VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València afronta una semana decisiva. El próximo viernes está previsto que se celebre el pleno de organización de la corporación local. Una jornada en la que se desvelarán desde qué competencias tendrán cada uno de los concejales, o se aprobará la retribución que percibirán, los ediles en los que recaen las dedicaciones parciales y el número de asesores máximo con los que podrán contar este mandato, entre otras muchas cuestiones.
Toda una serie de pormenores que la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, ha estado definiendo a lo largo del último mes y medio -tomó la vara de mando el pasado 17 de junio- y entre los que también ha introducido un cambio relevante: la fecha en la que se celebrarán los plenos ordinarios a partir de ahora. Durante los próximos cuatro años, el último martes de cada mes será el día en que todos los concejales se reúnan en pleno y el gobierno se someta a la fiscalización de la oposición.
El cambio no es baladí. En la legislatura pasada, los plenos se celebraban el último jueves de cada mes. Sin embargo, ese día de la semana es ahora problemático para el actual gobierno local, dado que la alcaldesa es también diputada en Les Corts Valencianes y el Parlamento autonómico celebra sus sesiones plenarias los miércoles y jueves. Normalmente, de manera quincenal.
Por lo que, de haber mantenido los plenos municipales los jueves en este mandato, con toda probabilidad se habrían solapado las agendas y hubiera debido renunciar a asistir a alguna jornada. Algo que ya sucedió en la legislatura pasada. No obstante, el escenario ahora es diferente, dado que en esta ocasión, Catalá es la primera edil y en el pasado era portavoz del grupo Popular en la oposición.