VALÈNCIA. El presidente del certamen Urbe, Juan Valero, realiza una radiografía del sector inmobiliario y de la economía valenciana a pocos meses de la celebración de la más importante feria inmobiliaria del mediterráneo. El incremento de la superficie de exposición de Urbe 2019 -un 15% superior a 2018- augura un cierre definitivo a la crisis inmobiliaria, asegura.
Valero cree que la crisis ya se superó en nuestro entorno el año 2016, cuando los promotores retomaron su actividad paralizada como consecuencia de la crisis financiera. "El dinamismo se retomó de manera puntual en determinados enclaves, empezó en Madrid, Barcelona y Málaga y luego en la ciudad de València donde podemos decir que la actividad promotora ha tomado un cariz similar a los tiempos anteriores al boom”, indica en un comunicado.
En cuanto a la morfología del sector, el presidente de Urbe argumenta que, tras la paralización, las entidades financieras fueron las primeras "en cebar la actividad y después surgieron promotoras de nuevo cuño con capital extranjero". También se produjeron algunas fusiones entre ellas, algunas salieron a bolsa y otras esperan un mejor momento de los mercados para saltar al parqué. "Entretanto resurgieron algunas empresas supervivientes del ciclo anterior, a la vez que han surgido nuevas promotoras fruto de la unión de inversores con profesionales. En definitiva, el sector se ha recompuesto, pero con una fisonomía nueva. Hay una fuerte concentración entre las cuatro principales promotoras de ámbito nacional, pero a la vez hay un resurgimiento de las tradicionales junto a otras de nuevo cuño”, asegura Valero.
A su juicio, el encarecimiento del suelo, fruto de su escasez y los largos procesos administrativos que hay que asumir para su puesta en servicio, la lentitud de algunos ayuntamientos en la tramitación de las licencias de obra y por último la amplia, compleja y contradictoria normativa que se deben cumplir son algunos de los retos a los que se se enfrenta este sector.
Respecto al futuro de la Comunitat, Juan Valero explica que se entra en un periodo de estabilidad de precios con subidas moderadas acompasada con la mejora económica y de salarios. “Se nota, y es una tendencia positiva el apetito de nuestros vecinos europeos de compra de viviendas en nuestra ciudad”, afirma.
La mayoría del público asistente a Urbe en su pasada edición, según un estudio realizado por la entidad Cohispania, tenía entre 25 y 35 años y una prioridad por la vivienda de tres dormitorios con un precio entre 200.000 y 300.000 euros. Este estudio también reflejó que había una demanda importante por la vivienda de alquiler, así como interés de los inversores particulares por entrar en este mercado. “Un reto de cara a la nueva edición es atraer al público mayor de 35 años, que encontrará una importante oferta adecuada a sus necesidades”, concluye Valero.