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Los acusados por tratar de impedir el derribo de Forn de la Barraca dicen que fue una protesta "simbólica"

13/12/2022 - 

VALÈNCIA (EP). Los cuatro acusados de tratar de impedir en 2019 el derribo de una alquería de Alboraia para ampliar la V-21 --la conocida como Forn de la Barraca-- han declarado en el juicio que se ha iniciado este martes contra ellos que fue una protesta "simbólica y pacífica" para poner en valor la huerta de València ante el cambio climático, han recalcado su voluntad de colaboración "en todo momento" con la Guardia Civil y han señalado que su acción de atarse y subirse al tejado fue "improvisada".

Por estos hechos, el Ministerio Fiscal solicita para una de las acusadas cinco meses de prisión por un delito de resistencia, y para los otros tres un total de ocho meses de cárcel por desobediencia grave, así como a indemnizar conjunta y solidariamente a la Administración por el coste que supuso el desplazamiento de los servicios especializados que tuvieron que intervenir en la parcela para su desalojo. En el exterior de la Ciudad de la Justicia se han concentrado integrantes del colectivo Forn de Barraca para apoyar a sus compañeros .

Los hechos, según la calificación provisional de Fiscalía, sucedieron en una alquería abandonada en Alboraia que fue expropiada el 16 de julio para ampliar la V-21. En protesta, ciudadanos no identificados accedieron el 18 de septiembre sin autorización al inmueble y permanecieron allí de forma ininterrumpida para evitar su demolición.

Los cuatro acusados, según el escrito, llegaron horas antes de las 6.00 horas del 27 de septiembre, fecha prevista para el desalojo, y cerraron la puerta de acceso con un candado. Los agentes que accedieron identificaron en la zona no techada a varias personas, entre ellas a la primera acusada, que fueron "desalojadas con el uso de la fuerza mínima indispensable". Mientras un agente acompañaba a la acusada hacia la salida, esta se lanzó al suelo y comenzó a propinar patadas. Una de ellas alcanzó a la rodilla derecha del agente, aunque no sufrió daños al estar protegido por rodilleras.

Los restantes acusados "entraron y bloqueando las dos puertas de acceso". Posteriormente mientras una de ellos se ataba a la reja de la ventana, los otros dos accedieron al tejado con una escalera portátil que luego retiraron para impedir a los agentes el acceso. Los agentes que consiguieron entrar requirieron sin éxito a los acusados desde las 6.10 a las 9.15 que depusieran su actitud. Por ello, fue necesario el desplazamiento del Grupo Especialista de Intervención de Montaña (GREIM) y de componentes del Cuerpo de Bomberos para proceder al desalojo en condiciones de seguridad.

"No impedir el derribo, solo concienciar"

Los acusados han declarado que se enteraron por la prensa y redes sociales del inminente derribo de esta alquería centenaria y han asegurado que su voluntad no era impedir la demolición sino "visibilizar la causa" en defensa del Medio Ambiente. Según han contado pasaron la noche en la alquería y les despertó el ruido del helicóptero y de las patrullas. "Fue un despertar muy violento, traumático, pasó todo muy rápido", ha señalado una de ellas, que "no esperaba para nada" que ese día fuera a ser el desalojo.

Ha señalado que se ató a la reja y se puso un arnés que no eran suyos --"estaban allí"-- ha señalado-- como podía haberlo hecho otra persona, ha relatado que los agentes fueron "insistentes" en que se bajase, pero que ella les advirtió que no podía bajar sin riesgo porque podía caer al vacío y la dejaron "tranquila". Cuando llegaron los bomberos y le garantizaron medidas de seguridad sí que colaboró para subir al camión. "Fueron muy amables", ha señalado.

Por su parte, otro acusado ha señalado todo pasó "muy rápido" y de forma "espontánea". Alguien dijo, ha rememorado, que había arneses y subieron al techo y ha justificado que quitaron la escalera, que ya estaba allí, porque si no se aguantaba podía caer sobre alguien. Ha afirmado que "en ningún momento nadie" les dijo que bajaran, que no tenían visibilidad --"veíamos los agentes bajo, pero no lejos, no tuvimos contacto"--, ha asegurado que si le hubieran colocado una escalera de seguridad sí hubiera descendido y que cuando llegaron los bomberos colaboraron "en todo momento sin resistencia".

"Fue todo improvisado"

El último acusado, que ha afirmado que era la primera vez que participara en este tipo de acción, ha negado que siguieran "órdenes" -lo hablaron en unos 60 segundos--, ha afirmado que "en ningún momento" se dirigieron a ellos los agentes "de ninguna manera" y que si hubieran tenido medios seguros para bajar "por supuesto" que lo habrían hecho.

La primera acusada ha negado que ejerciera ninguna resistencia, ha afirmado que un agente le cogió de la mano y le dobló la muñeca y estaba "al borde de las lágrimas" del dolor. Le pidió que al menos la cogiera de otra forma, llegaron más agentes, perdió el equilibrio y cayó al suelo y se cubrió la cabeza porque estaba recibiendo patadas, ha contado.

Por contra, uno de los agentes que llegó de los primeros para asegurar la zona ha testificado que habían hecho un foso para dificultar aún más el acceso, ha asegurado que "las órdenes se comprendían"; que la chica se tiró al suelo y le dio una patadas en la rodilla y que los chicos del tejado "no tenían idea de bajar".

Otro agente de la Policía judicial ha afirmado: "Seguro que no fue una acción improvisada, los bomberos nos dijeron que llevaban muy buen material". Ha afirmado que "se les invitó a salir y se negaron absolutamente" y que se les informó de que podían incurrir en un delito de desobedecida. "Entendernos seguro que nos entendieron y nos oyeron", ha apostillado.

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