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GRAND PLACE / OPINIÓN

¿Pero de qué van los del FMI?

20/12/2016 - 

No sé jugar al ajedrez. Mi primer novio ya me vaticinó que nunca aprendería porque no me resignaba a perder ni siquiera un peón. Y esto es lo que somos, simples peones en la partida que juegan los dueños de los mercados financieros, los que mueven los hilos y deciden las guerras…, sin sangre pero con lágrimas. La última jugada es de hace unos días y aún me cuesta digerirla. “El FMI pide a España subir el IVA y revisar el gasto en sanidad y educación”, rezaba el titular leído en toda la prensa. Porque no daba crédito a mis ojos y busqué y busqué por si trataba de un error de traducción, de una mala interpretación o de un misil teledirigido.

Y esto último es lo que parece. Y nos ha dado en toda la linea de flotación. Y nos hundimos. O eso es lo que pretenden. ¿Cómo? ¿Que en España los pobres aún no se mueren? ¿Que tienen médicos y hospitales gratis? ¿Que van a la escuela y a la universidad públicas? ¿Como en la Cuba de Fidel?

Parece que siguen preocupados por el déficit y la deuda pública. “España puede permitirse subir los ingresos recaudando en esta época de precios bajos”, dice Andrea Schaechter, economista alemana del Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus conclusiones del Artículo IV, publicado el pasado jueves.

Y por eso lo tenemos que pagar todos, no los que más ganan —a través de una política impositiva solidaria—, no quienes lo provocaron en aquel verano de 2012, cuando se decidió rescatar a la banca española, con el aval del Estado, es decir, con el dinero de todos los españoles. Hollande, Monti y Rajoy se reunieron en Roma en una inesperada alianza obligando a Berlín a aceptar la compra de las deudas española e italiana, y la recapitalización directa de la banca sin pasar por el Estado.

Recuerdo el pacto, televisado con una soleada Roma de fondo, y con la promesa en directo y en inglés de Angela Merkel, junto a los otros tres mandatarios, de que la deuda bancaria no la pagarían los Estados ni los ciudadanos. Pero cuatro meses después, la canciller alemana Angela Merkel no había cumplido su compromiso. El Gobierno español solicitó al Eurogrupo un préstamo para salvar a las entidades españolas en problemas, convirtiéndonos a todos los ciudadanos en su garante, es decir, en deudores.

El FMI ya había vaticinado en la primavera de aquel año que la banca española necesitaría 40.000 millones para salvarse. Fueron mil más. ¿Y qué es el FMI? No es una entelequia, no. Es una institución ligada a las Naciones Unidas y formada por 184 países, que se encarga de aconsejar a los gobiernos en políticas macroeconómicas, basadas en un neoliberalismo de control del déficit y del gasto público. ¿Les suena? Sí…, ¡y además también concede préstamos! Qué curioso…

Bien, pues este prestigioso organismo internacional cuenta en su haber con sus tres últimos directores procesados por la justicia: Rodrigo Rato, juzgado por el caso de las tarjetas black; Dominique Strauss-Khan, envuelto en escándalos sexuales en los juzgados que acabaron con su carrera política, y la actual directora Christine Lagarde —la única mujer que se atreve a llevar el pelo blanco con elegancia—, recién condenada en un caso de negligencia por adjudicar 403 millones de euros a un amigo empresario durante el gobierno de Sarkozy. ¿También les suena?

Pues, como llueve sobre mojado —especialmente estos días— vamos a hacer memoria de la amenaza histórica que desembocó en la crisis financiera mundial y en la nuestra en particular. Desde que cayó Wall Street en el 2008, el FMI viene pidiendo a España que baje los salarios. Hasta hace dos años seguían insistiendo.

¿Los de todos?¡Pues claro que no! Los de los altos directivos bancarios o de las grandes empresas no dudaron en subírselos escandalosamente, además de gozar de otras prebendas y privilegios, como incentivos fiscales y el perdón público de la ingeniería financiera que les permitió “evadir” impuestos y capitales. Como en este momento no tengo acceso directo a las fuentes, sólo reproduciré las cantidades sin los nombres: ejecutivos de eléctricas cobraban en el epicentro de la crisis hasta 12 millones de euros y ejecutivos bancarios superaban los 16 millones.

Pero lo más escandaloso es que también había sueldos astronómicos con dinero público, como los de la Sareb, el banco malo creado por el Gobierno y otras entidades financieras: de los 390.000 de su presidenta a los 95.000 de los empleados. El 45% de este dinero, de sus acciones, viene del FROB, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, dependiente del Banco de España y de dos ministerios. ¡Es-cán-da-lo!, que diría Raphael.

 Y ahora, a por lo que queda del Estado del Bienestar. Porque una sociedad sana y librepensante es muy peligrosa. O, como predijo el general falangista Millán-Astray en octubre de 1936, gritando con un parche en un ojo en el paraninfo de la Universidad de Salamanca frente a José María Pemán y Miguel de Unamuno: “Muera la inteligencia, viva la muerte!" Y allá vamos, a morir a la puerta de un hospital y a endeudarnos con préstamos de por vida para estudiar en la universidad, como ocurre en los Estados Unidos de América.  Y mientras tanto… vamos perdiendo peones.

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