Jordi Sebastià (Compromís) defendió en el Europarlamento votar en contra de ampliar su importación sin aranceles
VALENCIA. “Sin semillas, muy jugosa y dulce, de textura y sabor atractivo”, la describen las grandes compañías importadoras. Ésta es la naranja que nos seguiremos encontrando hasta noviembre, en el supermercado y en la tienda de la esquina. Se trata de la naranja sudafricana, que ha competido con la chilena a un euro y medio la pieza durante este verano y que, gracias a los acuerdos con Bruselas, competirá con la valenciana durante este otoño incluso en nuestra casa. El pleno del Parlamento Europeo votó este miércoles en Estrasburgo por dos tercios a favor la ampliación de la entrada de naranja sudafricana en territorio de la Unión Europea, a través del acuerdo económico con la Comunidad de Estados de África del Sur.
El eurodiputado valenciano de Compromís, Jordi Sebastià, que integra la comisión de agricultura en el grupo europeo ALDE-Els Verds, defendió encendidamente el “no” con una enmienda a la propuesta de acuerdo de modificación del régimen de importación de cítricos de Sudáfrica. No obstante, la cámara aprobó con 407 a favor y 216 en contra la ampliación a la entrada de cítricos desde Sudáfrica sin aranceles hasta el 30 de noviembre.
Hasta ahora, los cítricos, sobre todo la naranja de Sudáfrica sólo podían entrar sin aranceles en territorio de la Unión hasta el 15 de septiembre de cada año. De ese modo, la naranja producida durante el invierno africano se comercializaba en el verano europeo, cuando no hay producción autóctona y, por tanto, sin competencia de ambas producciones en el mercado. Con la revisión que prevé el nuevo Acuerdo de Asociación Económica, se alargar ́s el periodo de entrada sin aranceles, por lo que durante los meses de noviembre y diciembre, periodo de máxima productividad para la naranja valenciana, se juntarán en el mercado el stock de naranja importada de Sudáfrica y la producida en las comarcas valencianas.
Jordi Sebastià explicaba que a ello se añaden los problemas que supone la importación de naranjas sin control, por el peligro de contagio de la plaga llamada black-spot. “Las normas europeas de sanidad vegetal prevén que si se detectan más de 14 casos de esa plaga en naranja importada desde Sudáfrica, las fronteras deben cerrarse. Pero este año el número de detecciones ha sido muy superior y, debido a la presión de los importadores, las naranjas africanas han seguido entrando”, añadía el eurodiputado.
Las organizaciones españolas representativas del sector citrícola se han dirigido a los miembros del Parlamento Europeo y a la Secretaría de Estado de Comercio de España, para protestar por esta decisión y pedir su bloqueo. Consideran que esta liberalización – de la que no habían sido prevenidos y que no ha sido precedida del debido estudio de impacto– supondría “un durísimo golpe para el sector”. Un sector extremadamente sensible a cualquier sobre-oferta –especialmente en el comienzo de su campaña– y que encuentra en los últimos años serias dificultades para garantizar la rentabilidad de sus productores.
Por otra parte, los productores citrícolas han alertado sobre la situación de un mercado comunitario muy saturado, en el que ya entraron en 2015 más de 400.000 toneladas de naranjas sudafricanas y que está aún más copado, después del veto ruso a las importaciones de la UE. Las organizaciones han lamentado finalmente, “la falta de reciprocidad y el desequilibrio entre las negociaciones de la administración europea destinadas a abrir las puertas de la UE y la política comercial ofensiva de la UE, con costosísimos protocolos de exportación que limitan la competitividad de los operadores que pretenden abordar mercados de terceros países”.
El pasado 10 de junio la Comisión Europea firmó un Acuerdo de Asociación Económica con la Comunidad de Estados de África del Sur que implica, en el caso de las naranjas, la ampliación hasta final de noviembre del periodo en el que Sudáfrica puede exportar naranja a la UE libre de impuestos.
Esta decisión debe ser ahora ratificada por los países de la Comunidad de Estados de África del Sur, y en paralelo, por el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, cuya aprobación acaba de producirse . Dependiendo de la duración del proceso de ratificación y si éste no se detuviera, el desmantelamiento progresivo de aranceles podría comenzar ya en 2016. Se abriría así la puerta al incremento del volumen de naranjas de Sudáfrica (primer exportador mundial de cítricos después de España) en el mercado comunitario, precisamente en el periodo de máxima actividad de las naranjas españolas. “Una vez más, las producciones mediterráneas pagarían el coste de las relaciones comerciales y políticas de la UE con países terceros”, explican las compañías citrícolas.
Las organizaciones no se han mostrado ajenas al espíritu de estas concesiones de las instituciones comunitarias hacia los estados de África del Sur, que persiguen el propósito de ayudar al crecimiento económico de esa región a través de su apoyo a su sector agrícola. Sin embargo han reclamado su legítimo derecho a contar, ellos también, con “el apoyo de la UE para crecer económicamente”. A través de una carta remitida la semana pasada, han criticado también la falta de transparencia, la ausencia de un estudio de impacto y de medidas compensatorias para los perjuicios que ocasionaría el Acuerdo.
Este duro golpe al sector citrícola español llegaría poco después de que la Comisión dispusiera aligerar las condiciones de control fitosanitario en frontera de los cítricos procedentes de Sudáfrica, con su Decisión de Ejecución 2016/715, al dictado, nuevamente, de los intereses comerciales de aquél país y de los importadores de los Estados Miembros de la UE no productores. Con este Acuerdo, se fin ignoran las advertencias de la Agencia Europea de Salud Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés), que sigue llamando la atención sobre el riesgo que entrañan las importaciones citrícolas desde Sudáfrica, dado que este país sigue sin atajar sus problemas derivados de la plaga de “mancha negra”, conocida como black spot, y poniendo en peligro en este caso 600.000 hectáreas de cítricos en Europa.