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Los bancos centrales ya no dan miedo a los inversores

Febrero empezará fuerte en los mercados: el miércoles 1 se conocerá el resultado de la reunión de la Reserva Federal y al día siguiente será el turno del BCE

31/01/2023 - 

MADRID. O al menos ese es el discurso que se viene leyendo y escuchando en diversos foros y en bastantes fuentes en las últimas semanas. Nosotros ya nos hemos posicionado en varios de los últimos artículos que hemos escrito y que los habituales de Valencia Plaza conocen: Nos parece excesivamente preocupante y peligrosa la complacencia con la que están actuando los mercados, especialmente desde el comienzo del año.

El optimismo sigue aumentando y los inversores no dejan de incorporar a sus carteras activos de riesgo, y no sólo hablamos de las bolsas. Basta ver el rally que ha emprendido el bitcoin, que ha vuelto al nivel de los 23.000 dólares por primera vez desde agosto de 2022. En nuestro modesto punto de vista no creemos que los bancos centrales estén felices con el panorama porque entendemos que sería necesario mantener 'cierta tensión', una presión negativa sobre los mercados financieros y sobre la economía para garantizar que la inflación continúe cayendo y que lo haga al nivel más cercano al deseado 2%.

Una recuperación temprana de la economía -impulsada especialmente por los mercados financieros- haría que los esfuerzos de los bancos centrales hayan sido en vano. Pero como también hemos dicho muchas veces, es muy difícil llevar la contraria a los mercados y actualmente en estos, la idea generalizada es que el techo de los tipos de interés está a punto de ser alcanzado. Y el mercado de bonos se está moviendo en la misma dirección -no tan exuberantemente- pero en el mismo sentido. Y esto probablemente sea cierto en Estados Unidos, pero no lo tenemos tan claro en Europa.

Los responsables de la FED ya telegrafiaron hace meses sus movimientos de subidas de tipos: una de 50 puntos básicos antes de terminar 2022 y otras dos o tres más de 25 puntos básicos en las primeras reuniones del Comité de Mercados de 2023 para luego, previsiblemente, quedarse ahí.

Sin reducción de balances

Pero en Europa lo más probable es que los tipos suban hasta niveles cercanos al 4% antes de detenerse. Con el entorno de endeudamiento más elevado de la historia no parece lógico pensar en que las cosas van a ir a mejor. Y todo ello teniendo en cuenta que los bancos centrales no han comenzado todavía el proceso de reducción de sus balances.

Otro de los argumentos que se están utilizando se refiere a la resistencia que está mostrando la economía. La semana pasada se publicaron los indicadores PMI (índices de gestores de compra) a uno y otro lado del Atlántico, que muestran una mejora, especialmente en Europa, generando esperanzas de que la Unión Europea evitará una recesión.

Christine Lagarde, presidenta del BCE, y Jerome Powell, su homólogo de la FED. Foto: BCE
Prácticamente lo mismo se ha concluido en Estados Unidos. Aunque la semana pasada parecía que 'las malas noticias volvían a ser malas noticias', apenas unos días después se argumenta que si el dato es más robusto de lo esperado es tranquilizador desde el punto de vista macroeconómico y puede llevar a un aterrizaje suave. Por el contrario, si los datos son peores reforzarían el escenario de una FED obligada a volver a una política más acomodaticia, para evitar una recesión.

La economía, como ciencia social que es, nunca es que haya sido muy exacta. Pero lo de esta última década nos hace confirmar que, si alguna vez hubiésemos pensado otra cosa, estamos cada vez más lejos – pero muy muy lejos - de pensar que alguna vez podría convertirse en una ciencia exacta.

Atentos a los discursos

La gran pregunta ahora es ver si FED y BCE se sienten en condiciones de poner orden y no perder el control. En tres palabras: de dar miedo. La semana pasada fracasaron varios miembros de una y otra organización en sus intentos de reformular 'avisos y advertencias', mientras que en los próximos días ya no habrá más intentos, ya que hemos entrado en el período de 'silencio legal' que precede a sus próximas reuniones de primeros de febrero.

El problema no está en el importe de las subidas, que las habrá pero que serán moderadas, sino residirá en el discurso que presente las decisiones que se tomen. Los días 1 y 2 de febrero lo veremos como también si los mercados siguen ignorando o no los mensajes de firmeza dados por los bancos centrales.

Antonio Castelo es analista de iBroker

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