Según el autor, "es un espectáculo sobre el individualismo, el neoliberalismo, la familia, lo inmaterial, la humanidad, lo grupal, el existencialismo, la supervivencia, la amistad, el amor. Nos salió un espectáculo sobre la vida"
VALÈNCIA (EP). El autor y director catalán Àlex Rigola presenta los próximos días 12 y 13 de diciembre en el Teatre El Musical (TEM) de València el espectáculo Aquest país no descobert que no deixa tornar de les seves fronteres cap dels seus viatgers, en el que se interroga sobre la muerte a través de las últimas impresiones de un hombre al final de sus días, y el legado vital que deja a su hija. Se trata de una propuesta escénica que "habla de la muerte para celebrar la vida", destaca la sala del Cabanyal-Canyamelar.
"Me encargaron hacer un espectáculo sobre la muerte, y a partir de ahí surgieron muchas preguntas, la mayoría con respuestas muy variadas, otras sin respuesta, otras impensables", comenta el autor sobre la obra, cuyo listado de temas subyacentes es casi tan largo como su propio título. "Al final nos salió un espectáculo sobre el individualismo, el neoliberalismo, la familia, lo inmaterial, la humanidad, lo grupal, el existencialismo, la supervivencia, la amistad, el amor. Nos salió un espectáculo sobre la vida", recuerda.
La aproximación de Rigola a una cuestión tabú se produjo a través de una de sus colaboradoras, la actriz y asistente de dramaturgia Alba Pujol. Su padre, el catedrático de Historia de la Economía Josep Pujol, afrontaba entonces su último ciclo de quimioterapia consciente de que no había ya ninguna esperanza para el cáncer que padecía. Accedió a entrevistarse con Rigola acerca del final de la vida y su proceso de aceptación, y las conversaciones entre ambos derivaron en 180 páginas de transcripciones que con el tiempo se fueron perfilando hasta formar el texto definitivo.
Alba Pujol se interpreta a sí misma y sobre las tablas es ella quien pregunta a su padre, interpretado por Pep Cruz. "Es un canto a la vida en el que padre e hija hablan de varios temas mientras preparan el funeral y el entierro", señala el responsable de la pieza. "Se despiden y hablan sin tapujos de todo lo que rodea a la muerte cuando la tienes muy cerca".
Rigola (Barcelona, 1969) posee un lenguaje muy particular gracias al cual se ha convertido en uno de los referentes escénicos de los últimos tiempos. Sus obras son dinámicas, hablan abiertamente de cuestiones poco condescendientes y presentan multitud de elementos visuales y sonoros que no dejan indiferente a nadie. Son montajes donde la dramaturgia clásica convive con la danza, las influencias del spaguetti-western o los disc-jockeys en perfecta armonía.
En el universo de Rigola caben todo tipo de autores, desde Kafka a Woody Allen pasando por Shakespeare, Lorca o David Mamet, moldeados siempre a imagen y semejanza de su propia creatividad. Y caben también toda clase de personajes, incluidos aquellos de los que la gente huye y a los que ni siquiera se atreven a nombrar.