ALICANTE. La tecnología es el futuro, lo queramos o no. Hay una disrupción muy evidente con el mundo analógico que conocíamos ya, donde las ventajas que aporta la cada vez mayor implantación y uso de la tecnología son muy positivas. Las grandes economías tienen un objetivo claro: situarse en la vanguardia y aprovechar las oportunidades y eficiencias que brindan estos avances tecnológicos.
Siempre que necesitamos compararnos necesitamos una referencia o un índice. Por ello la Comisión Europea ha elaborado El Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), que mide el rendimiento digital de los estados miembros. Los factores que se tienen en cuenta para el cálculo son el capital humano, conectividad, integración de tecnología y servicios digitales públicos.
En los siguientes gráficos podemos apreciar que en sólo 5 años (2016 a 2021), la media de los países europeos pasa de 35 a estar ligeramente por encima de 50. España da un salto espectacular pasando de 38 a 59 posicionándose por delante de Alemania. Los países más digitalizados son los nórdicos que copan los primeros puestos.
La Comisaria Europea de Competencia, Margrethe Vestager anunció en el informe DESI 2021 que iba a dedicar -a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia-, los fondos necesarios para lograr ser más digitales y competitivos en Europa. Es una clara voluntad de impulsar la transformación digital por parte de las instituciones europeas y aumentar la competitividad digital.
Esta implantación de la tecnología tiene que ofrecer un entorno seguro para los usuarios ya que hemos estado fomentando una dependencia muy alta. Además, con la inminente introducción de las redes 5G, el Internet de las Cosas (IoT), esta dependencia irá aumentando en los próximos años, multiplicando nuestras operaciones en las redes. Por ello esta exposición a la tecnología tiene sus retos y muy serios. Los ataques cibernéticos por partes de algunas naciones a través de piratas informáticos constituyen una grave amenaza. En 2007, Estonia culpó a Rusia por un ataque cibernético que paralizó su red de Internet, los bancos lituanos cuentan con planes de contingencia pata ataques de ransomware y Ddos. En octubre de 2021, la empresa SolarWinds, fue objeto de un ciberataque masivo que puso en peligro los datos de miles de clientes.
Con la actual pretensión territorial de Rusia, la amenaza es muy seria. Los reguladores de la Unión Europea (UE) han advertido a los bancos que se preparen para posibles ataques cibernéticos rusos, y algunas empresas financieras realizan juegos de guerra cibernética para probar su capacidad para resistirlos. A nivel nacional el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) apoya los proyectos de ciberseguridad en convocatorias europeas de concurrencia competitiva, liderados o participados por entidades españolas.
La temática de ciberseguridad cobra cada vez más importancia como fuente de rentabilidad para los inversores. Ante los recientes ataques, los estados y las grandes corporaciones están obligados a invertir en ciberseguridad por el temor a las graves consecuencias. Los ataques son cada vez más sofisticados y organizados, los cibercriminales actúan sabiendo que es muy difícil identificarles o a los que contratan sus servicios. La empresas de ciberseguridad por su parte están desarrollando nuevos e innovadores modelos de Inteligencia Artificial (IA) y aprendizaje automático o ‘Machine Learning’ (ML) para predecir y prevenir ciberataques contra la infraestructura bancaria para proporcionar una mayor seguridad tanto a las entidades financieras como a sus clientes.
Y como siempre, desde el punto de vista inversor, necesitamos referenciarlo a un índice que incluya las empresas que potencialmente se beneficiarán de una mayor inversión en sistemas, productos y servicios que ofrecen protección contra los ataques cibernéticos. MSCI propone el siguiente: MSCI ACWI IMI Cybersecurity Index
Podemos ver la rentabilidad de este índice contra el MSCI ACWI IMI (índice global) y como lo ha batido estos últimos años. Como dato podemos avanzar que el sector en 2020 supuso unos 118.000 millones de dólares a nivel global y se espera que aumente hasta los 210.000 millones de dólares en 2026. Los productos y servicios de ciberseguridad presentan históricamente una inelasticidad en su demanda, no siendo tan correlacionado con la inflación o los tipos de interés. El sector espera un aumento del 15% en los costes para prevenir y responder a ataques para los próximos 5 años.
El inversor que desea tener exposición a ciberseguridad puede comprar acciones de empresas directamente como Sophos, F-Secure, Nixu, Nortonlifelock, Cisco Systems, Palo Alto Networks, Check Point Software, Equinix, Fortinet, Okta, Vmware, Crowdstrike Hldgs, Splunk...
O bien invertir a través de un ETF:
O hacerlo a través de un fondo de inversión:
Lo que está claro es que la inversión en esta temática va a ser cada vez más importante conforme vaya creciendo el proceso de digitalización de los servicios públicos y privados. Para la confección de una cartera de inversión que presente una exposición a esta temática, le invitamos a que se ponga en contacto con su Empresa de Asesoramiento Financiero (EAF), quien le facilitará un asesoramiento personalizado.
René Bauch es asesor financiero de la EAF alicantina gCapital Wealth Management. Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda en [email protected].
Nota legal:
La presente publicación no supone una recomendación personalizada. Si fuera necesario, acuda a su asesor financiero para implementar la información recogida en el artículo.