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opinión

Aumenta el riesgo de 'guerra comercial' completa entre EE UU y China

La economista de Pictet considera que el camino hacia un acuerdo final entre americanos y chinos "probablemente sea largo y lleno de baches" 

20/06/2018 - 

MADRID. La Administración Trump, tras idas y venidas incluyendo signos de distensión, finalmente va a imponer un 25% de aranceles a importaciones de China por valor de 34.000 millones de dólares desde el 6 de julio y otros 16.000 millones a decidir más adelante. Apunta al sector aeroespacial, tecnologías de información y comunicaciones, robótica, maquinaria industrial, nuevos materiales y automóviles, pero no teléfonos celulares ni televisiones de uso común y además lanza una advertencia a la política industrial 'Made in China 2025'. El motivo de la Administración Trump es que se considera prácticas irrazonables y discriminatorias de China en transferencia de tecnología, innovación y propiedad intelectual.

En represalia el Gobierno chino ha anunciado medidas de misma escala e intensidad a importaciones de EE UU en 545 categorías, por valor de 34.000 millones de dólares, incluyendo automóviles y productos agrícolas, soja, carne y aves de corral. Una segunda lista puede incluir 114 categorías, incluyendo carbón, petróleo, gasolina y equipamiento médico, por valor de 16.000 millones de dólares. El número de categorías ha aumentado de 106 a 659, sin aeronaves, pero ha aumentado significativamente respecto a importaciones agrícolas de Estados Unidos. Así que ha aumentado el riesgo de 'guerra comercial' completa. Ahora hay que ver si Trump impone aranceles adicionales a las importaciones chinas por valor de otros 100.000 millones de dólares. Ello puede interrumpir las cadenas de suministro y tener un impacto más significativo en el crecimiento norteamericano y sobre todo de China. De hecho hay que vigilar si una intensificación de la tensión afecta a la confianza empresarial en Estados Unidos.

Por ahora los aranceles sobre 34.000 millones de dólares de importaciones pueden tener un impacto insignificante en las economías de EE UU y de China, menos de 0,1% del PIB de ambas. Hay que tener en cuenta que en 2017 Estados Unidos importó mercancías por valor de 506.000 millones de dólares de China y exportó a China por valor de 130.000 millones. De hecho por el momento seguimos considerando que esto es parte de una estrategia de negociación de la Administración Trump para lograr un acuerdo comercial con las autoridades chinas, aunque de forma peligrosa. Sin embargo el camino hasta un acuerdo final probablemente va a ser largo y lleno de baches.

Ajuste de tipos de interés por parte de la FED

Por ahora nuestra previsión de rentabilidad a vencimiento para la deuda del Tesoro a diez años de EE UU para finales de 2018 se mantiene en 3%. Pero en caso de escalada hacia aranceles adicionales a las importaciones chinas por valor de 100.000 millones el impacto económico sería más fuerte y la Reserva Federal se vería forzada a una pausa en el ciclo de ajuste de tipos de interés, incluso si inflación al consumo aumentara por encima del objetivo del 2%, que vería transitorio. En ese caso bajaríamos nuestra estimación respecto a rentabilidad de la deuda de EEUU, por su condición de activo refugio.

Hay que tener en cuenta que la posibilidad de aranceles a las importaciones chinas ha estado presente cuando la Reserva Federal ha subido tipos de interés el 13 de junio. Powell ha considerado una 'guerra comercial' un "riesgo" más que contratiempo real para el crecimiento, repitiendo que el sentimiento empresarial sigue inafectado. Así que la Reserva Federal puede mantener el ajuste tipos en 'piloto automático', a ritmo de subida de 0,25% cada trimestre hasta mediados de 2019. Lo que puede obligarla a una pausa es una marcada desaceleración macroeconómica o volatilidad en los mercados financieros, para lo que va vigilar especialmente los datos de nóminas, para ver si empleo se ve afectado, aunque precisará evidencia.


Si se acaban imponiendo aranceles a importaciones de China por valor total de 150.000 millones de dólares el impacto en la economía del país asiático podría ser mucho mayor. El Gobierno chino ha prometido igualar el aumento de aranceles en escala e intensidad, pero le sería difícil igualar 25% adicional sobre 100.000 millones de importaciones de China. En 2017 sus importaciones totales de productos estadounidenses sumaron 130.000 millones (150.000 por estadísticas de China), así que tendría que subir aranceles a cada producto importado de EE UU, incluyendo categorías sin sustitutos inmediatos, como semiconductores, generando interrupción de las cadenas de suministro, especialmente en electrónica

Por otra parte, China podría tomar represalias mediante barreras adicionales no arancelarias a un gran número de empresas estadounidenses que operan en el país asiático. En cualquier caso una solución negociada es de interés del Gobierno chino. Hasta ahora sus medidas de represalia parecen destinadas a presionar a grupos de interés internos en EE UU para que ejerzan presión en la Administración de Trump.

'Halcones' del comercio en la Casa Blanca

Sin embargo, el camino hacia un acuerdo final probablemente sea largo y lleno de baches. Hay que tener en cuenta que el aumento en 25% de aranceles es indicativo de influencia de los 'halcones' del comercio en la Casa Blanca, en particular el grupo informal de Wilbur Ross (secretario de Comercio), Peter Navarro (asesor comercial) y Robert Lighthizer (representante comercial de EE UU), a expensas de más moderados como Steven Mnuchin, secretario del Tesoro. Ross ha demostrado afán de sancionar a China incluso si significa 'algo de dolor' para la economía de EE UU a corto plazo, en un umbral mucho mayor que el de otros funcionarios y con propensión a un compromiso menos pronunciado. Además se observa cierta vacilación del Congreso para frenar la retórica agresiva de la Casa Blanca, donde el liderazgo Republicano en el Senado parece dejar la política comercial en manos de Trump. 

A ello se añade un número creciente de miembros del Congreso que parecen compartir la opinión de Trump de que EE UU necesita ser más estricto con China y, lo que es más peligroso, parece que hay menos temores respecto a las consecuencias económicas de la retórica agresiva para la economía estadounidense.

Lauréline Chatelain es economista de Pictet WM

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