Pensar en el restaurante de una tienda, bajo el paraguas de una marca, limita la seducción.
Viajar a otras ciudades y querer que la tuya tenga un wine bar como el que te ha enamorado está bien, yo diría que muy bien.
Hay pocos (cada vez menos) restaurantes en València donde comer un buen arroz.
Que Orobianco es el restaurante con las mejores vistas de la Comunitat es un hecho irrefutable.
El restaurante Erizo de Mar lo encuentras por sorpresa paseando por el barrio de El Cabanyal. Una pequeña joya aún por pulir un poco —solo un poco— en la que disfrutar de los sabores del mar con toques italianos y valencianos
Acapulco es, posiblemente, uno de las aperturas más infravaloradas de la ciudad, en un año por lo demás poco fértil en novedades lustrosas.
Komfort es saber que vas a comer de categoría por un módico precio.
Hacer una cocina a la altura de su bodega. Esa era la idea. Y lo han conseguido.
Fui con perros a la Casa del perro y ellos bebieron agua. Yo, vinos naturales.
Lo de Sendra es salitre, pulpo seco y cocina familiar.
Hay locales a los que uno llega sin saber previamente que lo haría, y cuando está ahí y ve que aún quedan pequeños paraísos donde ofrecen platos con honestidad, sin alardes y sin sobreprecios, si algo tiene claro es que su deber es contarlo.
Recuperar un bar y darle una segunda vida, virando el destino al que estaba abocado, debería ser considerado una obra social