El presidente Sánchez se equivoca marginando otra vez a la provincia de Alicante con unos presupuestos generales para 2023 que dejan a nuestra provincia, de nuevo, a la cola de España en cuanto a inversiones.
Pero no es únicamente el PSOE el que vuelve a humillar a los casi dos millones de alicantinos, la quinta provincia de España. También lo hacen todos aquellos partidos políticos que sustentan al gobierno Frankestein en Madrid y que tienen plaza en la Comunitat Valenciana, como son Unidas Podemos y Compromís, los cuales desde que se conoció la noticia la semana pasada tratan de poner paños calientes a una realidad que nos ha dejado a la altura del betún.
Junto a esta provocación, totalmente innecesaria, debemos sumar la ausencia de un cambio en el modelo de financiación autonómico, que tampoco recoge el Anteproyecto de Ley de Presupuestos, y que a la postre vuelve a incidir en un ataque directo a nuestra provincia de Alicante y por consiguiente a todos los pueblos y ciudades que la componen.
El president Puig reclamaba en su discurso del Nou d’Octubre justicia fiscal para asegurar la justicia social y un reset autonómico ya que “necesitamos dar todos para ganar todos”. Pues bien, tras 8 años de Botànic lamentablemente el ganar, lo que se dice ganar para los alicantinos, se queda muy lejos y eso que el 50% de nuestros impuestos de IRPF va a parar a las arcas del Estado y el otro 50% a las arcas valencianas. Tanto Sánchez como Puig son los últimos responsables para un reparto justo y equitativo de unos presupuestos acorde, según nuestro Estatut, al peso poblacional que nos corresponde, pero que no se realiza.
Es por ello que todos los alicantinos tenemos el deber y la necesidad de reclamar aquello que es justo. Cada uno desde su parcela y con la fuerza necesaria para que se nos escuche y se nos otorgue. Son muchos los años que sufrimos este maltrato y no podemos cruzarnos de brazos ningún minuto más. La movilización de la sociedad civil se hace más necesaria que nunca.
Alacantins: en peu alcem-se.