por millones de mentes infantiles condicionándolas e incluso creando referentes. Pepito ahora de mayor quiere ser odiador profesional de películas supuestamente malas porque le va a dar mucho dinero el estar todo el día sentado hablando sin pensar y ni si quiera necesitar un guion. Juanito, que es algo más vergonzoso, se encargará de recortar de cinco horas de chapa los tres minutos salvables que puede que tengan algo de gracia y un ejército de robots de internet, personas que no existen, le darán a 'me gusta' porque la plataforma donde emite necesita gente que trabaje de gratis para ellos.
"El dios Cronos sigue tan de actualidad como entonces, engullendo a sus hijos creadores"
Una buena crítica puntual siempre será necesaria, un poco de aceite en la bandeja para que no se pegue la pizza puede ayudar incluso a darle mejor sabor; pero algunos han dicho de encharcar el horno y vendernos aceite frito directamente y eso se nota en las comunidades nuevas que se están creando. Los creadores, presas de sus monstruos, no se dan cuenta de que si en vez de acumular gente por una afición, interés o meta y lo hacen con el odio, ellos mismos en cuanto se salgan de los deseos de su público serán devorados. El dios griego Cronos sigue tan de actualidad como entonces, engullendo a sus hijos creadores.
Así, en la vorágine de la creación y la crítica, recordemos siempre que cultivar una comunidad con valores y respeto es lo que nos permitirá perdurar sin ser una moda pasajera. No es el temor ni la destrucción lo que debe guiarnos, sino la construcción y la comprensión mutua. Los dioses de antaño nos enseñan que, al final, aquellos que siembran la discordia y el odio, cosechan su propia caída. Que nuestras acciones estén guiadas por la sabiduría de aprender del pasado, y por el deseo de construir un futuro en el que todos podamos prosperar juntos, más allá del temor a ser devorados por nuestras propias creaciones.
Disney ha pasado de casi 200$ en bolsa a 85$ y no ha sido por insultar su nueva línea de contenido: ha sido simplemente por dejar de consumirlo.