Es shawarma, no es kebab. Y el que hace Omar es insuperable.
En Bekaa la carne de cordero no es de dudosa procedencia ni gira en un pincho, aquí el cordero se cocina a baja temperatura durante 14 horas después de haber sido sellado en la barbacoa. El pan que lo envuelve es markouk, un pan artesanal libanés que se preparan en las montañas y los pueblos. Es ligero pero con sabor. No enmascara al resto de ingredientes, sino que los acompaña con armonía. Es solo la base, pero hay más. "Hacemos el shawarma con una mezcla de cordero, perejil, tarator que es una salsa de sésamo que se hace con agua y limón –es como el ketchup de Medio oriente–. En cada bocado notas los tres sabores, el de la carne, el perejil y la salsa. También le añadimos tomates asados y cebolla", explica Omar Eid.
Desde hace unos meses, los miércoles y los jueves en Bekaa celebran los Shawama days con un menú a mediodía en el que el plato árabe es el protagonista en versión cordero, pollo o falafel para los que no comen animales. Si ya había muchas razones para visitar el restaurante libanés, la versión rolls royce de lo que en nuestra mente europea asociamos con el döner kebab, es otro motivo poderoso para volver.